País Jershell Barrantes, coordinador de Unidad de Medicina Reproductiva de Alta Complejidad

“Hay que generar una cultura de donación de óvulos”

Por normativa institucional, las pacientes mayores de 42 años que se sometan a la FIV tendrán que utilizar óvulos donados para concebir; no obstante, en el país no existe esta cultura de donación.

Tras 19 años de luchas legales y políticas, desde el pasado 3 de junio, 15 parejas se encuentran en el camino de hacer realidad su sueño de convertirse en padres gracias a la técnica de Fecundación In Vitro (FIV), en la Unidad de Medicina Reproductiva de Alta Complejidad de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).

El primer ciclo de FIV ya finalizó, ahora los médicos de la CCSS se encuentran a la espera de los resultados de las pruebas de embarazo. En caso de no tener éxito, el procedimiento se podrá realizar una vez más en cada paciente.

De acuerdo con el coordinador de la Unidad de Medicina Reproductiva de Alta Complejidad, Jershell Barrantes, -por normativa institucional- las pacientes mayores de 42 años tendrán que utilizar óvulos donados para concebir; no obstante, en el país no existe esa cultura de donación.

Esta medida se convierte en una barrera más para que estas mujeres -que están en una carrera contrarreloj- se puedan convertir en madres.

Barrantes aseguró, también, que no existe peligro de que ocurran embarazos múltiples, pues por decreto solo se pueden implantar uno o dos embriones en el útero.

Para recibir una Fecundación in Vitro hay que pasar por varios pasos que se traducen en meses de espera para muchas familias. ¿Cuáles son los requisitos para recibir una fecundación?

— La idea es que el proceso no sea lento, que no sea engorroso. Esto es como una opción más dentro de la temática de infertilidad. ¿Por qué? El 80% de los casos se resuelven sin Fecundación In Vitro, de ahí solo el 20% requiere de esta técnica. El tema que aquí era prohibido era la Fecundación, pero todo lo demás se ha venido haciendo. Si una pareja tiene más de un año teniendo relaciones sexuales frecuentes, no utiliza un método anticonceptivo y no logran un embarazo, es criterio para consulta. Si tiene más de 35 años, el plazo es de seis meses porque ya está contra el tiempo. En el Ebais verifican el factor social, que no haya consumo de drogas, o enfermedades como hipertensión, diabetes, etc. Si ya hay una indicación per sé de endometriosis severa, esa casi que va directo. El otro punto es el peso pues no puede haber obesidad.

Entonces el proceso se hace engorroso por las condiciones de las pacientes.

— Sí. Si todo está bien y es una mujer sin ningún tipo de enfermedad y peso normal, solo llega al Ebais y se refiere a las unidades de baja complejidad que están en el Hospital México y la Carit. ¿Qué va a pasar ahí? Ahí se hace un chequeo profundo. Se revisa el factor masculino, ovulatorio, tubo peritoneal, sistema endocrino, reserva ovárica y algunos otros factores como cuello, miomas, etc. En ese estudio, si la paciente se pone las pilas dura tres meses. De pronto, la gente siente que esto es una escalera que tiene que ir escalando y en el punto más alto está la Fecundación In Vitro, pero a veces desde el punto uno ya se va a FIV.

¿Existe un tope de edad para aplicar el FIV?

— Por decreto no se puede hacer FIV en mujeres mayores de 50 años. Eso suena muy amplio. Ya pacientes mayores de 42 años por normativa institucional tendrían que utilizar óvulos donados -si están de acuerdo- por el pronóstico y éxito que podrían tener. Normalmente en una paciente de 48 años no se usan sus óvulos para tener un hijo. Tendrían una tasa de síndrome de down muy alta, tasa de aborto muy alta y fallas de implantación muy altas. Ya por encima de 42 años, la posibilidad de éxito es del 2%, esa es la razón de ser por la cual se puso esa marca de edad. No fue antojadizo. Ya por ejemplo, a los 41 años hay un 5% o 8% de posibilidad de éxito.

¿Cuál es el porcentaje de mujeres en ese rango de edad que se encuentran en la lista de espera de FIV?

— Es un porcentaje considerable. Igual hay un trabajo interdisciplinario. Nosotros les explicamos su realidad y que habría que hacerlo con óvulos donados para que lo evalúen y saquen dudas. Al fin y al cabo ese hijo es tan hijo de ella como si fuera media célula. Cada caso es muy particular. La razón por la cual este tema se ha vuelto muy frecuente en la sociedad es porque las mujeres de 20 años no se embarazan. La cultura nos ha enseñado que hay que planificar, estudiar, y realizarse como persona, entonces la pareja queda en el último nivel, generalmente cercano a los 40 años. Es un tema que la sociedad va tirando a la última parte de importancia en la vida.

De las actuales pacientes, ¿hay alguna que haya requerido de óvulos donados?

— No. Es entendible que la persona requiera mucha información al respecto e interiorizar, entender y aceptar esa opción. Estamos en esa fase en algunos casos que tal vez no entraron en el ciclo porque vino el shock de la situación y tienen que pensarlo, a ver si toman la decisión. Si usan óvulos donados, el pronóstico mejora.

Pero podrían sentir ese miedo a no tener un hijo con su información genética…

— Tiene que comprender y renunciar a su información genética. Estamos poco acostumbrados a esta situación en nuestro país y Latinoamérica. Incluso muchas veces los niños se parecen. También hay un término que es la epigenética, donde en el desarrollo del embrión dentro del útero se pasa un poco de material genético. Otro punto importante es que en programas exitosos se busca que el donador se parezca a la paciente para que no haya duda en la sociedad. En Europa el requisito es que sea anónimo, confidencial y altruista.

¿Cómo funcionaría eso en Costa Rica? En el país no existe esa anuencia de las mujeres a donar óvulos.

— Hay que generar cultura en cuanto a la donación de óvulos. Probablemente en la generación de nuestros papás, si un familiar se moría y se donaban los órganos, la gente pensaba que eso era irrumpir en el cuerpo y que no era correcto. Hoy en día uno piensa que si a uno le pasa algo y se muere, que aprovechen hasta las pupilas si quieren, porque al fin y al cabo ya hay una cultura diferente en donación de órganos. Ya nos lo han dicho muchas veces.

¿Le resulta comparable con la donación de otros órganos?

— Yo sí lo veo, es un asunto de cultura. Hay que darse cuenta de que es una situación real, que hay pacientes que requieren de esa opción. Que tal vez yo diga que nunca quiero un hijo, pero podría ayudarle a alguien. Por decreto en el país hay dos opciones en cuanto al tema de donación: mujer conocida o desconocida. Eso es muy peligroso. Lo que el decreto buscaba era dar responsabilidad porque si me tiran a mi (Unidad de Medicina Reproductiva de Alta Complejidad) la responsabilidad de que yo consiga donantes, yo no puedo salir a la calle pidiendo eso.

Pero si no hay una cultura, estas parejas, además de que están contrarreloj, nuevamente se estarían enfrentando a otra barrera en su búsqueda por tener un hijo.

— Danos cinco años. Probablemente en cinco años sea otra la historia. Es difícil, es un tema controvertido.

¿Han tenido visitas de personas que quieran hacer donaciones?

— Sí, pero primero hay que hacer evaluaciones para saber si esa paciente es sana e idónea. Tenemos que ir haciéndolo.

¿Cuántas personas se han acercado?

— Ese dato es confidencial.

Ustedes realizaron la transferencia de embriones a pacientes hace unas semanas. ¿Cuánto hay que esperar para confirmar si hay algún embarazo?

— Estamos expectantes a la prueba de embarazo.

¿Ya han llegado resultados positivos?

— No, estamos en espera. Muy pronto. Se estima que por cada vez que se haga una transferencia, el 30% o 35% terminan con éxito el proceso.

Si un tratamiento fracasa, ¿cuantas veces más se puede aplicar en la misma paciente?

— Una. Usualmente no se hace de inmediato por seguridad y salud de la mujer. No es lo prudente. Con dos o tres meses de tiempo se puede volver a intentar.

¿Cuándo inicia el segundo ciclo?

— El segundo ciclo inicia en septiembre con estimulación. Luego, a mitad de septiembre iniciamos el proceso en el laboratorio.

Finalmente, hay una preocupación de que la FIV pueda provocar embarazos múltiples. ¿Podría suceder? ¿Cuántos embriones van a implantar?

— Por decreto, se pueden implantar uno o dos embriones máximo. Eso es muy bueno, porque reduce la tasa del embarazo múltiple a gemelar y cuando uno pone dos embriones la tasa gemelar es de un 20%. Cuando se pone uno no hay riesgo de que sea gemelar, solo el riesgo normal de la población.

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