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Giselle Amador: “La publicidad de bebidas alcohólicas haría que muchos adolescentes dejen de hacer deporte”

Exministra de Salud, especialista en farmacodependencia y crítica acérrima de la ley que permitirá la publicidad en eventos deportivos considera que las personas jóvenes de “las clases menos poderosas, menos educadas y más vulnerables” son más susceptibles a ser incitadas a consumir bebidas alcohólicas.

Ante la inminente aprobación en la Asamblea Legislativa del proyecto de ley que autoriza el patrocinio de bebidas alcohólicas en actividades deportivas, la exministra de Salud y asesora médica de la Asociación Costarricense para el estudio e Intervención de Drogas, Giselle Amador, se refirió a cómo esa iniciativa puede incitar el consumo en personas menores de edad.

Amador, con 40 años de trabajar en el campo de las drogas y exdirectora del Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), dio una entrevista a UNIVERSIDAD. El siguiente es un resumen de su lectura sobre el proyecto (No. 21.745), aprobado en primer debate el pasado 12 de octubre por un margen de un voto a favor.

¿Cuáles son los efectos del consumo del alcohol durante la adolescencia y cuál es la diferencia entre el consumo de una persona en edad colegial y una persona adulta?

—Es claro que el alcohol, mientras más temprano se consume en la adolescencia, más problemas va a causar en la persona, tanto propiamente en el adolescente como cuando crezca. Los primeros efectos se notan muy fuertemente en lo que tiene que ver con la accidentabilidad, a menudo estos adolescentes sufren accidentes, debido a que no pueden controlar su cuerpo porque están consumiendo una droga depresora que hace que al caminar o moverse puedan tener caídas, resbalones, además, pueden pasar accidentes de tránsito o en el hogar.

El adolescente tiene un cerebro que todavía no ha madurado bien. Es en la masa gris frontal del cerebro donde tenemos control sobre nosotros mismos. Por ejemplo, un adulto que en estado de embriaguez hace algo que no está bien, como ponerse a bailar en una mesa, al día siguiente va a tener una retroalimentación por parte de la corteza cerebral, donde está el juicio, la autocrítica, y se va a sentir muy mal, sobre todo si la gente le dice algo al respecto.

Mientras que el adolescente no va a tener ningún problema, en su mayoría va a sentir que hizo cosas a las que normalmente no se atreve, y como está siempre retando al mundo, desprendiéndose de lo que le dicen sus padres, lo cual es normal, y complaciendo a sus pares, va a seguir repitiendo la conducta, el cerebro va a seguir respondiendo así, porque es inmaduro. No hay una comunicación con la corteza cerebral que es la que regula nuestros comportamientos.

Lo primero que dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) es evitar que el adolescente consuma en forma temprana, pues el suyo es un cerebro al que aún le falta mucho para madurar. Varios estudios del Instituto Nacional de Alcohol y Alcoholismo de Estados Unidos apuntan que generalmente se necesita una maduración más allá de los 20 años de edad. Por algo la legislación costarricense establece los 18 años; porque entre más temprano se inicia el consumo, más consecuencias puede haber.

¿Qué tan vulnerables pueden ser las personas menores de edad a la publicidad en el deporte, no solo adolescentes, sino también niños pequeños para quienes los futbolistas son ídolos?

 —Todos estamos expuestos a la publicidad, que se hizo para vender, pero la experiencia con el adolescente es de mucho mayor influencia. Por eso, siempre andan buscando marcas, lo que ven en la televisión, en los teléfonos celulares, en los anuncios en la calle, pues quieren consumirlo y, en el caso del alcohol, que ya de por sí tiene un nivel de riesgo… me refiero a “qué ganas de probar” todo lo que se anuncia, unido a que va a estar en un estadio de fútbol… los adolescentes se saben todos los nombres de los jugadores, son sus ídolos, son los que más les llegan, en los adolescentes es mucho más frecuente (el consumo) cuando hay publicidad cerca —eso no lo dice Giselle Amador, lo dice la OMS—, lo que se da es la asociación inmediata de que sus ídolos consumen, sino, ¿por qué traen en la camiseta esa marca de cerveza o licor?

Cuando se prohibió la publicidad del tabaco, se dio una disminución importante de su consumo, y en los adolescentes es la única droga cuyo consumo va disminuyendo increíblemente.

El alcohol va en aumento y va a ir aún más en aumento si se permite esa publicidad asociada al deporte.

Esto (el proyecto de ley) traería dinero al deporte, pero a la vez haría que muchos adolescentes dejen de hacer deporte.

La publicidad de alcohol asociada al deporte se debe regular fuertemente. Francia es uno de los países que lo ha hecho. España la ha regulado relativamente, porque solo deja anunciar ciertas bebidas con menor cantidad de alcohol. En Australia no hay una relación directa (de la publicidad) con el deporte, como definitivamente no la hay en los países de Europa del Norte, que son muy conscientes de lo que la publicidad hace con los adolescentes si se asocia directamente con el deporte.

Nuestros predecesores en los años 70 pensaron muy bien en la publicidad y el deporte, y se estableció la ley para evitar el consumo temprano, es una ley de protección a la niñez y adolescencia. Así se dijo en la consulta que se hizo desde la Asamblea Legislativa a la Unicef, la Universidad de Costa Rica y a instituciones pertinentes.

Sería definitivamente un retroceso en una medida probada como eficaz.

Hay quien ha argumentado que el consumo de alcohol ya está normalizado y que en transmisiones de competiciones internacionales las personas jóvenes ya se ven expuestas a publicidad de marcas de cerveza, por lo que es mejor aprovechar los recursos. ¿Cómo valora ese argumento?

 —Cuando eso ocurre en los países donde (la publicidad) está regulada o no es permitida, por ejemplo, en Francia, usted no ve el patrocinio.

Sin embargo, para la gente joven y adolescentes costarricenses, la cercanía con deportistas costarricenses es mayor. Usted ve las barras de muchachitos cuando juegan la Liga o Saprissa y conocen a todos los jugadores, los tienen como ídolos, sobre todo en las clases menos poderosas, menos educadas y más vulnerables.

El joven costarricense está mayormente en contacto con los jugadores costarricenses o con los que juegan en el equipo de su preferencia.

En un contexto en que el Instituto sobre el Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) ha enfrentado una situación de cierre técnico, ¿cómo ve el escenario de trabajo en este campo si este proyecto llega a ser ley?

 —La oferta de lugares para que un padre o una madre desesperados, generalmente las mamás, vayan a buscar ayuda porque su hijo llega a su casa tomado, vomitando, etc., es muy limitada. En la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) para encontrar una consulta con un psicólogo o psiquiatra pasa mucho tiempo, pues estos profesionales tienen llenas sus agendas.

Al IAFA le han quitado presupuesto, por ende, estuvo ocho meses cerrado en las provincias, en los lugares de mayor riesgo, no había atención porque no había presupuesto.

Entonces, por ahí es mucho más grave. Cuando un muchacho se deja llevar a consulta, no existe a dónde llevarlo, porque el IAFA es el único y lo han tenido en cierre técnico, tanto así que la junta directiva renunció porque no tenía plata para hacer nada. Lo que más se afectó fue el tratamiento en los lugares de mayor riesgo. Estuvo abierto en la unidad de San Pedro, pero si hablamos de muchachos vulnerables, que no tienen dinero, que provienen de sitios como San Ramón o Pérez Zeledón, ir hasta San Pedro es imposible.

 

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