País

Grandes oligopolios impiden que los precios bajen, a pesar de caída del dólar y la gasolina

A pesar de la baja del dólar, los combustibles y decretos ejecutivos que prometían abaratar la vida, el aumento en los precios de productos de consumo cotidiano no se detiene a causa de mercados oligopólicos.

El reducido número de empresas que controlan los mercados de alimentos, medicamentos y otros bienes de consumo impide que, a pesar del desplome del precio del dólar y de los combustibles, baje el costo de la vida.

En el último trimestre del 2022 el precio del dólar y el de la gasolina comenzaron un vertiginoso descenso, que a pesar del paso del tiempo no ha impactado aún los precios en los supermercados, tiendas y farmacias del país, los cuales más bien tendieron al alza hacia finales del año.

UNIVERSIDAD comparó facturas de diarios adquiridos en Walmart de marzo 2022 (con el dólar y la gasolina más caras) con diciembre 2022 (ya con dos meses a la baja) y en vez de reflejarse tendencias de reducción, el precio del café incrementó ₡445.54, los huevos subieron en ₡712,87 el kilo y la leche aumentó ₡168,31, por mencionar algunos productos.

Especialistas coinciden que es el manejo por parte de pocas empresas de las cadenas de distribución de alimentos y de los medicamentos que consumen millones de costarricenses, lo que facilita mecanismos que encarecen los productos y que dificultan el acceso a los sectores más empobrecidos. Asimismo, advierten que, si esto no cambia, los precios seguirán sin bajar.

Por ejemplo, en el caso de los fármacos, explica el investigador del mercado de medicamentos Leiner Vargas, hay múltiples puntos de concentración en la cadena de distribución de fármacos (empezando porque en el mundo el mercado está en pocas manos). Así, localmente, la mayor parte de las farmacias son del grupo empresarial Cuestamoras (dueño de Fischel y La Bomba, así como droguerías y laboratorios), Walmart o Sucre.

Además, según datos provistos por el economista Luis Olivares, tres distribuidoras (GFI, CEFA y Cofasa) controlan el 60% del mercado de importación y distribución de medicamentos.

“Ese mercado tiene tendencias oligopolísticas y yo me atrevería a decir que funciona con tintes de cartelización”, dice Olivares, quien asegura que además de la concentración, las alianzas de exclusividad cierran el acceso al mercado.

Leiner Vargas detalla que en el país la composición del precio minorista es de un 58% laboratorios, 18% droguerías y 23% farmacias, de modo que las empresas que controlan el mercado tienen una incidencia “más que considerable sobre el esquema de formación de precios”.

En el caso de los alimentos, Rogis Bermúdez, expresidente ejecutivo del Consejo Nacional de la Producción (CNP), explicó que unas pocas cadenas de supermercados (Walmart, Grupo Empresarial de Supermercados S.A. (Gessa), Corporación Automercado, Pricesmart, entre otras) concentran el mercado y, por ende, controlan los precios de los productos de consumo diario. Asimismo, la producción o importación de bienes está altamente concentrada, lo que agrava la situación.

Donald Murillo, de la Granja Roblealto —que comercia pollitas ponedoras para la producción de huevos— explicó que también es necesario considerar que las oscilaciones de precio causadas por fenómenos externos (como la guerra en Ucrania o la crisis de contenedores) llegan “atrasadas” por los tiempos de producción.

Eso sí, dijo, esos cambios en los precios expulsan del mercado a ciertos sectores que no pueden enfrentar los “malos tiempos”, de modo que a lo largo del tiempo, solamente se mantienen en ese mercado los grandes productores, como Walmart, Yema Dorada y Avicultores Unidos, entre otros.

Según Rogis Bermúdez, además, si bien medidas como la “Ruta del Arroz” o la liberalización de la importación de aguacate se anunciaron como beneficiosas para los consumidores “eso quedó digamos en una promesa que difícilmente va a ser realidad”.

En el caso del arroz, dice, la liberalización del precio hará que poco a poco las industrias limiten el acceso a las calidades más bajas de arroz (aquellas con mayor porcentaje de grano quebrado), que es el que consumen los sectores más pobres, obligándolos a pagar los más costosos. “La medida no ha servido, ni va a servir”, dijo.

De esta forma, en octubre pasado un estudio del Centro de Investigación en Economía Agrícola y Desarrollo Agroempresarial (CIEDA) evidenció que el beneficio generado por las medidas aplicadas al mercado arrocero se concentró en pocas manos, pues dos empresas acaparan la mayor parte del mercado (Importadora El Armenio con una participación del 47.14% y La Maquila LAMA con el 35.37%) y las tres principales cadenas de supermercados concentran el 80% de los establecimiento en el país, según datos de la FAO.

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