La pandemia por la COVID-19 ha dejado a su paso grandes repercusiones en todos los ámbitos, y una de ellas es la reducción en la esperanza de vida al nacer de los costarricenses, la cual pasó de 79,7 años en 2019 a 78,25 en 2021.
Así lo señaló el demógrafo del Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Luis Rosero, quien realizó un análisis sobre la esperanza de vida al nacer e indicó que esta reducción se debe al aumento de la tasa de mortalidad en el país, en buena parte relacionada con los fallecimientos por la COVID-19.
«Es el resultado de las defunciones, el cómo se han dado en este tiempo, pero nosotros sabemos que ese aumento se debió a la COVID-19 (…) La tendencia que existía antes era que la esperanza de vida creciera, y esta caída, en los hombres, sobre todo, es un retroceso muy grande, de más de 15 años calendario. Volvimos a una esperanza de vida como la que se tenía alrededor del 2005”, señaló Rosero.
La reducción en la esperanza de vida afectó más a los hombres, pues pasó de 77,5 años en 2019 a 76,6 en el 2020, y a 75,5 para junio del 2021, mientras que en el caso de las mujeres se mantuvo en 81,9 años en los dos años previos y disminuyó a 81,0 en el último semestre.
Esto quiere decir que la pandemia habría reducido la esperanza de vida de los costarricenses en dos años para los hombres y en 0,9 años para las mujeres, aseguró Rosero, quien indicó que para esta estimación tomó en cuenta el segundo semestre de 2020 y el primero de 2021.
En el país, incluso, la COVID-19 ha dejado a su paso más víctimas masculinas que femeninas, pues se trata de 1.6 hombres fallecidos por cada mujer que perdió la vida.
Sobre la disminución en la esperanza de vida, el demógrafo señaló que no permanecerá en las próximas décadas, sino que se recuperará.
“Este es un retroceso temporal que se va a recuperar con toda seguridad en el 2022, entonces es de esperar que esto pase. Sería terrible que sigamos con la COVID-19 en el futuro. Eso no va a ocurrir, ya sea con la vacunación, con tratamientos, o con inmunidad natural, la COVID-19 se va a ir, con lo cual van a dejar de ocurrir entre 4.000 o 5.000 muertes adicionales esperables en 2021”, acotó.
La esperanza de vida al nacer es un indicador que mide el número de años que podría vivir un recién nacido si los patrones de mortalidad al momento de su nacimiento no cambian a lo largo de su vida.
Tasa de mortalidad pudo ser peor
La tasa de mortalidad para el 2020 alcanzó las 5,1 defunciones por cada 1.000 habitantes; es decir, creció un 7% respecto al 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Sin embargo, esta estadística pudo ser peor de no haber sido por las medidas sanitarias aplicadas en el país, aseguró Rosero.
“Pudo ser mucho peor por la epidemia de la COVID-19, pero eso se evitó especialmente con el aplanamiento de la curva total que se dio durante los primeros tres meses, eso fue una cosa extraordinaria en Costa Rica, que mantuvo casi en cero la mortalidad”, indicó.
“En segundo lugar, las medidas sanitarias a propósito de la COVID-19 han tenido un efecto beneficioso sobre otras patologías, por ejemplo, bajó la mortalidad por accidentes de tránsito, por enfermedades respiratorias y otras infecciones. Tan es así que entre marzo y mayo de 2020 hubo menos defunciones de las que eran de esperarse normalmente”, añadió.
Según datos del INEC, para el 2020 y el primer semestre de 2021, la COVID-19 fue la primera causa de muerte en el país, superando al infarto agudo al miocardio en cantidad de víctimas.
Para el segundo semestre de 2021, la situación podría complicarse para el país, debido al aumento en la atención de patologías No COVID, lo cual también significa un crecimiento en las muertes por estas causas. De acuerdo con autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), los hospitales están atendiendo ahora a más víctimas de accidentes de tránsito, accidentes laborales, y pacientes descompensados por enfermedades crónicas que el año anterior.
¿Qué implica una reducción de la esperanza de vida?
La pérdida de años en la esperanza de vida al nacer es un retrato vívido de la emergencia sanitaria que al país, y al mundo entero, le ha tocado vivir en los últimos 18 meses.
“Cuando uno ve el retroceso, es una señal de que el sistema de salud tuvo un fuerte impacto y va a necesitar un tiempo para recuperarse. Yo creo que al país le va a costar un poco recuperarse porque aún no sabemos cuáles van a ser los efectos a largo y mediano plazo de las infecciones por COVID-19 entre los sobrevivientes”, opinó el demógrafo y director del CCP, Gilbert Brenes.
En esa misma línea, el demógrafo destacó que esta situación podría tener un impacto sobre la sostenibilidad del seguro de salud, debido a que aún no se conocen las consecuencias de la COVID-19 a mediano y largo plazo sobre quienes estuvieron enfermos.
“Si eso implica que va a haber gente que va a estar viva, pero con mala salud, significa que va a haber un impacto mayor en el sistema de salud”, indicó Brenes.
Además, destacó que esta reducción sugiere que el sistema de salud necesita del apoyo del Estado y de la población para recuperarse.
“No solo va a ser cuántas camas o médicos logre dotar la CCSS a los hospitales públicos, o que los privados ayuden a los públicos, también está el componente de decisiones personales como lavarse las manos, usar mascarilla, mantenerse en burbuja, no irse de fiesta e ir a vacunarse. Si la decisión individual no se compagina con las decisiones gubernamentales de la salud pública, va a ser casi imposible que se controle la pandemia pronto”, mencionó el director del CCP, refiriéndose al aumento de muertes por COVID-19 durante los últimos meses.
Reducción de la esperanza de vida en Estados Unidos
Costa Rica no es el único país en el mundo donde disminuyó la esperanza de vida al nacer, debido a la pandemia, esta tendencia afectó a la mayoría de los países, entre ellos Estados Unidos.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la esperanza de vida de este país se redujo en un año y medio para 2020, debido principalmente al aumento de las muertes por COVID-19.
La esperanza de vida al nacer en Estados Unidos para 2020, basada en datos casi definitivos, se redujo de 78,8 años en 2019 a 77,3 en 2020, la más baja desde 2003, según los datos del CDC.
En el caso de los hombres, la esperanza de vida cayó de 76,3 años en 2019 a 74,5 en 2020, mientras que la de las mujeres pasó de 81,4 años en 2019 a 80,2 en 2020.
La comunidad latina fue la que experimentó la mayor disminución de la esperanza de vida entre 2019 y 2020, principalmente debido a la COVID-19, al pasar de 81,8 años a 78,8.
En el caso de la población afroamericana su esperanza de vida se redujo en 2,9 años, al caer de 74,7 años a 71,8; mientras que disminuyó en 1,2 años para la población blanca, pasando de 78,8 años a 77,6.