País Josette Altmann, nueva secretaria general de Flacso

“La solución a la pobreza pasa por políticas públicas de calidad”

Historiadora y politóloga, primera mujer a cargo de la institución, se refirió con optimismo y cautela a la actualidad latinoamericana

La costarricense Josette Altmann es la primera mujer en asumir la secretaría general de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en 60 años de existencia de ese organismo.

En entrevista concedida a UNIVERSIDAD, insistió en la idea de que el trabajo en ciencias sociales debe traducirse en “políticas de calidad” que tiendan a disminuir la pobreza y la desigualdad.

¿Qué camino deben tomar las ciencias sociales en América Latina en el siglo XXI?

-La gran tragedia para las ciencias sociales de América Latina es que cuando por fin logramos las respuestas, nos cambiaron las preguntas. Es uno de los grandes desafíos que, como facultad de ciencias sociales y además como organismo internacional regional de América Latina y casi 60 años de existencia, tiene la Flacso en los próximos años: nuevamente construir el pensamiento, dar respuesta a las nuevas preguntas.

Si usted mira cómo ha cambiado la geopolítica a nivel mundial, no se puede hablar de una sociología nacional o regional, se tiene que hablar de una sociología globalizada. ¿Cuál es en realidad la fractura más grande que divide en este momento al mundo?  Yo diría que es entre quienes apuestan por la globalización y por el otro lado está el tema de la soberanía y quienes apuestan más a los temas nacionales. ¿Entonces, cómo se perciben en esta gran fractura modelos de desarrollo, políticas públicas, el Estado, la gobernanza?

Usted es la primera mujer en ocupar este cargo en 60 años. ¿Por qué cuesta tanto avanzar en equidad de género?

– No solamente como cientista social, sino como mujer en la historia de todas las mujeres, ¿cuándo no ha habido uno o varios episodios de discriminación? Aún se siguen dando luchas en la paridad, en la variedad de género en temas de acceso a puestos de poder no solamente de instituciones como la Flacso o de las propias universidades, sino en partidos políticos.

Se sigue peleando por la igualación de los derechos de las mujeres y más que todo de los derechos ciudadanos en cuanto a que se sigue haciendo una discriminación salarial.

La composición social ha cambiado, quienes llevan el sustento a la casa no necesariamente son hombres, también son mujeres.

Son cambios que se vienen dando en la modernidad y creo que son importantes para abrir espacios.

Se tiene que romper con ciertos patrones, todo eso cuesta y lleva su tiempo, son cambios de actitud, no en tolerancia, sino en respeto.

¿Qué opinión le merece la afirmación de que la solución a la pobreza pasa por el empoderamiento de las mujeres?

La solución a la pobreza pasa por políticas públicas de calidad que incidan en la población. No quiero verlo como un tema de género, sino de política pública en general.

Es importante crear mecanismos de igualación de derechos entre la ciudadanía, políticas promocionales que den pisos sólidos a aquellos estamentos vulnerables de la sociedad, que promuevan acceso a oportunidades. Muchas veces las oportunidades quedan muy lindas escritas en el papel y no llegan.

Es más, desde el 2000 en Costa Rica hay estudios que señalan que la pobreza extrema se puede erradicar. Pobreza siempre va a haber, pero la pobreza extrema que es la más indigna se puede erradicar con políticas públicas que permitan acceso a oportunidades.

¿Cuáles son las grandes políticas públicas? Educación, y por eso una de las cosas que más me genera ilusión de estar en la Flacso, es la posibilidad de incidir y mejorar la calidad de vida a través de la formación de cientistas sociales -hombres y mujeres- de calidad, porque además este tipo de personas va a incidir en la elaboración de políticas públicas.

Es un pendiente en América Latina, porque somos la región más desigual del planeta.

Un desafío importante es la integración. Siempre digo que en este tema está presente el dilema de Penélope, lo que tejemos en el día, lo destejemos en la noche. En los últimos años Penélope ha estado destejiendo no solo en la integración, sino en lo económico y lo social. Son desafíos cruzados por temas transversales como la violencia, el crimen organizado, el terrorismo, la pobreza.

En El Salvador se han visto testimonios de cómo empieza a incidir el ejército, Honduras vive una situación bastante tensa, por ejemplo con el asesinato de Berta Cáceres. ¿Cómo valora el estado de la democracia en nuestro vecindario inmediato?

-Pienso no solamente en Centroamérica, sino en América Latina. Quiero ser optimista, si usted analiza el estado de la calidad de la democracia en América Latina en los últimos 35 años, en este momento es la región del mundo que tiene más democracias y gobiernos elegidos en elecciones básicamente limpias, representativos de la voluntad popular. Es muy importante resaltar eso.

Quiero ser optimista con cautela. Alain Rouquié decía que la democracia está entre la esperanza y la sospecha, hago mías sus palabras. Las elecciones libres en América Latina se han expresado de manera contundente no solamente con alternancias en el poder, sino con continuidades. La continuación o alternancia en el poder es producto de la voluntad de los pueblos. No se puede señalar lo contrario al día de hoy.

¿Eso se puede aplicar tanto en México como Venezuela?

-Venezuela de una u otra manera ha ido cerrando sus pasos para una salida a la crisis que vive, de manera que no sea una ruptura violenta, porque se han ido cerrando todos los canales de diálogo. Es una diferencia importante.

En México uno de los hechos que más golpea el tema de la gobernabilidad democrática, es el de las violencias expresadas en ese país. Pero si hablamos básicamente de democracia electoral siguen siendo elecciones que han pasado a través de los observadores y son válidas.

¿Cómo evalúa el futuro inmediato de Nicaragua, que va a elecciones en noviembre sin oposición ni observadores y apunta a una consolidación de un poder prácticamente dictatorial?

-Yo no iría a esos extremos, sin embargo no puedo explicarme -teniendo el gobierno de Nicaragua una aceptación como la que se señala- por qué en primer lugar elimina los derechos de 18 parlamentarios de oposición y empieza a tensionar el diálogo democrático entre gobierno y oposición, que creo es el punto en el que estamos. Sí hay preocupación.

En Colombia los acuerdos de paz deberán ser ratificados mediante una consulta popular y el expresidente Álvaro Uribe ya hace campaña para rechazarlos. ¿Cuál es su valoración de esa coyuntura?

En primer lugar, como latinoamericana lo que hago todos los días es congratularme de todo este proceso.

Si uno quiere empezar a comprender lo que ha sido la guerra, todo el desagarre que ha vivido el pueblo colombiano, tiene que pensar que hay dos generaciones de colombianos que no conocen la paz.

Recuerdo unas sabias palabras del Embajador de El Salvador cuando dijo que un proceso de paz no culmina con la firma, más bien inicia con todo el tema de la reconciliación, de incorporar a los diferentes grupos a la sociedad y cómo además se generan las políticas públicas necesarias para generar el bienestar de las mayorías; porque en un proceso de paz al acabarse la guerra tienen que generarse los mecanismos que propicien el bienestar del pueblo colombiano en paz, lo que significaría que en vez de invertir en armas, tienen que invertir en la paz.

Además tiene algo muy importante que va más allá del pueblo colombiano, y es que el proceso de paz tiene acompañamiento internacional, y esos son los garantes.



Trayectoria

Altmann es licenciada en historia y posee una maestría en ciencias políticas, ambas de la UCR. Su currículum incluye también un doctorado en Humanidades de la Universidad de Leiden, Holanda.

Entre 1990 y 1994 fue primera dama de la República, con José María Figueres Olsen. A partir de 1995 fue secretaria Pro-Témpore de la Comisión Regional de Asuntos Sociales de Centroamérica (CRAS) y posteriormente miembro del Consejo de Integración Social de la Región Centroamericana (CIS) hasta 1998.

Entre el 2006 y 2012 se desempeñó como coordinadora regional de cooperación internacional y directora del Observatorio de Integración Regional Latinoamericana (OIRLA) de la Flacso. Es autora o editora de más de 70 publicaciones.

Hizo constar su agradecimiento al gobierno de Costa Rica por haber propuesto su nombre a la secretaría general de Flacso, “pero también a todos los países que al final votaron por la candidatura, que se ganó por aclamación”.



 

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