“Siempre tuve muchas ganas de aportar algo positivo a mi pueblo y mostrar una cara diferente de Jacó. Este momento donde hacemos oficial el proyecto es muy importante para nuestro cantón porque nos destacamos como pioneros a nivel centroamericano de los derechos humanos, porque todos merecemos la oportunidad de tener contacto con el mar”.
Esas son la palabras de Cristian Arguedas, el joven de 27 años responsable de que Jacó se convierta en la primera playa en Centroamérica en garantizar una rampa de acceso para que las personas con alguna discapacidad también puedan disfrutar del mar.
Según la Organización Mundial de la Salud (2011), existen aproximadamente mil millones de personas con discapacidad en el mundo, lo que significa que cerca del 15% de la población mundial tiene una condición de este tipo.
“Es una deuda histórica que tenemos con esta población, por lo que este proyecto viene a alivianar esa brecha de acceso a la recreación”, aseguró Arguedas a UNIVERSIDAD.
#MarParaTodos
Para el municipio de Garabito esta primera rampa marca la ruta del compromiso de ampliar en el cantón las opciones de mayor infraestructura local con accesibilidad.
“Nos sentimos orgullosos de iniciar con el proyecto Jacó Accesible en el sector de Playa Madrigales con la inclusión de todos los elementos y las condiciones para ser la primera playa accesible de Costa Rica y Centroamérica”, manifestó Tobías Murillo, alcalde de Garabito.
Una iniciativa de este tipo –agregó- permite a las comunidades costeras dar un servicio inclusivo, pues muchas familias viajan hasta la playa, pero usualmente los familiares que tienen alguna discapacidad se quedan cerca del vehículo sin posibilidad de disfrutar de la arena, el mar y el sol.
Esfuerzos sostenibles
El proyecto es liderado por diversos actores: Municipalidad de Garabito, Cámara de Turismo y Comercio Sostenible del Pacífico Central, Red Costarricense de Turismo Accesible , DonaTapa, Federación de Surf de Costa Rica , Asociación de Surf Adaptado, organizaciones enfocadas al medio ambiente y a personas con discapacidad.
Stephanie Sheehy es presidenta de la Red Costarricense de Turismo Accesible y una de las promotoras de la iniciativa del proyecto de responsabilidad social DonaTapa, la cual consiste en la creación de pasarelas accesibles de madera plástica en las playas.
Sheehy dijo sentirse muy orgullosa de inaugurar oficialmente la primera de muchas rampas de acceso en las playas.
La rampa móvil de 63 metros de extensión y 1,5 metros de ancho fue elaborada con base en material reutilizado de tapas de plástico, luego de un proceso industrial en el que las tapas se transforman en “madera plástica” y dan una base firme para que las personas puedan desplazarse en silla de ruedas.
Esta primera pasarela surgió a partir de la recolección de 420.000 tapas de plástico número cinco (equivalente a 840 kilos), unido a 521 kilos de bolsas plásticas número cuatro, lo que suma un total de 1361 kilos de plástico reciclado, que fueron recolectadas a lo largo de 7 meses.
Una de las primeras personas en recorrer la estructura fue Patricia Ríos Méndez, vecina de Garabito, quien expresó su satisfacción por un servicio que por ahora solo tiene una playa de Costa Rica. “Ahora podré disfrutar del mar junto a mi familia”, afirmó.
De acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Personas con Discapacidad (Conapdis), Patricia Ríos es una de las 1.300 personas con discapacidad en todo el cantón de Garabito.
Alberto López, Gerente del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) consideró que esta primera etapa del proyecto Jaco accesible es un paso agigantado. “De verdad que ver a las personas con su silla de ruedas desplazarse hasta la playa o ver llegar a alguien en muletas hasta al mar sin preocuparse que se vaya a caer o que su muleta se le hunda en la arena es muy gratificante”, aseguró.
Costa Rica busca seguir el modelo de países como España y lograr que la idea de “playas accesibles para todos” se convierta en un programa de incentivos similar a la Bandera Azul Ecológica.
Playa Jacó, además de ser la primera playa accesible de Centroamérica, también es la primera playa a nivel nacional en contar con un municipio que cuenta con salvavidas fijos, que laboran desde hace siete años y vigilan alrededor de 4,5 kilómetros lineales de playa visitados por turistas.