País Decano de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias

Felipe Arauz: “Las grandes cadenas de supermercados son las interesadas en el mercado del PAI”

El actual Decano de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la UCR calificó al proyecto de apertura del mercado institucional como ‘peligroso’ para la seguridad alimentaria del país y considera que fortalecer al PAI encaminaría al país a un modelo agrícola local con menor impacto en el medio ambiente y mayor beneficio en las micro, pequeñas y medianas empresas.

Luis Felipe Arauz, decano de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias, se posicionó en contra del proyecto de ley presentado por el diputado Wagner Jiménez, del Partido Liberación Nacional, en el que propone la apertura del mercado de compras institucionales de alimentos del Ministerio de Educación Pública (MEP).

El ingeniero y exministro de Agricultura asegura que son las grandes cadenas de supermercados las interesadas y las beneficiadas por el proyecto y que intervenir y fortalecer el programa es una mejor opción a largo plazo para el país. También una más amigable con el medio ambiente.

Este año la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) también señaló la alta concentración de cadenas de supermercado en el país como una amenaza para los pequeños productores y recomendó fortalecer el programa.

En el informe estiman que las tres principales cadenas concentran 80% de los establecimientos en el país (Walmart con el 56%, Megasuper el 14% y Gessa el 10%) y, aunque señalan puntos de mejoras en sus servicios, identifican al PAI como una medida efectiva para permitir que el pequeño productor se mantenga en el mercado.

El Programa de Abastecimiento Institucional (PAI) concentra la oferta de principalmente micro, pequeñas y medianas empresas productoras locales alrededor del país las cuales representan el 90% de los proveedores. Y en el 2020 las compras de los 2.792 centros educativos del MEP que atiende el PAI representaron el 62% de las ventas, según datos del CNP. Ese año las ventas del Programa alcanzaron los ¢92 mil millones y cubrieron el 63% del mercado institucional.

La Ley 2035 en el artículo 9 establece que las instituciones del Estado deben comprar exclusivamente por medio de este programa lo que le ha permitido crecer rápidamente: pasó de 88 organizaciones inscritas en el 2013 a 362 en el 2021.

Conversamos con Arauz sobre su posición con respecto a la propuesta, los cuestionamientos hacia los precios, la crisis mundial por abastecimiento de suministros y la relación del cambio climático con la soberanía alimenticia.

¿Cuál es su postura con respecto al proyecto que se vota mañana en la Comisión de Ciencia, Tecnología y Educación? ¿Qué impacto considera que podría llegar a tener?

El proyecto que abre las compras del Estado o cualquier otra competencia me parece un proyecto peligroso ¿Por qué? Hay varios temas: Uno es que el Programa le compra a los agricultores nacionales y les paga un precio justo.  Lo que yo he visto con otros productos es que muchas veces las grandes cadenas de supermercados, que son los que están interesados en este negocio, le paga a los agricultores muy mal y le cobra muy caro a los consumidores.

Entonces el PAI lo que hace y lógicamente vende a un precio de mercado, de acuerdo con encuestas, pero le pagan mucho más a los productores. O sea, lo que se reduce ahí es el margen de intermediación. Por ejemplo, de lo que paga un consumidor en un supermercado, básicamente lo que le llega al productor está entre un 25% y 30%, el resto queda en la intermediación, cuando el que le da más valor, en términos de trabajo, de insumos, etcétera, es el agricultor. En las cadenas de intermediación a veces mueven productos de consumo con solo una llamada y es una inversión baja pero se dejan la mayor parte de lo que paga el consumidor.

El PAI lo que hace es traer equidad a la cadena de producción con estándares de calidad muy altos, con entrega en el sitio. Es un mito que la calidad es menor, han sido casos esporádicos que el PAI ha abordado pero esos casos se ponen en las portadas de la gran prensa nacional. En general el Programa trabaja muy bien.

También las comparaciones que se han hecho con la feria del agricultor no tiene sentido. En la feria no se puede comprar todo lo que necesita en los comedores estudiantiles o cárceles y tampoco pueden atender los volúmenes que se ocupan porque son muy altos. El PAI suple de frutas, hortalizas, carnes, pollo, leches, granos, azúcar,  otros abarrotes que ocupan las escuelas, carnes de pollo, pescado, leche (…) concentra esa oferta.

¿Al país le sale más caro comprarle al PAI?

Eso nadie lo ha demostrado, eso es otro mito porque al igual que al productor nacional le pagan poco y le cobran muy caro a los consumidores. Igualmente las grandes cadenas de supermercados importan alimentos a un precio muy barato pero igual se los cobran caro a los productores, por ejemplo, el ajo si uno comparte el precio de importación por precio, el consumidor es tres veces más el precio del consumidor. Las manzanas son más del doble, los frijoles casi el triple. Traer productos importados barato y decir que eso va a favorecer al agricultor no es un argumento que se sostenga cuando uno ve la realidad

En ese proyecto hay un interés muy claro en favorecer justamente a esas cadenas de supermercados pero también hay otros intereses detrás, muchos de los que estaban protestando están de la Cámara de Comercio. Dígame si no están velando por sus intereses y disfrazan esa defensa de sus intereses en decir que el Gobierno está gastando mucho porque cobra precios muy altos en las escuelas, lo cual es, como le digo, no se ha podido demostrar.

Hay un estudio de Leiner Vargas, de la Universidad Nacional, que es en el que se están basando y su usted ve el estudio en ningún momento se menciona cuál es el precio al cual este vende el CNP a las escuela porque él hizo un estudio de un solo producto, la mayoría concentrada en un solo cantón, sin ser estadísticamente representativo, metodológicamente débil y con un enfoque exploratorio. Ahí sacan la conclusión de que sale más caro y eso no es cierto. Pero la gente usa los estudios de una manera muy laxa. Los diputados Jiménez y Abarca sutilmente agarran lo que es lo que dicen y ni siquiera analizan el estudio.

Cuando se saltan a las grandes cadenas de supermercados reducen la intermediación ¿Porqué no comprarle al agricultor directamente?

Es un tema de logística, digamos. La junta escolar tendría que andar de un agricultor en otro, acopiando y ese servicio es parte de lo que ofrece el PAI. El Programa trabaja con agro empresas, que básicamente son organizaciones de agricultores, no le compra a un agricultor individual directamente, salvo en casos de excepción. Las organizaciones concentran a  muchos agricultores que están asociados a la organización agrícola.

Cuando usted escucha hablar de más de 300 suplidores o más  en realidad estamos hablando de 30 mil productores individuales. Trabajar con organizaciones facilita la logística para llegarle a las escuelas . Una escuela en la zona sur, donde no. Entonces hay toda una cadena logística de parte del PAI y también de los productores que muchas veces asumen las entregas en las puertas de las escuelas. Las organizaciones se han venido fortaleciendo gracias a la estabilidad que les ofrece el mercado del Programa con maquinaria, por ejemplo.

Una cosa que yo he escuchado decir es ¿Porqué de la escuela no le compra el carnicero de la de la esquina? Ahí hay todo un tema de compras públicas. Y la otra cosa es que si la escuela tiene que ver que digamos una licitación pública de compras que tienen que ser a través del CICOP y la escuela tendría que hacer una licitación pública, si lo hace por medio del CNP no tiene que hacerlo y eso baja los costos.

La discusión se enmarca en un contexto internacional con problemas de abastecimiento, con organizaciones que promueven la soberanía alimentaria…

Sí, hay un contexto más amplio. Las Naciones Unidas están hablando de sistemas alimentarios del campo a la mesa, sistemas integrales donde la producción local se prioriza. Esta producción tiene obviamente una menor huella de carbono, por el transporte pero también una mayor frescura porque está producido localmente. Este también es un tema que, como usted dice,  es de soberanía alimentaria.

Este concepto empieza a aparecer de nuevo en documentos de Naciones Unidas y otros en el  2010. El Relator Especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, el que estaba en aquel momento hablo por ejemplo de la producción agroecológica, este bueno para garantizar la alimentación mundial y hablar de los mercados locales

La soberanía alimentaria es el derecho que tienen los pueblos de generar su política pública con respecto a la producción de alimentos y es lo que practican los países desarrollados todo el tiempo, por ejemplo, con subsidios a los agricultores este pero también le compran a los agricultores. Estados Unidos tiene una política de ‘compre americano’, digamos, el sector público compra productos de Estados Unidos, no solo alimentos, sino también maquinaria y equipo. Por ejemplo, los carros de la policía son americanos. O sea, hay una política pública y de favorecer al productor nacional.

¿Ese resurgimiento del término está relacionado con el impacto del cambio climático?

Hay documento muy bueno que se llama Despierten antes de que sea demasiado tarde, de la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo. En su Informe sobre Ambiente y Desarrollo 2013 escribió ese reporte y  dicen, hay que hacer la agricultura verdaderamente sostenible ante los retos del cambio climático.

En el primer capítulo este se habla de la necesidad de mayor espacio político para la soberanía alimentaria y así ayudar a los pequeños productores a introducirse en la cadena de suministros ¿Cuál es la relación? Bueno, hay un tema primero de huella de carbono, como ya le mencioné, pero también de las prácticas agrícolas adaptadas a las condiciones locales, sobre todo en Costa Rica, donde hay tanta vigilancia por los temas ambientales, aunque todavía falta por hacer.

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