Con cánticos, consignas, tambores y velas, decenas de activistas feministas rodearon a la familia de Beatriz -mujer salvadoreña que demandó al estado por negarle un aborto- para sumarse a su clamor por justicia.
El caso -que inició la joven y hoy continúa su familia- se debatirá en la sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y podría resultar en avances significativos en materia de derechos sexuales y reproductivos para toda la región, por lo que se ha convertido en bandera para los movimientos feministas de toda Centroamérica.
En vísperas de las audiencias presenciales ante la Corte, un centenar de mujeres envueltas en pañuelos verdes y morados, cargando pancartas, banderas, fotografías y velas rodearon con cantos, consignas y música a la familia de la mujer.
Beatriz, quien es el centro de la demanda, fue una joven salvadoreña, paciente de lupus, que durante su segundo embarazo, al ser este uno anancefálico (es decir, el feto crecía sin cerebro, ni cráneo, ni posibilidades de sobrevivir) y causarle serias complicaciones de salud, solicitó un aborto que le fue inicialmente negado. Finalmente, por orden de la Corte IDH, las autoridades en salud le practicaron una cesárea adelantada, 81 días después de que hizo la primera solicitud.
El feto murió pocas horas después y la salud de Beatriz nunca se recuperó, por lo que sucumbió ante un leve accidente de motocicleta, unos años después. Ahora, su familia la representará ante la Corte IDH donde esperan que el estado sea condenado por la violación de los derechos a la vida, integridad personal, garantías judiciales, vida privada, igualdad ante la ley, protección judicial, y derecho a la salud, sentando así un precedente para “que ninguna otra mujer tenga que sufrir lo que Beatriz sufrió”.
La vigilia comenzó a las 6 p.m. con la iluminación de un altar e intervenciones en que recordaron tanto Beatriz como a otras mujeres que murieron víctimas de la violencia machista, y se extendió hasta bien entrada la noche.
Desde sus inicios, cabe señalar, las activistas toparon con un grupo – levemente más pequeño- de manifestantes antiaborto que con banderas de “Salvemos las dos vidas”, las confrontaron e interpelaron, a menudo a gritos, con empujones y golpes con las banderas a las mujeres que custodiaban el espacio de la vigilia, como pudo constatar UNIVERSIDAD. Ante esas confrontaciones, varias de las activistas pidieron a los contraprotestantes respeto y distancia. La presencia policial se hizo entonces más sensible pero la situación no escaló más.
El grupo conservador, envuelto en pañuelos celestes y acompañado por seguridad privada, cargaba imágenes de la Virgen María y estaba integrado en buena parte por hombres (entre los que se encontraba el diputado David Segura). Instalados con una tumbacocos y un toldo, lanzaron consignas, algunas que incluso fueron coreadas por las feministas. Por ejemplo, al grito de “Somos mujeres, amamos la vida”, se sumaron ambos bandos y al grito de “Viva la vida”, las activistas respondieron “…de las mujeres”.
Durante el evento, Humberto, el hermano de Beatriz dijo a las asistentes que su familia agradecía el apoyo y la solidaridad, además de que recordó que “la única verdad” fue que su hermana fue “torturada” pues se le negó un aborto que “necesitaba” para proteger su salud. Además, en conversación con UNIVERSIDAD, el joven dijo que el slogan usual de los grupos antiderechos ni siquiera tiene sentido en este caso, pues no habían “dos vidas que salvar”.
Las feministas informaron que realizarán actividades en apoyo a la familia de Beatriz, su clamor de justicia y en favor del avance de los derechos reproductivos en Centroamérica durante este miércoles y jueves, cuando se llevarán a cabo las audiencias del caso. A esto seguirá un plazo de análisis de la evidencia y deliberación de la Corte, con miras a que la sentencia del caso esté lista cerca de finales de este año.
