País

Inversionistas de Aldesa solo recuperarán una parte de sus dineros

Diversas personas, quienes confiaron sus dineros a la corporación, aceptaron convenios como única alternativa para recuperar algo de lo invertido.

Un importante grupo de inversionistas que confiaron sus dineros a la corporación Aldesa están resignados a que solamente podrán recuperar una

pequeña parte de sus inversiones, algo que, a su vez, depende de la puesta en marcha de proyectos -la mayoría inmobiliarios- que, a la fecha, se encuentran varados.

En los últimos meses, unas 160 personas que invirtieron sus dineros en Aldesa se unieron para buscar alternativas que les permita recuperar los dineros que confiaron a la empresa, claro que son solamente una porción de todos los inversionistas afectados.

La mayoría de los inversionistas no vio las alertas, hasta el momento en que el presidente de Aldesa, Javier Chaves, hiciera una solicitud de administración y reorganización con intervención en marzo pasado, por problemas de liquidez, en la cual planteó un plan de salvamento y la suspensión de pagos a inversionistas y acreedores por un período de tres años.

Dicha solicitud aún está en proceso en el Juzgado Concursal y no hay una resolución definitiva; sin embargo, se han venido dando movimientos y negociaciones para continuar con los proyectos.

Se trata de proyectos que han sido presentados por UNIVERSIDAD en publicaciones anteriores, como el desarrollo inmobiliario Terra Verbena, Conde Monte del Cristo, el turístico Monte del Barco, Graviton Energy & Technology, entre otros.

Precisamente, Aldesa emitió hace una semana un comunicado a los inversionistas, en el cual afirmó que están llegando a arreglos de pago por $54 millones, correspondientes a los proyectos Conde Montecristo ubicado en Puntarenas, SRL 3-102-662437 en Curridabat y Altos de la Verbena en Alajuelita.

Estos finiquitos no se harán en efectivo, sino mediante los flujos que vayan generando los propios proyectos.

De acuerdo con Guiza Pinchanski Binderoski, inversionista y miembro de la comisión de inversionistas, todos los proyectos inmobiliarios tienen hipotecas en primer grado (producto de créditos con entidades bancarias para su desarrollo), por lo tanto, si los bancos ejecutan la hipoteca se rematarían las propiedades por la base de lo que debe la corporación, lo que significaría que los inversionistas no recuperarían sus dineros.

“Ante esta situación, los inversionistas estuvimos de acuerdo con hacer convenios, en los cuales se nos ofrecieron montos del 50% o 30% de la inversión que originalmente aportamos, no teníamos otra salida. Por ejemplo, en mi caso había invertido en un fideicomiso del edificio de Aldesa y tuve que renunciar a la mitad de mi inversión, porque si no se llegaba a un acuerdo rematarían el edificio por la hipoteca de $1 millón, siendo que las inversiones eran de $3 millones más”, explicó Pinchanski.

Además, la miembro de la comisión indicó que el proceso de administración solicitado por Aldesa no está en firme y en caso de que no se admita, se decretaría la quiebra de la empresa, perdiendo la oportunidad de recuperar al menos una parte de lo invertido.

En el caso del proyecto Terra Verbena, explicó Pinchanski se están realizando acuerdos similares, pero otorgando dación en pago, con el objetivo de renovar la construcción de las casas y terminar el desarrollo inmobiliario.

“Hay que tomar en cuenta que primero se deberá pagar al banco, luego a los acreedores y si queda algo, a los inversionistas. Las proyecciones que hemos hecho son que, en unos cinco años, quienes invirtieron en este proyecto podrían recuperar un 25% de su capital. Así que nada que ver con la recuperación del 100% que asegura Javier Chaves”, añadió.

Terra Verbena: el sueño desolado

El megaproyecto Terra Verbena (antes Málaga City), impulsado por Aldesa Corporación de Inversiones, prometía un complejo habitacional ubicado en Alajuelita, que consistía en la construcción de 1.593 casas.  Arrancó como Málaga City en el 2015 y se esperaba que estuviera finalizado en 2020, sin embargo, en 2018 fue adquirido por Infinito Versol (empresa de Aldesa) con la perspectiva de concluir en 2022.

En estos momentos, el proyecto está paralizado y existen más de 60 demandas penales, además de 62 denuncias presentadas ante la Oficina del Consumidor del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) por incumplimiento de contrato.

Según respondió Aldesa a UNIVERSIDAD (a través de su oficina de prensa), en este proyecto hay un total de 94 inversionistas y un financiamiento con Banco Promerica.

Alberto Golcher, quien es uno de estos inversionistas y miembro de la comisión, aclaró que el Banco Promerica tiene una hipoteca sobre la tierra, pero decidió no ejecutarla para darle chance a los inversionistas de organizar un fideicomiso.

“Bajo presión, la gente ha tenido que firmar nuevos contratos de adhesión, ahí se les promete que obtendrán el 100% de sus inversiones en los próximos 5 años, así como los intereses que han dejado de percibir. Pero con un modelo que hemos desarrollado, con la información disponible -que no es suficiente, ni transparente- es probable que los inversionistas recuperen máximo el 25%”, señaló.

Golcher es economista e ingeniero y creó un modelo que plantea varios escenarios para los inversionistas, tomando en cuenta la deuda ($19 millones) y pago de los intereses a abonar al banco. A los proveedores, quienes tienen prioridad sobre los inversionistas, se les deben unos $3 millones (más los intereses), los costos de venta de construcción y venta de las casas, y por último, lo que quede será para los inversionistas.

“En cinco años recuperaríamos el 25% de las inversiones, eso en el escenario más positivo. Estas cifras las hemos validado con la antigua urbanizadora, aunque no hemos podido tener acceso a la información de Banco Promerica para conocer la tasa de interés del préstamo, o de los proveedores, ni de las comisiones de venta que van a estipular. Trabajamos con datos promedio del mercado, pero en ningún escenario recuperaremos todo nuestro dinero”, añadió Golcher.

Según Guiza Pinchanski, en el proyecto Terra Verbena había un lote de unos 5.000 metros cuadrados, que era el mejor y que Aldesa se dejó para un desarrollo de un centro comercial. “No sabemos cómo quedó en manos de ellos, porque nunca recibimos información totalmente transparente”.

Y las expectativas para los inversionistas de otros proyectos tampoco son muy alentadoras.

Otro de los proyectos en el que los inversionistas no ven la salida corresponde a unas bodegas en la zona de Coyol (Fase I) las cuales ya fueron vendidas, financiadas a través de un crédito otorgado con dineros de los inversionistas, aunque el nuevo dueño ha venido pagando por el financiamiento.

Sin embargo, los inversionistas no saben dónde está el dinero, aunque la empresa sí les presentó copias certificadas de los cheques que han emitido y que continúan entregando mes a mes a la corporación.

De acuerdo con Roberto Sánchez, inversionista en Coyol, este es el proyecto más sencillo de arreglar, y no se ha hecho, pues se trata de un crédito que se otorgó a la persona que compró las bodegas, y que está pagando puntualmente.

“No entendemos por qué no se ha podido hacer un arreglo, porque ese bien está en un fideicomiso que libera las acciones contra el repago de la amortización del crédito. Son $64.000 mensuales que se pagan, para una deuda de $4,8 millones, en un préstamo que le restan 9 años y no sabemos adónde están esas platas, porque hemos solicitado confirmación de saldos y Aldesa no nos ha entregado nada”, indicó Sánchez.

Graviton continúa recibiendo flujos

Otro de los proyectos que planteó Aldesa, en el cual están estableciendo acuerdos con los inversionistas, es Graviton Energy & Technology, así lo confirmó David Quesada, quien representa a sus padres como inversionistas del proyecto.

Quesada es el encargado de comunicaciones del comité de inversionistas y fue enfático en que esta empresa de Aldesa, que vende energías limpias, continúa generando recursos, pero en el expediente de la solicitud de administración y reorganización con intervención se hace referencia a una sociedad anónima (Finanzas Corporativas GBA), como la dueña del 77% del capital de Graviton, y plantea a los inversionistas como minoritarios.

“Esto es un insulto a la matemática simple con base en la cual invertimos. Es una sociedad anónima propiedad de la familia Chaves. Graviton es un negocio que se tiene que vender y con los flujos que vienen recibiendo deben pagar a los inversionistas y no ser usados para sostener ninguna operación de Aldesa”, dijo Quesada.

En estos momentos, añadió, Aldesa ha sobrepasado el tiempo de repago de este proyecto, mientras que los cuatro clientes que tiene, Boston Scientific, Tayutic, Plastimex y Liga Deportiva Alajuelense, continúan pagando por los servicios que les brinda.

“Graviton recogía dinero de los inversionistas para comprar tecnología para la producción limpia y como consecuencia, sus clientes tendrían un beneficio en la tarifa de consumo eléctrico. Con la plata de los inversionistas se compró esa tecnología a los proveedores, si logramos vender la empresa, podremos recuperar la plata”, dijo Quesada.


Los inversionistas de ACI que reclamaron recibieron un certificado con un Título Individual no Estandarizado, sin embargo, el bufete Batalla confirmó que a todas las personas que lo recibieron se les entregó el mismo documento, incluso con el mismo número de consecutivo.

Inversionistas de ACI los más desamparados

 María José Núñez Chacón

marí[email protected]

Ana Méndez (nombre ficticio para guardar la identidad) es una de las inversionistas que confió su dinero a Aldesa, su caso es como el de muchos otros, pero tan importante como el de cada uno.

No solo ha topado con una pirámide de excusas y fechas sin cumplir para la devolución de sus dineros, sino que no sabe a ciencia cierta si podrá recuperar la plata que con tanto esfuerzo invirtieron ella y su esposo.

Y es que el destino de sus dineros no fue para un proyecto en específico, sino que fue invertido directamente en Aldesa Corporación de Inversiones (ACI) –holding del sector no regulado de la empresa-.

En el caso de ACI había esquema de coinversión, la empresa captaba el dinero de los inversionistas, era la copropietaria de todos los proyectos, entonces bajo un esquema de selección unilateral diluía las inversiones, pero la mayoría de los inversionistas no tienen ni idea de dónde dirigieron sus platas.

“Yo tenía una corredora desde el año 2004, con ella invertí dineros en Puesto de Bolsa de diversas entidades, todo bajo criterio de poco riesgo porque nunca me gustó exponerme. En 2014, mi corredora se pasó a Aldesa y yo me fui con ella, sin embargo, para el 2015 pasé un fideicomiso que tenía a la Corporación, pero siempre pensé que continuaba en Bolsa”, comentó la inversionista.

Un año antes, su esposo recibió el dinero de su pensión y prestaciones, que rondaban los $150.000 y la misma corredora le dijo que podía meterlo a Aldesa, ganando un 9%. Su esposo retiraba los intereses, ella los reinvertía, pero todo transcurría con normalidad.

Entre las propuestas que su corredora de Bolsa le hacía, siempre figuraban los desarrollos inmobiliarios de Aldesa, no obstante, Méndez no terminaba de convencerse y prefería mantenerse en algo de riesgo, como pensaba que tenía sus $107.000.

“Mi esposo murió el julio del año pasado y me comuniqué con Aldesa para solicitar los dineros que había invertido mi esposo. Me dijeron que no podían dármelos hasta que se diera el proceso sucesorio. De todas formas, pedí mi dinero y me dijeron que había que esperar a que vencieran”, contó.

Cuando se iba a cumplir la fecha de vencimiento de sus inversiones (noviembre), hizo la solicitud de entrega, le aseguraron que le pagarían, incluso le dieron fecha de depósito, pero nunca sucedió.

Las promesas iban y venían, habló con mucha gente en Aldesa, incluso con el mismo presidente de la corporación, Javier Chaves, quien le dijo que en esos momentos tenían un problema de liquidez que resolverían pronto y que ahí le entregarían sus dineros. Le pidió una semana, luego otra y después otra, hasta que ya no le volvió a contestar.

Para diciembre del 2018, tanto el plazo de sus inversiones, como las de su esposo habían vencido, pero la fecha de pago nunca llegó. Hasta que se llevó la sorpresa el 8 de marzo pasado, cuando Aldesa hizo la solicitud de Administración y Reorganización con Intervención.

“En este proceso fue que me enteré que mi dinero no estaba en Bolsa, sino en ACI, claro que no entendí al principio nada, porque los estados de cuenta yo recibía mes a mes usaban las misma terminología, el mismo nombre y estilo de los que recibía estando en Bolsa. Pero resulta que como la corredora puso mis inversiones en ACI, estoy tan metida en el sistema que ni siquiera aparece mi nombre como acreedora, pues era la corporación la que hacía las inversiones en los diferentes proyectos”, añadió.

Y así como le sucedió a esta inversionista, un número aún desconocido de inversionistas que pusieron sus dineros en ACI están a la deriva. Muchos de ellos se sienten engañados, porque no se enteraron de que sus inversiones no iban a la Bolsa; otros sí tenían una mayor claridad de que la corporación diluía su plata en varios proyectos.

De esta forma, las posibilidades de recuperar sus inversiones son todavía más sombrías para quienes invirtieron directamente en ACI, pues en la cadena de acreedores se encuentran en la última posición a distribuir.

Según explicó el abogado Róger Guevara del bufete Batalla y quien representa a la inversionista, la forma en que Aldesa captaba el dinero se convirtió en una pirámide, porque ofrecían rendimientos (intereses) en proyectos que aún no estaban generando, por lo tanto, debían tomar recursos de las inversiones de otros proyectos para pagar.

“Los acreedores que pusieron sus dineros en ACI no tienen ni siquiera una posición de inversionistas ante Aldesa, no adquirieron mediante una obtención de deuda o bonos, no están en el mercado regulado, no están reflejados los destinos de sus dineros, la posición de ellos es muy débil”, explicó Guevara.

Para el abogado, las acciones que pueden tomar estos inversionistas tienen que estar vinculados con el derecho comercial, penal y administrativo contra las entidades reguladoras que no cumplieron su función a un ente económico que “usó el mercado regulado para llevar fondos, a través de un fondo no regulado, usando sus propios corredores de Bolsa y bajo una estructura paralela”.

Por su parte, Guiza Pinchanski Binderoski, miembro de la comisión de inversionistas, y quien también puso parte de sus dineros en ACI, coincide en que estos dineros son difíciles de recuperar.

“Javier Chaves lo que ha dicho es que estos inversionistas de ACI dependen de que se continúe con el proyecto turístico Monte del Barco en Papagayo, (que tiene años de no arrancar), pero es un desarrollo que ha seguido una saga de adquisiciones y sobreprecios. De ahí que la esperanza está en el peor nivel”, señaló.


 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido