El Ministro de Obras Públicas y Transportes (MOPT), Carlos Segnini, no llegó a la mitad del gobierno de Luis Guillermo Solís. Su renuncia fue confirmada este mediodía por el mandatario, 20 meses después de que asumiera una de las carteras más complejas e insatisfactorias para la población.
Segnini, un abogado del ambiente universitario que debutó en la política al tomar las riendas del MOPT, materializó una salida que se rumoraba desde hacía meses y que deseaba un sector de la oposición e incluso una parte dentro del equipo de gobierno. “Desgaste”, pronunció el mandatario ante la prensa.
El ministro sucumbe a la inestabilidad propia de un ministerio al que se dirige tantas expectativas como malestar popular, centrado en el rezago de una de las áreas que ha frenado la competitividad del país: la infraestructura.
Segnini deje pendiente proyectos importantes como el tramo norte de Circunvalación, la ampliación de ruta 32 con financiamiento de China y la culminación de la nueva carretera a San Carlos y el proyecto para San Ramón, entre otros planes que se han ido quedando desde gobiernos anteriores. También deja incumplida la promesa de reformar un ministerio campos por su ineficacia y su atomización institucional. Quiso cerrar el Conavi y acabó yéndose él antes.
Segnini, tan ajeno como otros jerarcas de Gobierno a la dirigencia del Partido Acción Ciudadana (PAC), estará en su cargo hasta el 31 de enero. El Presidente ahora busca quién se atreva a manejar al MOPT. O a intentarlo al menos.