La recuperación de los empleos tras la crisis provocada por el COVID-19 avanza más lento en Costa Rica que en el resto de países de América Latina y el Caribe, según datos recientes de la Organización Internacional del Trabajo.
En la nota técnica, divulgada el pasado miércoles y titulada «Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe, una recuperación insuficiente y desigual» la organización señala que al primer trimestre del 2021 Costa Rica tiene la mayor tasa de desocupación entre 13 países analizados.
Según el documento, la desocupación total en la región está en 11%, mientras que el porcentaje de personas desempleadas y buscando empleo en Costa Rica asciende a 18,7%.
En comparación, el país con la segunda tasa más alta es Colombia, con 15,8% y Brasil, con 14,7%. Cabe destacar que previo a la llegada de la pandemia los tres países tenían tasas de desempleo que rondaban el 12%.
Paradójicamente, según los datos que analiza el documento, la economía costarricense no fue de las más afectadas por la crisis, aunque sí lo fue el mercado laboral. 
Según detalla el texto, la variación de -4,1 que sufrió el país en su Producto Interno Bruto (PIB) fue peor para todos los países de América Latina y el Caribe, exceptuando a Guyana, Paraguay, Guatemala y Nicaragua.
Cabe destacar que esta tasa debe analizarse contemplando que en algunos países la misma no es más alta porque las personas trabajadoras dejaron de buscar trabajo, es decir, salieron del mercado laboral y no se contabilizan como desempleadas. De hecho, el informe señala que la tasa de participación económica pasó de 62% a principios del 2020 a 59% al primer trimestre de este año.
El peso de la población que trabaja en servicios caracterizados por la necesidad de contacto cercano, como el turismo o los servicios domésticos, explicó la organización, «tuvo un efecto contractivo significativo en la ocupación al ser sectores relativamente más intensivos en la utilización de mano de obra».
Adicionalmente, los ingresos en los hogares costarricenses cayeron en un 20,3% entre finales del 2019 y finales del 2020, con una mayor afectación (32.5%) sobre las personas ocupadas de manera informal.
La nota afirma que aunque «es esperable un mayor dinamismo económico y del empleo en la segunda mitad del año 2021 –condicionado a la velocidad del proceso de vacunación y a la contención de las nuevas variantes del virus-, seguramente la tasa de desocupación continuará siendo una variable crítica al menos en el mediano plazo».
Además, indica que podría darse el efecto conocido como «trabajador adicional”, que genere número mayores de personas desocupadas, pues es probable que nuevos grupos de personas ingresen a la fuerza laboral pues necesitan generar ingresos.
