País Estado proporciona cuido, estudio y comida

Guarderías nocturnas sostienen a jefas de hogar en el colegio

En tres años el MEP duplicó la cantidad de personas que se alimentan en colegios nocturnos. Dinero invertido en alimentación para colegios nocturnos se triplicó.

Ser mujer, madre, hija, hermana, compañera, esposa, novia, empleada, exesposa, desempleada, cocinera, ama de casa, cuida niños y además pasar las primeras cuatro horas de la noche intentando terminar el colegio, con un ojo en la pizarra y el otro en la guardería.

Esa es la historia de miles de jefas de hogar en Costa Rica. Los rostros cambian, la historia es la misma.

“Sin este servicio, los días y los años hubieran seguido pasando y yo estancada”. (…)

“Antes mi hermana me los cuidaba (a sus tres hijos) pero ahora ella tiene que cuidar a los suyos, entonces ya no da abasto con los míos, y yo no puedo trabajar porque no tengo estudios”. (…)

“Yo tuve a mi hijo muy joven. A los 15 años quedé embarazada y, ahora, después de seis años de no venir, volví a retomar los estudios. Uno no es nada sin estudios. Mínimo a uno le piden el noveno”. (…)

Se trata de mujeres a quienes la tradición y los roles sociales colocaron a cargo de sus hogares y qué -por ello- se vieron obligadas a salir del sistema educativo.

Ahora, una combinación de esfuerzos entre el Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Ministerio de Salud les ofrece un servicio que combina educación, cuido y alimentación, tanto para ellas como para sus hijos.

Y lo más novedoso, les ofrece esas ventajas durante las noches.

Alexis Ramírez, director de uno de esos colegios nocturnos, define el proyecto como “una tabla de salvación para estas mujeres”.

El programa se llama “Yo me apunto con la educación”, y es una estrategia integral del MEP que busca la reinserción y permanencia de estudiantes (hombres o mujeres) en el sistema educativo público.

Según datos del MEP, la convergencia de distintos programas sobre equidad y el proyecto Yo me apunto lograron reducir la exclusión en los centros educativos en los que operan, del 13,6% que existía en el 2015 se llegó a un 11,8% en el 2016.

Esta estrategia de educación se implementó desde hace dos años y actualmente funciona en 168 centros educativos, ubicados en 76 distritos alrededor de todo el país; es decir, en un 23% del total de colegios.

De acuerdo a la coordinadora de Yo me apunto con la educación, María Alexandra Ulate, la estrategia resultó exitosa y logró hacer más eficiente la inversión que ya venía realizando el Ministerio.

“Se reforzó lo que la anterior administración venía haciendo muy bien y se innovó atendiendo de manera focalizada centros educativos con mayores índices de exclusión. Se utiliza la inversión que ya existe en el MEP para que llegue más pronto a ese colegio”, señaló la coordinadora.

De las 168 instituciones educativas involucradas, 54 corresponden a colegios nocturnos en los cuales se atiende de forma integral la exclusión. A estas se les dotó de mejoras en alimentación, transporte, apoyo académico, seguimiento y acompañamiento.

El Colegio Nocturno de Guararí de Heredia es uno de los centros educativos que integran la estrategia del MEP. Para su director, Allan Salazar, esta iniciativa ha beneficiado en gran medida la institución que lidera.

“El año pasado, a nivel nacional se dio un repunte en la permanencia de los estudiantes, ha bajado la deserción y también la promoción de bachillerato ha aumentado. Una de las cosas que a nosotros nos motiva es que los alumnos permanezcan en la institución”, apuntó Salazar.

Allí estudia Yahaira Marín, una joven de 28 años quien tiene una pequeña hija de tres años que padece fibrosis quística.

La enfermedad de la niña le impide a Yahaira trabajar pues debe vigilarla y medicarla constantemente. “El año pasado estuve trabajando como miscelánea y no lo logré porque mi hija se empezó a enfermar más”.

Apaciguar el hambre

Los comedores juegan un papel importante en la vida de miles de estudiantes que llegan a las aulas con el objetivo de aprender, pero sin la adecuada alimentación, pues no cuentan con el dinero para comprar en la soda, vienen cansados de su trabajo, o en el peor de los casos, no tienen el sustento necesario en sus casas.

Una de las beneficiadas del sistema de guarderías y comedores es Marina López, una madre de 19 años que estudia en el Colegio Nocturno de Guararí. Aunque es de pocas palabras, esta joven -que cursa el quinto año- ya tiene trazada una meta en su mente, estudiar periodismo.

López es franca en decir que “el colegio la motiva a seguir estudiando” y que el comedor ha sido una gran ayuda para ella, quien labora durante el día en la industria médica y llega al colegio con hambre pero con el ánimo de estudiar.

“El servicio de comedor es bueno, existimos varios que venimos del trabajo y no nos da chance de ir a la casa. Por lo menos aquí podemos calmar un poco el hambre. A nosotros el colegio nos motiva a seguir viniendo, de muchas formas”, dijo Marina.

Ella también utiliza el servicio de guardería que brinda el CEN-Cinai de Guararí. Allí su hija, Diana Sofía, de tres años, mejora su lenguaje, aprende los números, los hábitos de higiene y también se alimenta, mientras ella estudia.

En el comedor del Colegio Nocturno Julián Volio Llorente, en San Ramón de Alajuela, labora Seidy Jiménez, una mujer laboriosa que, de lunes a viernes, desde las 4:30 p.m, se encarga de preparar junto a otras dos operarias, la comida de 553 estudiantes.

Esta cocinera fue también estudiante de este mismo centro educativo y asegura que el servicio de comedor ha sido un acierto para la población estudiantil que asiste a estudiar durante las noches.

“Yo fui estudiante de acá, antes uno se deseaba aunque fuera una galleta. A veces hay gente que no ha comido durante todo el día y esta es su comida. Hay algunos que se llevan alguna fruta para comer en la casa o nos piden que les demos un poco más de comida para llevarse”, señaló la operaria.

El servicio de alimentación, que forma parte del programa de Equidad del MEP, duplicó la cantidad de beneficiarios desde su creación en el año 2013. Para ese entonces atendía a 11.365 estudiantes, mientras que este año la cantidad de personas alimentadas llegó a 22.647.

La cantidad de recursos que el MEP invirtió en alimentación se triplicó. En el año 2013 el presupuesto era de ¢625 millones y en el 2017 el monto destinado a los comedores superó los ¢1.500 millones.

Cada plato de comida que se le brinda a los estudiantes cuesta cerca de ¢830 y son preparados de acuerdo con un menú diseñado por el Programa de Alimentación y Nutrición del Escolar y el Adolescente (Panea), el cual busca crear hábitos alimenticios saludables dentro de las comunidades estudiantiles.

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