País

Inversión del Estado en pensiones aumentaría un 263% para el 2030

Informe de la Contraloría General de la República calculó el impacto fiscal que tiene el envejecimiento de la población en Costa Rica en la áreas de educación, salud y pensiones.

En el año 2000 los y las costarricenses vivían aproximadamente dos años menos y el país recibía alrededor de 20 niños por cada mil habitantes.

En contraste, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) calculó aproximadamente 14 nacimientos por cada mil habitantes en el 2017, lo que se reflejó en 100 mil niños menos matriculados en primaria de escuelas públicas con respecto al año 2000.

En el año 2030 Costa Rica habría duplicado la cantidad de población mayor a los 65 años con la que empezó el siglo XXI, a este cambio de alta tasa de natalidad y mortalidad a una baja tasa en ambas se le llama transición demográfica.

En retrospectiva es positivo para el país, pues significa que ha logrado niveles de desarrollo que progresivamente se traducen en mayor cantidad de años de vida por habitante.

Sin embargo, la Contraloría General de la República (CGR) señaló en el informe “Impacto fiscal del cambio demográfico: retos para una Costa Rica que envejece” que en materia de educación, salud y pensiones el país no está preparado para la transición.

En el informe se calculó que en caso de mantenerse constante la cobertura y gasto por estudiante en educación para el año 2030 se pase de un 8% del PIB a un 5,2% de inversión en educación.

La salud tendría un aumento de 86% con respecto al año 2016 y las pensiones un aumento estimado de 147% en cantidad de pensionados y 263% es el gasto en pensiones.

Nada nuevo

La transición demográfica en Costa Rica inició de forma acelerada a mediados del siglo XX, cuando alrededor de la mitad de la población era menor a los 18 años. En el 2018 el porcentaje era del 28% y para el 2050 se espera que sea del 20%.

Entre 1966 y el 2016 el país vivió su primer bono demográfico, años en los que se abultó la población en la parte económicamente activa. Como consecuencia posibilitaba el incremento de la producción en el país y mantenía una constante reducción de la tasa de dependencia.

“Este comportamiento ha sido predecible desde hace varias décadas, pues el envejecimiento poblacional no es un factor de coyuntura y sus efectos han sido analizados desde hace tiempo por diferentes actores”, explica el informe.

Ese periodo es el que la Contraloría General de la República consideró “la ventana de oportunidad” ya que implicaba que el país tenía una relación positiva entre el ingreso de las personas trabajadoras para sostener programas como el de pensiones.

Sin embargo, el bono demográfico ya se agotó y el informe señala que no se han implementado acciones contundentes de gran impacto en áreas con mucha afectación como lo es el régimen de pensiones.

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