La delegación de indígenas ngäbe que participó en la conferencia de prensa el pasado miércoles se fue de San José con un trago amargo después de que el presidente Rodrigo Chaves dijera en conferencia que improvisaba, a pesar de que se coordinó una semana antes, que los presentara erróneamente como malekus y posterior a eso dijera no sabía pronunciar el nombre de su pueblo.
“Estaba perdido. El presidente dijo en conferencia que estaba improvisando, que no estaba en el plan, nosotros no vinimos de esa manera. El hombre no está ubicado y para que esté bien ubicado tiene que ir al área a conocer la problemática y ya se comprometió” dijo Celestino Jiménez, indígena ngäbe y representante del Centro de Orientación indígenas de Sixaola (COIS).
La representación viajo cerca de 300 kilómetros asumiendo la pérdida de sus ingresos diarios durante los días que estuvieran en San José, para solicitar al presidente que honrara el compromiso de visita que el exviceministro de Justicia y Paz, Sergio Sevilla, les hizo antes de que renunciara el pasado siete de agosto, así como pedir un territorio propio y exponer problemas de acceso al agua. Otras personas de la comunidad que no podían dejar niños o perder su ingreso marcharon desde Sixaola.
El día de la conferencia coincidía con la conmemoración del día de los pueblos indígenas y el Ejecutivo tenía preparado anunciar datos de inversión de presupuesto en territorios indígenas mientras la delegación estaba en la tarima, también las autoridades se comprometieron a realizar la visita que pidieron entre agosto y setiembre.
En el 2013 la población ngäbe de Sixaola inició la lucha por el reconocimiento de su nacionalidad en Costa Rica y finalmente se aprobó con la ley 9710 en el 2021. En el 2022 inició la entrega de cédulas y a la fecha se han entregado alrededor de 580, en una población de cerca de 10 mil personas, señaló Jiménez.
Aunque la entrega ha sido lenta y aún enfrentan problemas de comunicación con las instituciones a cargo, la comunidad ngäbe de Sixaola atesora la aprobación de la ley como un logro que los unió y revitalizó su esperanza en recuperar sus prácticas culturales y que ahora los impulsa a buscar un territorio propio con atención médica del Estado de la mano de su medicina tradicional.
“Cuando yo estaba en primer grado yo solo hablaba el lenguaje de nosotros y la maestra no me entendía, entonces llamó a mi mamá y le jalaron las orejas y le dijeron que yo tenía que hablar español. Luego se me olvidó nuestro lenguaje de no usarlo, aunque mis papás hablan” contó Ana María Castillo, una joven ngäbe de 19 años.
Federico Santos, de 61 años, indicó que el territorio que solicitan es además una reivindicación de sus derechos laborales ya que son fincas de una empresa con la que trabajó desde 1993 y que se declaró en quiebra en el 2005 y se fue del país sin honrar liquidaciones.
“Nosotros no teníamos seguro, venían las boletas con patrono moroso. Esa finca que dejaron nosotros queremos que nos la den a la asociación, estamos reclamando que los niños ngäbe que nacen en Costa Rica y ya nunca van a la comarca (en Panamá) tienen derecho a tener territorio según el Convenio 169” dijo Santos.
Santos dijo las fincas abandonadas -donde la empresa tenía casas para las familias de los trabajadores- han colocado a la mayoría de las personas menores de edad de la comunidad, pero están empezando a ser ocupadas por precarios de migrantes nicaragüenses y ellos quisieran vivir en armonía con la naturaleza, restaurar la tierra y asentarse ahí haciendolo su territorio oficial.