País

INCIENSA: el primer enemigo del COVID-19 en el país

Además de las labores diarias y de monitoreo que realizan en todo el territorio nacional, el grupo de profesionales tuvo que adecuarse a la pandemia y buscar soluciones ante un virus completamente nuevo a nivel mundial.

Los doctores Hebleen Brenes y Claudio Soto Garita, microbiólogos y virólogos del Centro Nacional de Referencia de Virología del INCIENSA, son parte del equipo que trabaja con las pruebas para detectar la COVID-19 y estuvieron presentes cuando se detectaron los primeros casos en el país.

Su trabajo ha ido cambiando, al igual que la pandemia en el país. La experiencia acumulada es la que permite que cada vez se aprenda un poco más del virus, aunque, como toda nueva tarea, el inicio fue complejo.

“Al principio, cuando hicimos la prueba por primera vez, decíamos que los resultados iban a estar entre 24 y 72 horas, dependiendo de cuántas muestras ingresaran, entonces uno estaba más o menos tranquilo. Cuando llegaron las primeras muestras de contacto del doctor del hospital de Alajuela nos dijeron que eran como 6 o 7 contactos. Vinimos a trabajar el fin de semana y eran muchas pruebas más”, recuerda Brenes.

Esto provocaba que el trabajo fuera de mucha presión, especialmente para cumplir con las indicaciones de las diferentes instituciones interesadas en conocer lo que pasaba con el virus.

“Durábamos mas de 24 horas en dar un resultado y era muy muy estresante porque uno sentía que no podía dar la talla. El nivel central de la CCSS y el Ministerio de Salud estaban encima de la dirección de INCIENSA, y la dirección estaba encima de nosotros, para que hiciéramos las cosas rápido. Tratábamos de hacerlo rápido, pero también sabíamos que se debían de hacer bien, porque esa es la prioridad”, dijo Brenes.

Estas necesidades y cambios implicaron que todos los departamentos involucrados se comprometieran a realizar todas las modificaciones necesarias para completar correctamente los procedimientos.

“A nivel logístico y de manejo interno, de cómo entran las muestras, y muchas cosas a nivel de tecnologías de información, también afecta. Son muchos cambios que hay que ajustarlos bien, entonces también al principio fue de ver cómo se lograban todos esos ajustes”, afirmó Soto.

El poco conocimiento a nivel mundial implicaba que los procesos cambiaban muy rápidamente, lo que complicaba aún más esa tarea de ajuste.

“Al principio fue ese proceso de ajuste más complicado porque también como es un virus nuevo entonces todas las medidas y lineamientos van cambiando, hasta el día de hoy. Los lineamientos de vigilancia del  COVID-19 van por la versión 13 en dos meses, y todos esos cambios pueden ver afectados también el trabajo de laboratorio. Hay que ser muy versátil al respecto”, expresó Soto.

Desahogo con nuevo personal

La posibilidad de contar con más trabajadores fue vital para poder salir adelante con las necesidades de procesar las pruebas.

“Cuando se declaró la emergencia, empezaron a entrar dinero de la CNE, de la Municipalidad de Curridabat, para contratar gente de forma temporal. Entraron 4 personas adicionales solo para las pruebas, lo que nos permitió organizarnos para que todos hicieran de todo y agilizar los procesos”, dijo el doctor Brenes.

El doctor Soto agregó que, gracias a este nuevo personal, el tiempo laboral pudo extenderse, para realizar un trabajo más expedito.

“Con la entrada de personal se pudo habilitar dos turnos, entonces trabajamos de 6 am a 9 o 10 de la noche y estamos trabajando los fines de semana. No es 24 horas, pero se abarca la mayoría del día. El turno de noche-madrugada no se usa porque el fuerte de muestras que entran son en la mañana y en la noche, que se dejan cubriendo en un equipo para que en la mañana solo se corra el PCR y se obtenga el resultado”, explicó.

Trabajo conjunto

Además de la labor que han tenido que realizar los diferentes profesionales de la salud, en el INCIENSA son conscientes de que todos los departamentos han aportado durante esta pandemia.

Un ejemplo es el Departamento de Tecnologías de la Información, quienes tuvieron que aplicar nuevos lineamientos para identificar a los pacientes que se testeaban para ver si la enfermedad aún estaba presente.

“Empezamos a hacer esas muestras de alta, que son pacientes que ya habían salido negativo, pero a veces seguían saliendo positivos después de la cuarentena. Si se toma ese positivo y se asigna en el mismo saco de los otros positivos, estaría duplicado. Si no se tenía el cuidado adecuado podíamos estar inflando la cantidad de positivos sin necesidad, entonces la gente de tecnologías de la información tuvo que hacer un proceso aparte”, dijo Brenes.

Lo mismo sucede con las personas que laboran en los puestos de recepción de las muestras.

“El proceso de tomar la boleta del paciente y digitar sus datos toma mucho tiempo. Los compañeros son los que nos permiten tener esa base de datos. Cuando uno tiene una número de muestra con un nombre, un lugar, fecha de inicio de síntomas, fecha de toma de muestra…todo eso nosotros lo podemos ver gracias a que esos compañeros lo introdujeron en el sistema”, dijo el microbiólogo Brenes.

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