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Human Rights Watch: políticas restrictivas de Costa Rica, Centroamérica y Estados Unidos empujan a migrantes a rutas de riesgo

Las personas que pasan por el Tapón del Darién están expuestas a frecuentes abusos, incluidos los sexuales, así como el control de grupos delictivos organizados. 

Las políticas migratorias que han puesto en marcha Costa Rica, México, Panamá y Honduras, así como otras naciones latinoamericanas, promovidas por Estados Unidos, en lugar de reducir la cantidad de migrantes y solicitantes de asilo, han obligado a las personas en tránsito a optar por rutas irregulares y sumamente peligrosas, como es el caso del Tapón del Darién —selva entre Colombia y Panamá—, detalló un informe presentado Human Rights Watch (HRW) a inicios de noviembre de este año.

El documento sugiere que los requisitos de visado impuestos por los Gobiernos de México y Centroamérica, entre ellos, Costa Rica, son uno de los factores que contribuyen al aumento de migrantes que cruzan el Darién, pues en el pasado muchas de las personas migraban hacia Estados Unidos mediante otras rutas.

Según Human Rights, en lo que va del año más de medio millón de personas migrantes han cruzado el Darién, arriesgando sus vidas en esta selva donde están expuestos a abusos por parte de grupos criminales, incluyendo violencia sexual y recibiendo poca protección o ayuda humanitaria.

Entre las nacionalidades que cita el informe de HRW sobresalen la venezolana, haitiana y ecuatoriana, así como de otras regiones de Asia y África.

En una visita realizada por UNIVERSIDAD a la frontera sur del país, semanas atrás, se logró conversar con varios migrantes que se encontraban en el Centro de Atención Temporal para Personas Migrantes (CATEM), donde actualmente son llevados desde Panamá en buses para luego moverlos hacia Los Chiles, cerca de la frontera con Nicaragua.

Las historias desgarradoras coincidían entre quienes tuvieron la suerte de salir de la selva, es una ruta devastadora, llena de peligros, violencia y grupos organizados que están posicionados en puntos específicos en el mejor de los casos exigiendo un monto determinado para pasar, y en otros para robar las pertenencias de quienes van en ruta, su dinero, su dignidad y hasta la vida.

“Nos encontramos en una situación de total desespero, la ruta es terrible para todos, pero sobre todo para los niños que están en estado de vulnerabilidad. Cuando pasas por esa selva puedes ver a niños abandonados, sin comida, ni dónde dormir, vimos pequeños muertos en los brazos de sus padres, y muchas personas fallecidas en el camino”, contó Kevin González (nombre ficticio para guardar confidencialidad) quien cruzó la frontera costarricense semanas atrás.

Entre 2005 y 2020, el número de migrantes en América Latina y el Caribe aumentó en más del doble, pasando de aproximadamente 7 millones a 15 millones, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para el 2021 se registraron unos 130.000 migrantes que cruzaron el Darién.

“La selva es un infierno… uno ve allí hasta lo que no se imaginan, hay personas que no saben nadar, personas mayores que se caen porque no tienen fuerza, los niños se mueren ahogados, vi cantidades de pequeños muertos en carpas, enrollados en telas. A mí me robaron, me quitaron todo mi dinero unas personas que estaban encapuchadas y con armamentos pesados, supe que a los niños los secuestran, para trata o tráfico de órganos, aunque no lo vi en persona”, detalló Carlos Frontera (también con nombre ficticio).

Lo que enfrentan los migrantes

Según el informe de Human Rights Watch, del lado colombiano del Darién, el Clan del Golfo —grupo armado involucrado en narcotráfico— regula las rutas que pueden utilizar los migrantes y solicitantes de asilo, decide quién puede asistirlos en el camino, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y obtiene en promedio $125 por cada persona que cruza la selva.

Del lado panameño, es usual que se cometan de manera rutinaria robos, abusos y violaciones sexuales, de hecho, la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha asistido a 950 personas, la mayoría mujeres que reportaron violencia sexual al cruzar el Tapón del Darién desde abril de 2021.

“La situación en el Tapón del Darién es el resultado de una serie de políticas migratorias fallidas en el hemisferio y subraya la necesidad urgente de establecer una respuesta respetuosa de derechos para proteger a quienes huyen de las crisis de derechos humanos en la región”, señala la investigación.

Como recomendación plantea que, sobre la base de la Declaración sobre la Migración y Protección de Los Ángeles, firmada por 21 países de la región en el 2022, los Gobiernos de América, entre ellos, Costa Rica, deberían adoptar medidas para garantizar políticas migratorias respetuosas de los derechos humanos, pero lejos de ello, han impuesto restricciones, a menudo promovidas por Estados Unidos, a quienes intentan ingresar a sus países, violando el derecho humano a solicitar asilo.

Al respecto de esta investigación se consultó a la Dirección General de Migración y Extranjería, sin embargo, al cierre de esta edición no se recibieron las respuestas.

Gobierno de Biden critica traslado de migrantes en buses

“Cuando pasas por esa selva puedes ver a niños abandonados, sin comida, ni dónde dormir, vimos pequeños muertos en los brazos de sus padres, y muchas personas fallecidas en el camino”, contó Kevin González (nombre ficticio).

Una estrategia desarrollada por Costa Rica y Panamá para movilizar a las personas migrantes en buses entre fronteras ha levantado la preocupación en funcionarios del gobierno de Joe Biden, según publicó el medio estadounidense New York Times la semana pasada.

Pese a que confirman que se han eliminado campamentos, disminuido la tensión sobre las comunidades fronterizas y evitado a los traficantes de personas, para Estados Unidos es una forma de motivar a los migrantes a seguir su ruta, y en realidad lo que quiere es contener a la gente y que soliciten refugio más cerca de sus países de origen.

De acuerdo con el Gobierno panameño, un total 400.000 personas han cruzado a Costa Rica desde Panamá este año, y del 10 al 16 de octubre se habían trasladado en buses 20.000 migrantes con la nueva operación de flujo controlado.

La cifra emitida por autoridades panameñas difiere de los datos oficiales de Costa Rica, los cuales afirmaron que habían sido trasladadas 14.000 personas hacia frontera norte a través del flujo controlado con Panamá. Luego de realizar la consulta en varias ocasiones a través de la Oficina de Comunicación del Ministerio de Seguridad acerca de las razones por las que no coincidían, no se obtuvo respuesta.

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