El Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la UCR advirtió de los riesgos de deslizamientos sobre la Ruta Nacional No. 1 y en particular en el sector de Cambronero desde febrero de 2021, mediante sendos informes que además establecieron que el sitio era de “alta prioridad de intervención”.
Específicamente se trata de dos informes de evaluación realizados por especialistas de ese Laboratorio, que se abocaron a analizar las circunstancias primero de tres puntos entre San Ramón y Cambronero, y luego en un cuarto punto sobre la conocida y pronunciada cuesta.
Esos análisis cobran notoriedad luego del muy lamentable accidente acaecido el sábado pasado, cuando tras un deslizamiento un autobús volcó a lo largo de una pendiente justo en el sector de Cambronero y que saldó con la pérdida de nueve vidas.
Un aspecto más que llamativo del accidente es que el ministro de Obras Públicas y Transportes el mismo sábado había ordenado la reapertura del paso por esa carretera, luego de que se hubiese cerrado para limpiar un deslizamiento ocurrido el viernes. El propio Amador adujo que la decisión de reabrir el paso pro Cambronero obedeció a que la concesionaria de la Ruta 27 se negó a “liberalizar” los peajes para agilizar el paso de vehículos por esa carretera.
Informes contundentes
De la lectura de los informes de la Unidad de Gestión y Evaluación de la Red Vial Nacional, del Programa de Infraestructura del Transporte, del Lanamme, se desprende que antes incluso de llegar a Cambronero desde San Ramón, el Laboratorio ya había identificado en un primer informe tres puntos de esa carretera en los que ya se habían presentado deslizamientos y hundimientos, y al respecto se señaló que tenían potencial para “generar una interrupción completa en el tránsito y una afectación directa a los usuarios. La inestabilidad en estos sitios ha sido recurrente durante muchos años”.
El análisis detalló que los sitios evaluados presentan una condición de “riesgo potencial alto, pérdida de conectividad alto, convirtiendo a la ruta en un eje sumamente vulnerable y de alta prioridad de intervención”.
El segundo informe, en realidad una continuación del primero, evaluó el tramo “entre San Ramón y Puntarenas, en el sector conocido como Cambronero” y de igual manera apuntó que “presenta una condición de riesgo potencial alto, pérdida de conectividad alto, convirtiendo a la ruta en un eje sumamente vulnerable y de alta prioridad de intervención, de forma similar a las condiciones” evaluadas en los tres puntos anteriores.
De hecho, ese estudio destacó que durante la tormenta Nate, en octubre de 2017, se presentó un deslizamiento en el carril externo, en el sentido de circulación San Ramón – Esparza, el cual provocó el colapso de una alcantarilla. Posteriormente, “se dieron trabajos en restablecer el flujo de agua superficial; sin embargo, esos trabajos no parecen estar terminados. Además, no se halló evidencia de obras de estabilización tendientes a contener el avance del deslizamiento o recuperar el ancho de
la vía y el espaldón faltante”.
Ambos informes destacan que se trata de una de las rutas más importantes del país, pues constituye “uno de los ejes estructurantes de interconexión logística consolidada de Costa Rica, esenciales para comercio internacional o regional por volumen de carga o participación en el comercio exterior del país y en el contexto actual se considera, junto con el corredor San José – Caldera (Ruta Nacional No. 27) y la Ruta Nacional No. 3 (conocida como: El Aguacate) como uno de los ejes de conectividad
con la zona Pacífica del país y parte de la redundancia de la red vial para esta zona”.
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