País Cepal ubica cambio drástico producto de la pandemia

La crisis golpeará menos cuando Latinoamérica decida vender más entre la región

Centroamérica podría tener un mejor desempeño debido a que el comercio ya existente entre los países representa un 25% de las exportaciones y que ha caído menos que el resto de los intercambios latinoamericanos, afirmó el organismo.

A América Latina siempre le dijeron las voces privilegiadas de la economía que para crecer debía intercambiar sus bienes y servicios con otros mercados del mundo, pero la pandemia le enseña que si quiere ser competitiva ahora deberá apostar por hacer un comercio intrarregional.

Aquí están los ejemplos. Estados Unidos, México y Canadá han venido desarrollando alianzas para fortalecer el comercio entre ellos; en un intento por desacoplarse de China.

Los países de Asia fortalecen su relación con China y han generado gran dinamismo en su mercado intrarregional; mientras que la Unión Europea trabaja en el reforzamiento de su mercado único.

Esas tendencias de la reconfiguración de cadenas globales y la regionalización son las que debe plantearse Latinoamérica con mayor seriedad, porque frente a estos megaacuerdos el comercio no va a ser el mismo de antes, según detalló Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

6 de cada 10 mujeres están ocupadas en sectores de muy alto riesgo, afectados por la crisis del COVID-19, como comercio, turismo, industria manufacturera, alojamiento y servicios de comida, Alicia Bárcena.

El comercio mundial de bienes y servicios experimentó durante el primer semestre del 2020 una abrupta contracción y las proyecciones de la Cepal para el año completo son que la caída del volumen en venta de productos sea cercana al 9%; pero para la región latinoamericana el cálculo prevé un descenso del 13% en las exportaciones y del 20% en importaciones.

De acuerdo con el informe anual “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe” la rápida propagación del coronavirus y las drásticas medidas de los gobiernos, con fuertes restricciones en los principales puntos de acceso a los territorios, impactó la logística del comercio internacional, generó mayor rigurosidad en los procesos de carga y transporte e incrementó los tiempos y costos de operación.

Pero no solo la venta de productos se ha visto afectada, sino que el comercio mundial de servicio ha sido fuertemente impactado, con una caída interanual del 23% de las exportaciones y un 28% de las importaciones, siendo los más afectados transportes y viajes.

Además, solamente entre enero y julio del 2020 se registraron fuertes caídas de los envíos de América Latina y el Caribe a Estados Unidos, con un descenso del 20%; a la Unión Europea un 15% y a la propia región un 27%.

Cuando se habla de subregiones, la Cepal plantea que Centroamérica podría tener un mejor desempeño, debido a que el comercio ya existente entre los países representa un 25% de las exportaciones y que ha caído menos que el resto de los intercambios latinoamericanos.

“La globalización se desviará a los bloques regionales, que significará un alto costo para los países en vías de desarrollo, pues los desarrollados podrían concentrar aún más la producción de bienes avanzados. El costo de impulsar estas cadenas regionales de valor dependerá de las capacidades preexistentes de cada nación y requerirá de altos niveles de coordinación e integración”, detalló Bárcena.

“El comercio internacional, incluso antes del COVID-19, ya venía marcando cambios, que han resultado en contracción del comercio con asimetrías globales, el fortalecimiento de los servicios digitales y la relocalización de las cadenas regionales”. Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Cepal

Esto implicará que los países de la región reviertan la desintegración comercial y productiva que ha estado presente por años; sería indispensable profundizar los vínculos entre México y el Mercado Común del Sur. La agenda de convergencia entre Alianza Pacífico y Mercosur ofrece un camino para avanzar hacia una mayor vinculación entre Sudamérica y México.

Bárcenas explicó que la región centroamericana sigue siendo la más integrada y es la más resiliente, pero se requiere potenciar el comercio y fortalecer el modelo de integración.

“Hay espacio para sustituir los insumos intermedios de bienes que vienen del exterior y podrían ser producidos por los países centroamericanos, pero se requiere mejoras en los procesos de compra pública; fortalecer las redes regionales y las economías de escala”, argumentó la vocera de Cepal.

Definitivamente la región centroamericana deberá avanzar hacia la facilitación del comercio, mejorar trámites electrónicos, permisos únicos, infraestructura de transporte, impulsar aún más los procesos de aduanas, logística marítima, normativas y potenciar a las pequeñas y medianas empresas.

Retroceso en autonomía económica de mujeres

El informe de la Cepal evidenció, además del estancamiento del comercio exterior en toda la región, que la crisis económica, comercial y social derivada de la pandemia implicó un retroceso en los escasos avances logrados para reducir las desigualdades de género en el acceso al empleo y los recursos.

En las últimas dos décadas comenzaron a verse mejoras en la autonomía económica de las mujeres de la región, con una mayor inserción laboral, no así en la participación de los hombres en el trabajo doméstico y de los cuidados. Y llegó la pandemia con una fuerte afectación al sector exportador, donde las mujeres tienen una fuerte presencia, sobre todo en turismo, comercio al por menor, textil y confección.

“Vemos como 6 de cada 10 mujeres están ocupadas en sectores de muy alto riesgo, afectados por la crisis del COVID-19; el 56,9% están en sectores productivos vinculados al comercio, asociados al turismo, industria manufacturera, alojamiento y servicios de comida”, comentó Bárcena.

“China es el único país que tiene un desempeño positivo en la pandemia gracias a los productos médicos y tecnológicos, porque en realidad todo el mundo está en crisis por la interrupción de las cadenas de suministros”.

Advirtió la secretaria de la Cepal que antes de la pandemia las mujeres estaban sobrerrepresentadas en sectores y ocupaciones de menor productividad, en el empleo informal y en compañías de menor tamaño. Hoy ante esa posición de desventaja les será más difícil enfrentar la contracción económica.

Desde la proyección del organismo internacional, las mujeres se están viendo afectadas de forma desproporcionada por el aumento del desempleo, la precarización laboral, la pobreza y la carga de trabajo no remunerado y de cuidados.

“Se estima que la tasa de desocupación de las mujeres alcanzaría el 22,2% en 2020, mientras que la de los hombres llega al 15,3%, con una proyección de que, para el año anterior, un total de 118 millones de mujeres vivirán en hogares que se encuentran bajo la línea de pobreza”, añadió Bárcena.

Frente a este panorama, es necesario que los países garanticen a las mujeres, y sobre todo a aquellas que trabajan en el sector turismo, comercio y pymes exportadoras; que accedan de forma igualitaria a los instrumentos y mecanismos de protección del empleo y al financiamiento dirigido a la mitigación y reactivación.

“En América Latina y el Caribe se desploma el comercio, se acentúa la desintegración comercial y productiva. Es decir, vamos al revés”.

En general, los grandes desafíos para las economías de la región se centrarán en fomentar cadenas productivas en sectores dinamizadores, con participación de mujeres trabajadoras y emprendedoras; impulsar la cooperación regional; cerrar el acceso a tecnologías, recursos y mercados para participar en la economía digital y generar oportunidades para la reconversión laboral, promoviendo más oportunidades y participación femenina en puestos de dirección.

La región, dijo Bárcenas, puede ofrecer productos médicos, establecer mecanismos regionales para la compra y producción conjunta, desarrollar proveedores regionales con estándares de calidad, seguridad y oportunidad de abastecimiento a precios adecuados.

“La integración pasará por el intercambio de investigadores, consorcios regionales, plataformas regionales de ensayos clínicos, consolidando estándares regulatorios comunes y reconocidos. También implicará el impulso de energías renovables y movilidad sostenible, fortalecer el mercado digital y, lo más importante, crear empleo que sea sostenible, más allá del modelo exportador primario”, concluyó la secretaria ejecutiva de la Cepal.

 

 


 Exportaciones ticas logran crecer, pero de forma desigual

 María José Núñez Chacón

marí[email protected]

 Mientras el comercio regional prevé unas bajas significativas en las exportaciones e importaciones, Costa Rica cerró el 2020 con un leve crecimiento de sus ventas al exterior del 1,9%.

Claro que esos números estuvieron marcados sobre todo por cuatro sectores que fueron los grandes ganadores en la pandemia generada por el COVID-19: equipo de precisión y médico, agrícola, industria alimentaria y químico farmacéutico.

Fue gracias a estos nichos productivos que para el año pasado se lograron ventas al exterior por $11.683 millones, lo que significó $202 millones más que lo exportado en el 2019, pese a las condiciones de contracción.

Las empresas relacionadas con el equipo de precisión y médico tuvieron un crecimiento del 8% más que el 2019; el agrícola creció un 2%; la industria alimentaria el 7% y el químico farmacéutico aumentó en un 3%.

Los principales productos exportados fueron medicamentos, dispositivos médicos, banano, piña, jarabes y bebidas gaseadas, café, oro, jugos y concentrados de frutas.

Esos productos se fueron principalmente a mercados como Asia, que recibió un 6% de productos costarricenses, sobre todo azúcar, agujas y catéteres, y carne de cerdo. Las exportaciones a América del Norte se incrementaron en un 5% con dispositivos médicos, aceite de palma y equipos de infusión y transfusión. Por su parte, hacia Europa aumentaron un 2%, también por dispositivos médicos, banano y piña; y en América del Sur un 15%, gracias a las ventas de jarabes para bebidas, pilas y baterías y dispositivos para estomas.

Para el ministro de Comercio Exterior y presidente de la Junta Directiva de Procomer, Andrés Valenciano, el 2020 fue un año muy retador que afectó de manera negativa a muchos sectores del país y del mundo, el cual puso a prueba la capacidad de innovar y reinventarse de las personas.

“A pesar de la pandemia, el cierre de fronteras y otras barreras, el sector exportador demostró una alta capacidad de resiliencia, reforzada por buenas prácticas del país en temas como diversificación de destinos, clientes, medios de transporte e innovación en canales de venta”, afirmó Valenciano.

Por su parte, Laura Bonilla, presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), planteó que el desempeño mostrado es positivo, al considerar lo complejo del 2020 y el confinamiento en mercados como Europa y Estados Unidos; sumado a los bloqueos que hubo en zonas rurales del país y el cierre de fronteras que se dio por parte de Nicaragua.

Desde su perspectiva, el hecho de que el país cumpliera con la meta exportadora es un aliciente, pero reconoce que eso no significa que se hayan superado los obstáculos, sino que se requiere fortalecer al sector para lograr una mayor competitividad.

“Estos crecimientos obedecen al fortalecimiento y posicionamiento internacional que tienen sectores estratégicos como el de dispositivos médicos, el agrícola y la industria alimentaria, que han tenido mayor aprovechamiento de las oportunidades comerciales, se adaptan y comercializan productos con valor agregado consiguiendo mayor alcance en los mercados”, analizó Bonilla.

Coincidente con este criterio, Jason Chaves, asesor en Comercio Exterior de Cámara de Industrias de Costa Rica recalcó que los datos de exportación son el resultado de un exitoso modelo en materia de comercio exterior, y aunque algunos sectores decrecieron, existe una oportuna gestión del país para buscar nuevos mercados y atender complicaciones logísticas y de demanda externa.

Pero hubo sectores que no tuvieron cifras tan positivas y hacen notar una disparidad en los indicadores. Tal es el caso de la industria electrónica, que tuvo un decrecimiento del 7% al igual que la metalmecánica y el sector pecuario, que experimentó una reducción del 8% en sus ventas al exterior.

Si analizan las exportaciones de servicios, los datos al III trimestre de 2020 son alarmantes, con un decrecimiento del 24%, especialmente por la caída en el nicho de viajes.

Por ello, los voceros de las gremiales sostienen que el país debe trabajar en una agenda de reactivación económica que incluya el acceso a financiamiento empresarial, que flexibilice requisitos y brinde tasas competitivas; además que se reduzcan costos de servicios como electricidad y combustible y se simplifiquen trámites.

“Es hora de promover una política de tipo de cambio real; se impulse la inversión extranjera directa en zonas fuera del Gran Área Metropolitana; se ingrese a la Alianza Pacífico; se trabaje en la infraestructura portuaria y de carreteras y se reduzca la base mínima contributiva a la Caja y una amnistía al pago del Seguro de Enfermedad y Maternidad”, añadió Bonilla.


 

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