País Entrevista intensivista CCSS, Marco Boza

“La gravedad del COVID-19 no es física, es institucional y social”

-De acuerdo con el médico intensivista, Marco Boza, el sistema de miedo y las amenazas con bolsas de muertos ya cansa. Lo más importante es educar a las personas para que comprendan que deben protegerse y proteger a los demás, así como dotar o facilitar a la población los recursos necesarios para lograr este objetivo.

“La gravedad del COVID-19 no es física, es institucional y social”, concluyó el intensivista de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Marco Boza, al analizar la gravedad del SARS-CoV-2 en Costa Rica.

Boza es médico intensivista del Hospital Calderón Guardia y desde antes que se presentara el primer caso de COVID-19 en el país, la Caja  ya lo mostraba como uno de sus voceros en cuanto al tema. Sus días, actualmente, los pasa en una sala de cuidados intensivos dando atención médica a los enfermos por COVID-19, algunos de ellos logran ganar la batalla, otros mueren luchando por sus vidas.

Al ser un virus desconocido, los hallazgos han sido plato de todos los días: nuevos síntomas, tratamientos, medicamentos, afectaciones, entre otros. Pero, ¿es el SARS-CoV-2 peligroso o solamente muy contagioso?

“¿Es COVID-19 altamente contagiosa? Sí, lo es. Es un virus que afecta a muchas personas en un corto plazo de tiempo. SARS-CoV-2 es muy virulento, produce enfermedad con mucha facilidad pero cuando vemos el perfil de la enfermedad que produce, en un 95% de los casos es una gripe leve que lo que produce es dolor de cabeza, dolor de cuerpo, tos, pérdida de olfato, diarrea. ¿Es esto grave? De ninguna manera”, señaló Boza.

“El sistema de miedo ya cansa, el sistema de amenazas con bolsas de muertos ya cansa, el sistema más efectivo podría ser una orden sanitaria, y esa es la catástrofe, porque la orden obliga a permanecer en la casa 15 días, pero hay casos en que tardan incluso más que eso”, Marco Boza, médico intensivista.

“El problema es que un 5% requiere de hospitalización. Conforme aumentan los números asociados a la alta contagiosidad del virus, aumenta el número de personas internadas. Más que agresivo, es contagioso y virulento. La gravedad del COVID-19 no es física, es institucional y social. Las personas que requieren hospitalización generalmente son las más vulnerables, las que por alguna razón ya estaban debilitados, tenían un aparato inmune comprometido o ya estaban sometidos a un proceso crónico de inflamación, tales como los obesos, diabéticos mal tratados, fumadores, las señoras que cocinan con leña, y las personas mayores”, añadió.

El SARS-CoV-2 es el virus que llegó a desnudar a las distintas sociedades del mundo, y en Costa Rica, específicamente, las medidas de contención de salud pública, han provocado gran impacto social.

“El COVID 19 es una tragedia en los hogares de clase media para abajo. Está incrementando de un 21% a 29% aproximadamente el nivel de pobreza y de miseria en Costa Rica. Eso no es por el virus, es el miedo, el impacto de las medidas que evitan la enfermedad. Las medidas de contención de la enfermedad están trayendo como consecuencia un impacto negativo en la economía nacional. Como consecuencia 100.000 chicos tuvieron que abandonar la educación formal, es el fenómeno social. El problema es que estamos teniendo hogares que están entrando a miseria, el 24% de desocupación del país es escandaloso. Cuando se acabe el COVID-19  se va a quedar la miseria”, destacó.

“El hecho de que haya más de 135 mil personas contagiadas a mi no me preocupa como médico, me preocupa como costarricense. Esas 135 mil personas tienen orden sanitaria que los obliga a ellos y a su núcleo a permanecer en cuarentena durante 15 días independientemente de si tienen COVID o no. Durante 15 días, si eran proveedores, esos están en cesantía”, agregó.

Aunado a las necesidades, según Boza, se suman problemas relacionados con la salud mental de las personas, lo cual se ve reflejado en un aumento de casos de violencia. Además el sistema hospitalario se ve golpeado por el crecimiento de las listas de espera de consultas, procedimientos y cirugías de otras patologías, las cuales han pasado a un segundo plano en medio de una pandemia.

¿Cómo lograr el equilibrio entre la parte sanitaria y las finanzas del país?

 Lograr el equilibrio entre la salud y las finanzas del país es difícil, afirma Boza, pues para contener la enfermedad a nivel masivo hay que implementar medidas que afectan la economía.

“El reto magnífico es cómo educamos a las personas para que comprendan que tienen que protegerse y proteger a los demás y cómo dotamos o facilitamos que estas tengan recursos para protegerse y proteger a los demás. Es un reto país. Las personas que están trabajando en condiciones sub óptimas tienen más riesgo de contagiarse y contagiar a los demás. Si la enfermedad depende de la conducta social y no virulencia, ¿que podemos hacer cómo país para respetar medidas? El sistema de miedo ya cansa, el sistema de amenazas con bolsas de muerte ya cansa, el sistema más efectivo podría ser una orden sanitaria, y esa es la catástrofe, porque la orden obliga a permanecer en la casa 15 días, pero hay casos en que tardan incluso más que eso. Pero desafortunadamente las órdenes son indispensables, pues protegen a la persona, la familia y la comunidad”, destacó.

 ¿Qué hemos aprendido del SARS-CoV-2?

Mucho se ha aprendido en el camino, asegura Boza, y una de ellas es que el SARS-CoV-2 es un virus débil, pues el agua y jabón, el agua oxigenada, el alcohol y el cloro lo eliminan; es decir, “el virus fuera del cuerpo humano es muy frágil y susceptible al ambiente, a destruirse si no tiene condiciones ideales de humedad, temperatura”.

“El reto magnífico es cómo educamos a las personas para que comprendan que tienen que protegerse y proteger a los demás y cómo dotamos o facilitamos que estas tengan recursos para protegerse y proteger a los demás. Es un reto país”, Marco Boza, médico intensivista.

A esto se suma que se transmite de persona a persona, entonces el contagio a través del dinero, llaves, perillas y otros, es “altísimamente improbable pero no imposible, sobretodo si se practica el lavado de manos, el protocolo de estornudo y tos, y se mantiene la distancia”.

“La mascarilla y la careta no sustituyen la distancia física, la complementan y fortalecen”, señaló.

Además el virus no solamente se transmite a través de gotitas de saliva, sino también por aire, mediante aerosoles sobretodo en lugares cerrados, lugares mal ventilados, hospitales y centros de salud donde se practican diferentes procedimientos a pacientes, tales como nebulizaciones, aspiración de la vía aérea, ventilación mecánica, entre otros.

Boza destacó también que si bien el virus las ha tenido mutaciones, estas no han sido tan relevantes. “Es un tipo que cambia de camisa y sombrero pero sigue siendo la misma persona. El virus sigue siendo esencialmente el mismo SARS-CoV-2”.

“No es el virus el que produce una enfermedad grave”, es otra de sus conclusiones del intensivista, aunque él mismo asegura que esto es una discusión filosófica.  Para Boza, es el cuerpo humano el que reacciona de forma incorrecta, y desmedida ante la presencia del virus.

“Por alguna razón el aparato inmune se descontrola y se produce una reacción inflamatoria que puede comprometer el cuerpo y se perpetúa independientemente de la presencia o no del virus”, aseguró.

La poca efectividad de algunos medicamentos en estudios clínicos, es otra de las enseñanzas que ha dejado el COVID-19, pues muchos de ellos inhiben la reproducción del virus pero solo en un laboratorio.

“Nos hemos llevado la desilusión de que todos estos medicamentos a la hora de probarlos en seres humanos, no demuestran estadísticamente una utilidad que vaya más allá de lo anecdótico. Por lo tanto no nos ha servido para nada la Hidroxicloroquina, Famotidina, Vitamina C, etc”, mencionó.

A esto se suma el manejo de los pacientes, pues el país ha tenido progreso en la detección temprana de pacientes complicados y su tratamiento.

“Hemos aprendido a ventilar con pulmón artificial a un paciente con falla respiratoria, cuáles son los gérmenes más frecuentes que afectan a las personas con COVID-19 en salones, cuáles son los antibióticos de uso cotidiano. Hemos detectado super temprano la presencia de coágulos en sangre y aprendido a evitar por todos los medios la intubación, entre otros”, agregó.

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