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Gobierno cosecha las tempestades de su mala comunicación con sectores descontentos

Pese tener a un comunicador como cabeza, el gobierno de Carlos Alvarado no ha tenido la capacidad de cerrar las heridas de la pasada elección ni de atender el descontento en temas diversos, que le van sumando enemigos.

La incapacidad de comunicar adecuadamente sus logros y proyectos, el no acercarse a los sectores aún resentidos tras la segunda ronda electoral del 2018 y un grupo importante de la población que se siente excluído de las oportunidades de desarrollo -principalmente en la periferia del país- fueron el caldo de cultivo en el que creció la actual crisis del gobierno de Carlos Alvarado.

Para analistas consultados por UNIVERSIDAD, el ahora exministro de Educación, Edgar Mora, se convirtió en el “pegamento” que unió los descontentos de diversos grupos que decidieron paralizar puntos estratégicos del país para presionar y ser escuchados.

Sin embargo, la salida de Mora no ha sido suficiente para este movimiento que se ha denominado “Encuentro social multisectorial” y ha decidido unir sus demandas de diversa naturaleza frente a una administración Alvarado que ha lucido una reacción lenta y de pocos recursos políticos.

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Es precisamente ir ganando la confianza y credibilidad en el sector en el que son autoridad. Esa legitimidad Mora nunca la ganó, al contrario, entró prácticamente imponiendo los cambios que él consideraba, sin un proceso democrático de participación de los sectores”.

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Heridas sin cerrar

La asesora en estrategia y comunicación Política, Fanny Ramírez, considera que el primer error del gobierno y su agenda disruptiva en el sector educación fue actuar con autoridad política, pero sin legitimidad.

“La construcción de legitimidad se hace a partir de una construcción estratégica de la comunicación política, y es precisamente ir ganando la confianza y credibilidad en el sector en el que son autoridad. Esa legitimidad Mora nunca la ganó, al contrario, entró prácticamente imponiendo los cambios que él consideraba, sin un proceso democrático de participación de los sectores”, comentó.

Para Ramírez, cuando se intentan hacer cambios radicales, es necesario un proceso de sensibilización de los diversos actores, pues sino se provocan esos vacíos de comunicación que han sido aprovechados por ciertos sectores para llenarlos de informaciones falsas.

“Es responsabilidad del gobierno que todas sus políticas estén claras y que no haya ambiente de incertidumbre en lo que está haciendo, eso es parte del proceso de transparencia y rendición de cuentas que debería tener todo gobierno”, añadió.

La estratega en comunicación indicó que a estas falencias se debe añadir un contexto en el que el gobierno fue electo no por una mayoría realmente convencida en su apoyo al entonces candidato del PAC, sino a un grupo de “votos” prestados que prefirieron esa opción frente a la alternativa religioso-conservadora de Fabricio Alvarado.

“Esa construcción de legitimidad debieron hacerla desde el primer día con una comunicación política muy bien gestionada, pero ha sido la gran ausente de la ecuación. Han estado además ensimismados, diciendo “estamos haciendo las cosas bien”, a pesar de las alertas que daban las encuestas del CIEP”, indicó.

La politóloga Argentina Artavia coincide en la falta de una estrategia de comunicación del gobierno para explicar con claridad su agenda inclusiva, convirtiéndola más bien en el elemento que une a estos sectores que hoy se manifiestan y que pidieron la salida de Edgar Mora.

“El problema aquí es que ese Mora ha sido un elemento que aglutina, que representa lo que ellos dicen rechazar. Dicen que no quieren discriminación, pero se manifiestan en contra de acciones para eliminar el irrespeto o el llamado bullying, son discursos contradictorios”, opinó Artavia.

El sociólogo y político Manuel Rojas también considera que mucho del descontento que se manifiesta en la actualidad tiene raíz en ese proceso electoral del 2018 que polarizó al país alrededor de los temas de derechos humanos y las reivindicaciones para la población sexualmente diversa.

“Es un movimiento muy heterogéneo, gente que realmente cree que hace lo correcto, asustados por la llamada “ideología de género” y otros actores interesados que están manejando los hilos de la tramoya, que están llevando esto hacía no sé dónde, pues no queda claro cuál es su proyecto político”, aseveró Rojas.

“Es parte de una estrategia de algunas élites religiosas de esta tendencia neopentecostal, más gente como Albino Vargas y otros dirigentes sindicales que sienten que llegó su momento y que pueden darle dirección y liderazgo a una cosa que podía ser amorfa hasta hace cierto tiempo”, apuntó Rojas.

Para el politólogo, este grupo de personas está claramente concentrado en las zonas fuera del Valle Central, y su descontento también es parte del sentimiento de exclusión que les ha generado por mucho tiempo la política estatal que los tiene en abandono.

El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica, Felipe Alpízar, también identifica a esta población que vive fuera del Valle Central como un sector que acumula un descontento por el “retiro histórico” del Estado y la desigualdad.

“Eso es como el caldo de cultivo. Lo que pasa es que cuando hay ciclos de movilización las protestas son muy diversas, hay sectores de transportistas que uno no sabe si son personas independientes que tienen su camión o son empresas de transporte que quieren bloquear iniciativas, como el tren al Caribe que es una de las cosas que parece estar por debajo”, consideró Alpízar.

“Hay un descontento base, pero no estoy seguro de que toda la movilización sea por ese descontento en particular, porque ese descontento también tiene fines políticos de cara a las elecciones municipales y golpear al gobierno. Son muchas cosas al mismo tiempo; son actores muy distintos”, añadió.

Alpízar observa en estas manifestaciones algunas “alianzas utilitaristas” entre sectores como los estudiantes y transportistas, con grupos como los sindicatos que traen su propia agenda, como el combate a iniciativas de ley como el que pretende limitar las huelgas y la Ley de Empleo Público; además de sectores conservadores que combaten la agenda de derechos humanos y lo relacionado con la población LGTBIQ.

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Es parte de una estrategia de algunas élites religiosas de esta tendencia neopentecostal, más gente como Albino Vargas y otros dirigentes sindicales que sienten que llegó su momento y que pueden darle dirección y liderazgo a una cosa que podía ser amorfa hasta hace cierto tiempo”.

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Sobre este punto, Manuel Rojas destacó la figura del secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), Albino Vargas, por la capacidad de renovar su liderazgo en este movimiento.

“El caso de Albino es interesante porque es un dirigente que uno pensaría que ya jugó, pero pareciera que él logra nueva vida incluso apoyando causas en las que posiblemente no crea, pero el mantener su vigencia le lleva a tomar esta situación tan curiosa”, comentó Rojas.

El politólogo recordó que hubo un momento en que Albino Vargas era “un líder de las causas progresistas”, pero ahora parece dispuesto a sumar en causas que más bien son conservadoras.

“Pero tampoco le va a dar mucho, porque si de alguna forma estos grupos religiosos se fortalecen y tienen más brazo político, no tengo duda de que se van a deshacer de Albino. Pero mientras tanto ahí está y el Albino progresista aparece ahora como un Albino retrógrado”, consideró.

Fanny Ramírez apuntó que al terminar la huelga del año anterior contra la reforma fiscal, los sindicatos se vieron golpeados en su legitimidad, pero ahora al sumarse a grupos como los estudiantes y transportistas lograron “darle la vuelta a la tortilla” y que sea el gobierno el que vea desmejorada su imagen.

“Se dieron cuenta de que esa forma de protesta en la que bloquean directamente ellos estuvo deslegitimada,  pusieron en primera fila a los estudiantes, y el que un policía golpee a un estudiante nunca se va a justificar tampoco. Pusieron las piezas más vulnerables y más finas por delante”, indicó.

La falta de información y el terreno dejado en manos de las noticias faltas, provocaron que sectores como los estudiantes de secundaria salieran a las calles a demandar más claridad en temas como Educación Dual y las Pruebas Faro. (Foto Katya Alvarado).

Presidente aislado

Para los analistas consultados por UNIVERSIDAD, esta crisis que llevó a la salida del ministro Edgar Mora también dejó en evidencia la vulnerabilidad política del gobierno y particularmente de la “soledad” de la figura del presidente Alvarado.

Para Fanny Ramírez, en esta crisis ha quedado en evidencia cómo el ministro de la Presidencia, Rodolfo Piza, está “dando un paso atrás” pues aparece cada vez más desmarcado del gobierno y se va convirtiendo en una “figura decorativa” que busca el momento indicado para concretar su ya anunciada salida.

“Nancy Marín (ministra de Comunicación) es una figura que no tiene peso ante los diferentes sectores, es una persona de confianza de Carlos Alvarado, pero no alguien que tenga la suficiente legitimidad. En la teoría el ministro de Comunicación o el ministro de la Presidencia tiene que asumir las balas, pero si esas figuras no son fuertes, se ve caído el gobierno”, valoró.

Manuel Rojas también señaló que “el gobierno está muy solo” y considera que al presidente Alvarado le salió mal el intento de ganar apoyo con su aparición en la Marcha del Orgullo LGBTIQ de este mes, pues ni siquiera en ese sector se puede encontrar una plena satisfacción por la labor del actual gobierno y algunas contradicciones en su política de derechos humanos.

“Entonces, en una coyuntura como esta, el presidente no tiene a quién recurrir y termina fácilmente rindiendo una figura clave (Edgar Mora) y quizá toda una política en Educación, porque se va Mora, pero están pidiendo que quien llegue ahí haga lo contrario a lo que se estaba haciendo en el Ministerio de Educación Pública”, explicó.

Rojas señaló que el Partido Acción Ciudadana (PAC) no tiene la fuerza legislativa suficiente con solo diez diputados, ni el capital político-electoral necesario como agrupación, para servir como verdadero respaldo al gobierno de Alvarado en esta crisis.

Para Argentina Artavia, la estrategia del gobierno de iniciar las conversaciones con los grupos que se manifiestan llegaron “bastante tarde”, y con esto el presidente Alvarado permitió que la desinformación le ganara el terreno.

“No hubo buena comunicación del gobierno, no hubo explicación adecuada de qué significaban los baños neutros y plantearlos como baños de uso individual, o el tema de las celebraciones en las escuelas. La comunicación del gobierno debe explicar las cosas hasta el cansancio, pero lo que se hizo fue general vacíos que hoy los tienen enfrentados a esta crisis”, manifestó la politóloga.

Sin embargo, Artavia rescató que el mensaje del presidente Alvarado la noche del lunes en la que anunció la intervención para despejar los bloqueos es una señal de firmeza que a la población le gustaría ver del mandatario con más frecuencia.

Fanny Ramírez aseguró que el mal manejo de la comunicación del gobierno le seguirá pasando factura y debilitando su gestión, como ha quedado en evidencia con la falta de información que padece la gente sobre la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) desde este 1 de julio.

La comunicadora y política asegura que el hecho de que Carlos Alvarado sea comunicador ha sido un “arma de doble filo” para el mandatario, pues no ha tenido una persona que le haga una lectura certera de lo que pasa a su alrededor y él mismo no ha mostrado capacidad de darse cuenta cuando se le encienden las alertas con el descontento de diferentes sectores que le hacen demandas.

“La burbuja en que están algunas autoridades políticas les ha jugado una mala pasada porque no se han dado cuenta de que ya pasó el día del triunfo electoral, que esos votos eran prestados y que tiene problemas de popularidad. Un presidente que dice que ‘yo no estoy aquí para caerle bien a la gente’, no está haciendo para nada una lectura”, criticó.

“El hecho de que Carlos Alvarado sea comunicador le ha dado una falsa confianza de que sabe comunicar, en un momento en que él está enfocado en gobernar y se le ha olvidado que gobernar también es comunicar”, concluyó.

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