País Panorama económico será mejor en el 2020

La economía despega en busca del 3,5%

La incertidumbre existente dentro y fuera del país dificulta la creación de empleos y la reducción del déficit fiscal.

La economía costarricense por fin despegó de su contracción e inició un nuevo ciclo expansivo. Así lo dio a conocer el lunes el Banco Central de Costa Rica (BCCR), en una nueva presentación del progreso del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), el cual registró en noviembre un crecimiento de 2,9%, el mayor desde julio de 2018.

Con esto, la producción nacional acumuló seis meses consecutivos de crecimiento mensual desde agosto de 2019, mayor al del mes previo, y alcanzó un crecimiento de 6,1% en noviembre, el mayor desde 2017 (ver el gráfico).

“Estos resultados confirman un punto de giro en el ciclo de la actividad económica, al pasar de un proceso de desaceleración a uno de aceleración”, se lee en el documento.

Los servicios de enseñanza y salud crecieron en 10,2%; los servicios de comunicación e información lo hicieron en 7,6% y los servicios empresariales en 4,9%. Por su parte, la manufactura aumentó en 3,1%, aunque la producción de las empresas manufactureras ubicadas en el régimen definitivo decreció (-0,5).

La actividad agropecuaria aumentó 1,6% y el comercio lo hizo en 1,0%; mientras que la construcción mantiene tasas de crecimiento interanual negativas (-11,5%), por las menores edificaciones con destino público (-23,4% por reducciones presupuestarias) y privado (-8,7%). “No obstante, existen también indicios de recuperación en esta industria a partir de setiembre 2019, según la tasa trimestral anualizada de la serie corregida por estacionalidad”, añade el banco.

A pesar de un entorno mundial de bajo crecimiento económico, según el BCCR y economistas de las universidades públicas, los resultados permiten afirmar que las perspectivas económicas para el año 2020 serán mejores que las del 2019.

El BCCR ya había adelantado un criterio positivo el 30 de diciembre del año pasado en su “Comentario sobre la economía nacional”, mientras el país se aprestaba a consumir el esperado tamal navideño. Sin embargo, este reporte pasó inadvertido debido a las fiestas.

En esa oportunidad, el banco resumió los resultados alcanzados en el 2019 y las perspectivas económicas del 2020 en diez afirmaciones: 1. El crecimiento económico mundial se desacelera; 2. La inflación mundial también ha perdido impulso; 3. Los bancos centrales de varias economías avanzadas y emergentes continúan con una postura de política monetaria laxa; 4. La inflación general en Costa Rica se desaceleró por tercer mes consecutivo; 5. Continuaba, por quinto mes consecutivo, la recuperación de la producción nacional, ahora confirma que son seis meses de recuperación.

Además, considera como punto 6. Que se redujo la brecha comercial de bienes; 7. El déficit primario del Gobierno Central (excluido el pago de intereses) se redujo a 2,2% del Producto Interno Bruto (PIB) (2,3% en noviembre del 2018); 8. Las tasas de interés del sistema financiero se redujeron ligeramente; 9. El crédito al sector privado se reactivó, más en colones que en dólares; y 10. Una mayor abundancia relativa de divisas ha contribuido a una caída del tipo de cambio.

Para Rudolf Lucke, economista del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la UCR, y Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (UNA), el conjunto de los datos indica que la economía mejorará su desempeño este año y –para Lucke– podría incluso acercarse a su potencial de crecimiento, el cual es de 3,5%, según el BCCR.

Sin embargo, incluso esta potencial mejora no será suficiente para disminuir de manera importante el desempleo ni el déficit fiscal, dos de los problemas más significativos del país.

Lucke y Morales coincidieron en que, si bien ha mejorado la confianza de inversionistas y personas consumidoras después de haber asimilado los miedos y efectos de la reforma fiscal, la incertidumbre que todavía persiste sobre lo que pudiera ocurrir en el país y en el mundo hace que las personas sean cautelosas a la hora de invertir o de consumir.

Según Lucke, la puesta en efecto del Impuesto al Valor Agregado (IVA) no ha llevado al cierre de empresas, pero sí a un ajuste en cuanto a las expectativas de rentabilidad de quienes venden servicios, principalmente, las profesiones liberales. Esto porque, a diferencia del resto de las actividades comerciales, que solamente vivieron la transformación del antiguo Impuesto de Ventas en el IVA, los servicios sí comenzaron a pagar ese impuesto.

Agregó que el efecto más importante de la aplicación del IVA fue el repliegue del consumo, en espera de medir el impacto de la reforma fiscal, pero esta situación ha comenzado a revertirse y por eso estimó que la economía nacional crecerá un 2,6% durante el 2020. 

Esta es la misma estimación del BCCR en la Revisión de su Programa Macroeconómico 2019-2020, realizada en julio del año pasado.

Morales, por su parte, se manifestó menos optimista y consideró que una tendencia a la baja en el tipo de cambio, debido a la mayor entrada de dólares al país para amortizar la deuda pública, puede afectar a las empresas dedicadas al turismo y a la producción para el consumo interno, lo cual haría que ajusten sus expectativas hacia la baja.

Además, afirmó que la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en el mundo dados los conflictos en el Medio Oriente, las afectaciones del cambio climático y si se dieran nuevos movimientos de huelgas en el país, podrían reducir o cambiar las perspectivas de mejora económica, las cuales estimó en un 2,5%.

A continuación, sus respuestas a nuestras consultas. 

 Rudolf Lucke, economista del IICE-UCR

 “Crecer al 3,5% es difícil, pero no imposible”

Rudolf Lucke, economista de la UCR: “El IVA por sí mismo no parece ser el determinante para una reestructuración productiva y mucho menos el cierre de empresas o negocios comerciales”. (Foto: Katya Alvarado).

De prolongarse la estabilidad del tipo de cambio en niveles como los actuales, ¿las empresas deberán pasar por una reestructuración de sus costos, precios y expectativas de ganancias?

Durante la primera mitad del año 2019 los efectos del bajo ritmo de crecimiento de consumo de los hogares sobre las expectativas de ganancias de las empresas fueron considerables, el índice de expectativas empresariales llegó a su nivel más bajo desde que se inició su cálculo hace ya una década.

No obstante, según el Índice de Expectativas Empresariales, en el último trimestre del 2019 ya se registra un leve repunte en las expectativas de los empresarios, lo que nos da un escenario relativamente favorable en comparación con los cuatro trimestres anteriores y una expectativa más positiva para este 2020.

De darse un repunte en la actividad económica, especialmente en el consumo doméstico, podría darse un incremento en el nivel de precios, aspecto que las empresas deben de tomar en cuenta a la hora de planificar sus costos, precios y expectativas de ganancias. No obstante, el panorama estimado para el 2020 parece ser más positivo que el del pasado 2019.

¿La puesta en efecto del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ha llevado a una cierta reestructuración productiva que haya implicado incluso cierre de empresas o de negocios comerciales?

En el caso de la implementación del IVA por sí mismo, no parece ser el determinante para una reestructuración productiva y mucho menos el cierre de empresas o negocios comerciales, pues el efecto más fuerte se da en la oferta de servicios, y estos generalmente ligados a una actividad principal o un ejercicio liberal de la profesión que no posee una oferta muy elástica. 

Por su parte, la reforma fiscal sí ha tenido un efecto negativo en las expectativas de los consumidores, lo que junto al alto grado de endeudamiento de la población ha impactado la evolución de la demanda interna, afectando el resultado de muchos negocios y ocasionando hasta su cierre.

Es importante mencionar que el IVA, conocido anteriormente como impuesto de ventas, existía en todos los bienes y servicios a excepción de los bienes de la Canasta Básica, a los cuales se les aplicó una tarifa reducida, y a los servicios. Estos últimos son los más afectados por la implementación de este impuesto, lo que podría tener un efecto relevante sobre la rentabilidad de ciertos servicios.

Si se mantiene el entorno externo con la incertidumbre actual también a lo largo del 2020, ¿puede Costa Rica alcanzar el potencial de crecimiento de su PIB (3,5%, según el BCCR) en el 2020?

Según nuestras estimaciones, el rango más amplio de crecimiento para el 2020 se encuentra entre un 2% y un 3,5%, siendo el dato puntual más probable el 2,6%. En este sentido, y a pesar de que el 3,5% se encuentra dentro de nuestro rango de estimación, considero que, dada la coyuntura actual, así como las expectativas de los consumidores y empresarios para este 2020, un resultado del 3,5% de crecimiento es bastante difícil que se presente, pero no imposible.

En pocas palabras, ¿cómo describiría usted el panorama económico plausible para el 2020?

El panorama para el 2020 claramente se muestra más positivo que este pasado 2019, tanto en términos de expectativas como en términos de crecimiento económico. En este sentido se esperan precios levemente mayores, especialmente en alimentos fuera del hogar, alquileres, educación y transporte. A su vez el ingreso de dólares en el mediano plazo propiciaría una mayor estabilidad cambiaria y el crecimiento para este 2020 se encontrará más cerca del 3% que del 2%, a diferencia del pasado 2019.

 

Roxana Morales, economista de la UNA

“Existe aún un alto pesimismo, que no es fácil de revertir”

Roxana Morales, economista de la UNA: “La regla fiscal impactará más rápidamente el gasto público y la inversión”. (Foto: Katya Alvarado).

¿La estabilidad en la inflación y en el tipo de cambio en niveles como los actuales llevará a las empresas a ajustar sus costos, precios y expectativas de ganancias?

Pareciera que la economía interna tendrá este año un ligero mayor dinamismo que el presentado en 2019, principalmente porque ya se implementó la mayor parte de la reforma fiscal. No obstante, existen diversos riesgos, tanto internos como externos, que podrían afectar ese dinamismo. Entre ellos: que aumente el conflicto entre Estados Unidos y Medio Oriente, que se produzcan huelgas o manifestaciones como las presentadas en años previos, que la producción agrícola tenga afectaciones climáticas, que no se recupere tan rápido la confianza de los consumidores y de los productores, entre otros.

Con respecto a la inflación, es probable que se mantenga cercana al 2% debido a ese débil dinamismo de la economía, a que se espera que el tipo de cambio se mantenga estable, a que las tasas de interés más bien podrían tender a la baja, a que el índice de precios al productor de la manufactura (IPP-MAN) presentó una variación interanual de -0,26% en diciembre (este es un indicador adelantado de inflación), y a que la inflación subyacente se ubica en un promedio de 1,9% interanual. Sin embargo, los precios podrían verse afectados en caso de que escale el conflicto entre Estados Unidos y Medio Oriente.

En relación con el tipo de cambio, también es probable que se mantenga estable, debido al bajo dinamismo de la economía, particularmente por la menor demanda de divisas para importaciones (lleva 8 meses consecutivos presentando tasas de variación negativas y llegó a -3,1% en noviembre 2019), mientras que las exportaciones de bienes siguen crecientes, aunque por debajo del 1,5% (entrada neta de divisas).

Asimismo, el crédito en dólares se ha venido reduciendo y en diciembre 2019 tuvo una variación interanual de -2,6%; es decir, hay una menor demanda de dólares. Por su parte, el financiamiento del déficit a través de deuda externa implicará una mayor entrada de divisas en el 2020 y, por lo tanto, presiones hacia la baja en el tipo de cambio.

Estas presiones a la baja en el tipo de cambio afectarían al sector exportador y al productor para el mercado interno y, por tanto, al dinamismo económico y la generación de empleo: los bienes importados se vuelven cada vez más baratos lo que afecta la competitividad de las empresas que producen para el mercado local y nuestras exportaciones se vuelven más caras para el resto del mundo. Además, un tipo de cambio más bajo afecta la entrada de turistas al país ya que recibirán menos colones a cambio de sus dólares (el país se vuelve más caro para ellos).

En resumen, aunque el panorama luce un poco mejor que en el 2019, existe mucha incertidumbre y el crecimiento económico seguirá estando muy por debajo de su potencial, lo que dificultará la creación de empleos y la reducción del déficit fiscal.


¿Cuál ha sido el impacto de la aplicación del IVA en los negocios?

El problema no se le puede achacar solo al IVA o a la reforma fiscal; es decir, la economía costarricense venía desacelerándose desde mediados de 2015 y la reforma fiscal lo que hizo fue potenciar esa tendencia que se traía.

La demanda interna y particularmente el consumo privado venía en continua desaceleración. La llegada del IVA y el alto endeudamiento de las familias costarricenses ha afectado cada vez más las decisiones y las posibilidades de consumo de los ticos. Existe aún un alto pesimismo, el cual no es fácil de revertir.


¿La economía puede acercarse al potencial de crecimiento de su PIB (3,5%, según el BCCR) en el 2020?

Es muy difícil que este año e incluso en los próximos el país logre un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cercano a su potencial. La regla fiscal impactará más rápidamente el gasto público y la inversión, ya que posiblemente la regla “D” establecida en la ley 9635 (límite al crecimiento del gasto corriente y de capital y, prácticamente, el congelamiento de los salarios del sector público cuando la deuda/PIB llegue al 60% del PIB) deba aplicarse antes de lo esperado; es decir, ya no en 2022 sino en 2021, debido a que es muy probable que el 2019 haya cerrado con una deuda que supere el 60% del PIB.

Lo anterior afectará aún más el crecimiento de la economía y, por tanto, se alejará más la posibilidad de alcanzar el PIB potencial.

Por su parte, el entorno internacional luce bastante complicado, lo que genera mucha incertidumbre y seguirá afectando las decisiones de inversión y de consumo.


En pocas palabras, ¿cómo describiría usted el panorama económico plausible para el 2020?
El panorama económico podría ser un poco mejor que el del 2019, pero no alcanzará para reducir el desempleo y mejorar las condiciones de vida de la población.

Si la economía crece apenas cerca del 2,5% no podrá generar los suficientes empleos para la población que ya está desempleada, y mucho menos para la que año con año se suma a la fuerza de trabajo.

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