El primer trimestre del 2016 la fuerza laboral de Costa Rica contó con 143 mil personas menos que en el primer trimestre del 2015.
Así lo revela la comparación interanual del comportamiento de la población en edad de trabajar que hace el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) a través de la Encuesta Continua de Empleo (ECE).
Los resultados de ese estudio fueron divulgados en mayo y mostraron una disminución en rubros importantes, como el desempleo que mostró una leve reducción con respecto al primer trimestre del 2015 y llegó a un 9,7%; sin embargo, alcanzó a un 9,5% de la población económicamente activa (PEA), con lo cual se mantiene estancado en entre el 9% y 10% desde hace varios años.
Otro hallazgo positivo es que la cantidad de personas en el empleo informal pasó de 928.734 en el primer trimestre del 2015 a 825.142 en el primer trimestre del 2016, una disminución de 103.592.
Sin embargo, el economista Luis Paulino Vargas matizó esos resultados, pues observó que “el desempleo se reduce pero también la totalidad de la fuerza de trabajo”.
Llamó la atención a que la ECE arrojó un resultado de que hay 58.500 personas empleadas menos en el primer trimestre del 2016 y que la fuerza de trabajo (o PEA) en totalidad se redujo en 81 mil personas.
El mismo estudio muestra que la cantidad de personas que están fuera de la fuerza de trabajo aumentó en 143 mil, “se trata de quienes están en edad de trabajar y que normalmente deberían estar trabajando pero optaron por salirse del mercado de trabajo”, explicó Vargas.
Es decir, la ECE reveló dos aspectos contradictorios de la fuerza laboral costarricense. Por un lado, aumentaron al mismo tiempo el empleo y el desempleo; por otro, la cantidad de personas contabilizadas como parte de la PEA disminuyó en casi 81 mil, pero la cantidad de personas en edad de trabajar consignadas como “fuera de la fuerza de trabajo” alcanzó la citada cifra de 143 mil.
Se buscó una posición al respecto del ministro de Trabajo, Carlos Alvarado, pero no se contó con sus respuestas a preguntas enviadas de antemano por correo electrónico. Según explicó la oficina de prensa, el funcionario no pudo atender las inquietudes por estar fuera del país en primera instancia, y tener que atender al cierre de edición a personeros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
AFUERA
Al realizar sus estudios, el INEC define a la población en edad de trabajar como la residente en el país, de 15 años de edad o más que “se considera apta para ejercer funciones productivas”, según los textos explicativos de la ECE. Esta población se divide entre quienes están dentro y fuera de la fuerza de trabajo.
Así, el término de “fuerza de trabajo” se refiere a la PEA; es decir, “el conjunto de personas de 15 años o más que
durante el período de referencia participaron en la producción de bienes y servicios económicos o estaban dispuestas a hacerlo”.
La PEA a su vez se divide en la población ocupada y la desocupada.
El primer caso se refiere a quienes participan en la producción de bienes y servicios económicos y esto incluye a quienes trabajan en la informalidad.
La población desempleada o desocupada es conformada por quienes forman parte de la fuerza de trabajo pero estaban sin empleo al momento de hacer la encuesta. Puntualmente, se trata de personas que estaban disponibles a participar de la producción de bienes y servicios económicos, buscaron trabajo pero no lo encontraron.
La población fuera de la fuerza de trabajo engloba a las personas que no estaban ocupadas al momento de hacer la encuesta y que además en las cuatro semanas anteriores a la entrevista no realizaron gestión alguna por conseguir trabajo.
Este rubro a su vez se divide en dos clasificaciones. Por un lado, la “población fuera de la fuerza de trabajo disponible”, y por otro la “no disponible”.
Como el nombre lo indica, la población disponible se refiere a quienes tienen disponibilidad para trabajar, pero no buscaron trabajo porque piensan que no van a encontrarlo; estas personas se denominan “desalentadas”.
Otra clasificación para quienes están disponibles se refiere a las personas con interés en trabajar, pero enfrentan algún impedimento personal como enfermedades o algún accidente que originó una discapacidad temporal. Estas personas se denominan “disponibles con limitaciones”.
Finalmente, “la población fuera de la fuerza de trabajo no disponible” se refiere a quienes “no desean trabajar, no están disponibles, ni buscaron trabajo en el periodo de referencia”.
Esta clasificación además incluye a personas mayores o con discapacidad permanente, personas con obligaciones familiares, motivos de estudio y razones personales, o que prefieren hacerlo en otro momento.
Es este rubro de personas no disponibles para trabajar el que presenta números más preocupantes en la ECE, pues este primer trimestre del 2016 presentó un aumento interanual de más de 221.600 personas. La cifra final de que 143 mil abandonaron la fuerza de trabajo se logró por reducciones en el mismo periodo de unas 74 mil en el rubro “disponible con limitaciones” y de unas 4 mil “desalentadas”.
Ante ese dato de que el rubro específico de personas no disponibles creció en 221 mil, Vargas expresó que ello “evidentemente sugiere que el problema es aún más grave”, pues se trata de gente que sale completamente de la fuerza trabajo, “lo dudoso es que sea realmente por discapacidad o impedimentos físicos que aumentó esa cantidad de personas”.
El especialista detalló además que el deterioro del mercado laboral ha permitido que los salarios en el sector privado no mejoren y se estanquen.
“Cuando hay tanta mano de obra disponible, los patronos pueden jugar con los salarios más fácilmente, se debilita la demanda de consumo y por eso el desempeño económico es tan mediocre”, apuntó.
Vargas añadió además que el hecho de que muchas personas abandonen el mercado laboral incide en que el consumo esté ralentizado y en que el desempeño de la economía sea “mediocre”.
La ECE presenta datos contradictorios en cuanto a la cantidad de personas ocupadas, pues si bien mostró la reducción apuntada del desempleo con respecto al mismo periodo del año anterior, la cantidad de personas ocupadas también descendió en unas 58 mil personas, para una reducción respecto al primer trimestre del 2015 de 2,9%.
Ello se puede explicar por la salida de esas 143 mil personas de la fuerza laboral; de las cuales unas 120 mil viven en zonas urbanas.
Fue en el grupo de edad de 35 a 44 años de edad donde se dio la mayor salida de la fuerza de trabajo, de unas 15 mil personas.
DIFÍCIL PARA LAS MUJERES
Vargas consideró que la salida de esas 143 mil personas puede deberse a que quienes enfrentan situaciones laborales “anormales”, como desempleados, subempleados o en la informalidad, “ya se desencantan de estar en esa situación, sobre todo las mujeres”.
Apuntó al respecto que la reducción en la fuerza de trabajo femenina es “más fuerte”. En efecto, la ECE halló que en el periodo en cuestión más de 92 mil mujeres abandonaron la fuerza de trabajo, con lo cual 1.036.394 -un 55,5% de las mujeres en edad de trabajar- están fuera de la PEA.
“Las mujeres han estado luchando en el mercado laboral por conseguir trabajo, cuando no lo logran o lo que consiguen son empleos informales, deciden regresar a labores domésticas porque no hay manera de conseguir trabajo decente”, opinó Vargas.
El economista añadió que en la sociedad “es más normal -entre comillas- que la mujer se dedique al hogar a que lo haga un hombre. La sociedad legitima y hasta exige que la mujer se quede en la casa. A la mujer le cuesta más dedicarse al mercado de trabajo”, subrayó.
De acuerdo con datos de la ECE, el desempleo entre mujeres alcanza el 11,4% de la PEA femenina, mientras que para los hombres es de 8,3%.