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Invertir en economía del cuidado generaría 25,8 millones de empleos en América Latina

60% de las mujeres de la región latinoamericana y el Caribe en hogares con presencia de menores de 15 años declaró no participar del mercado laboral por atender las responsabilidades familiares.

Universalizar las licencias para el cuidado de niños y niñas, las interrupciones para la lactancia, los servicios de cuido infantil en América Latina y el Caribe, entre ellos Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, generaría unos 25,8 millones de nuevos empleos directos e indirectos.

De estos nuevos trabajos, se proyecta que 9 de cada 10 serían formales y alrededor de 8 de cada 10 los ocuparían mujeres. Así lo proyectó la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en su nuevo estudio “Los cuidados en el trabajo en América Latina y el Caribe: Invertir en licencias y servicios de cuidados para una mayor igualdad en el mundo del trabajo”.

Pese a que en la última década se han concretado ciertos avances en el ámbito de los cuidados, el ritmo de esos progresos ha sido dispar en la región, con enormes brechas y grandes vacíos, aumentados por la pandemia del COVID-19.

La crisis puso en evidencia la importancia de los cuidados, pero también exacerbó las desigualdades de género, tanto en la distribución de este trabajo que no es remunerado, como en el mercado laboral.

De hecho, la demanda de cuido forzó a muchas mujeres a abandonar el empleo remunerado, generando un retroceso de unos 20 años en los niveles de participación femenina en el mercado laboral, por lo cual la recuperación debe está enmarcada en la reincorporación femenina y en el reconocimiento de estas labores de cuido.

Por ejemplo, en Costa Rica hay vigentes licencias para el cuido, como la licencia por paternidad, por maternidad y la licencia de cuido para familiares en estado terminal, las cuales son administradas y otorgadas por la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), según confirmó la Oficina de Comunicación del Ministerio de Trabajo.

“Pueden presentarse otro tipo de licencias que con el fin de cuido, en el marco de convenciones colectivas, licencias por reglamentos internos de trabajo o por acuerdo entre la persona empleadora y la trabajadora”, añadió el Ministerio de Trabajo en su respuesta.

Costa Rica es uno de los pocos países que cumple con los estándares marcados por convenios internacionales en esta materia, incluso es uno de los que recientemente sumó la licencia por paternidad de 8 días, destacó Larraitz Lexartza, autora del informe regional de la OIT.

Pese a esta referencia positiva, lo cierto es que aún queda mucho camino por recorrer, en busca de una ampliación de estos servicios de cuidado para alcanzar coberturas más extensas.

Labores de cuido limitan acceso al empleo

Las cifras son una contundente evidencia de que las mujeres tienen grandes limitaciones para incorporarse al mercado laboral si tienen niños a su cuidado. En el más reciente informe “La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación sostenible con igualdad de género que orienta los trabajos” presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se mostró que cerca del 60% de las mujeres en hogares con presencia de menores de 15 años en América Latina y el Caribe declaró no participar del mercado laboral por atender las responsabilidades familiares, mientras que en aquellas casas donde no hay niños el dato es solamente del 18%.

De hecho, las mujeres de entre 20 y 59 años en hogares con presencia de niños o niñas menores de 5 años son quienes, previo a la pandemia, presentaban las menores tasas de ocupación y las que registran los mayores descensos en los niveles de ocupación como consecuencia de la crisis.

José Manuel Salazar-Xirinachs, director de CEPAL reconoció que si se lograran cerrar estas brechas de género en la participación laboral se podría incrementar el Producto Interno Bruto de los países de la región en 6,9 puntos porcentajes, de aquí al 2030.

Además, el director recordó que las mujeres trabajan más horas que los hombres, pero menos de forma remunerada, incluso se plantea que dedican un 19,6% de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado mientras que los hombres apenas un 7,3%.

“La magnitud del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en relación con el PIB muestra la relevancia de este trabajo a nivel económico y esto se contradice con la poca valoración social que tiene y con el escaso uso que se le da a esta información para la toma de decisiones en términos de políticas económicas”, dijo Xirinachs.

De esta forma, es urgente para los países de la región, incluyendo a Costa Rica, avanzar en políticas transformadoras de cuidados que permitan generar trabajo decente, reforzar los sistemas de protección social y, así, contribuir al cierre de brechas de género en el mercado de trabajo.

Para Paz Arancibia, especialista de género de la OIT para América Latina y el Caribe, esta es una condición esencial para lograr un verdadero desarrollo productivo, igualitario e inclusivo, no sólo porque se requiere avanzar en el cuido de la niñez, sino también porque el envejecimiento de la población plantea grandes retos, de cara a una creciente demanda de servicios de cuidado para adultos.


¿Cómo financiar los sistemas de cuido?

La implementación de políticas públicas de cuidados es reciente en la región latinoamericana, reconociendo la importancia de este trabajo, apoyando su redistribución entre hombres y mujeres, pero con el COVID-19 se generó un gran retroceso en los trabajos domésticos no remunerados.

La CEPAL plantea que, en el caso de los cuidados, es vital que las políticas sean abordadas desde una perspectiva de igualdad, tras la reducción de brechas y la eliminación de estereotipos generados por la división sexual del trabajo.

Desde la perspectiva de género, es clave diseñar las políticas de cuido, de manera que compatibilicen la participación en el mercado laboral con las responsabilidades de las familias y hay que buscar mecanismos eficientes para financiamiento, entre ellos plantea:

  • Generar o incrementar la asignación de recursos presupuestales.
  • Sistemas deberán estar adaptados a la realidad y contexto de cada país.
  • Garantizar aportaciones o contribuciones a seguros públicos o privados o los fondos especializados.
  • A través de fuentes públicas y gastos de bolsillo de las familias.
  • Modelos de financiamiento basados en rentas generales.
  • Modelos de financiamiento basados en seguros.
  • Modelos de financiamiento basados en fondos mixtos.

Fuente: CEPAL.


Datos destacados:

En América Latina y el Caribe

Entre 15,9% y 27,6%: aporte del trabajo no remunerado al PIB.

74% del aporte al trabajo no remunerado lo realizan mujeres.

En 2021: 33,6% de mujeres ocupaban puestos parlamentarios.

En 2021: 24,9% de los lugares electivos de gobiernos locales lo ocupaban mujeres.

17 de 32 países de América Latina y Caribe tienen licencias de maternidad de menos de 14 semanas.

40 años serán necesarios para alcanzar paridad en parlamentos.


 

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