País

Fallecimiento de 42 trabajadores, violación de protocolos y poca conectividad ponen en jaque a la educación

Docentes denuncian que los obligan a asistir diariamente a los centros educativos aún para dar clases virtuales.

Colegios y escuelas sin Internet o computadoras, juntas educativas sin recursos, escasas baterías de baños sin jabón o agua, conserjes que no dan abasto, docentes forzados a tomar tres o cuatro buses por día y recibir estudiantes, que al salir del centro educativo, se quitan la mascarilla. Todos estos factores se suman en medio de la pandemia y pueden llevar al desastre al sistema educativo costarricense.

Mientras tanto, las autoridades insisten en un modelo híbrido que incluye clases presenciales y virtuales —independientemente de los recursos de un centro educativo o una comunidad— y afirman que este año sí podrán aplicar las evaluaciones usuales.

En los casi catorce meses que han transcurrido desde que la COVID-19 llegó a Costa Rica, al menos 164 funcionarios del sector educativo han muerto a causa del virus, según datos de la Sociedad de Seguros de Vida, que administra los seguros del personal docente, administrativo y de seguridad del sector educación, tanto público como privado.

Según informó la entidad, de estos decesos, 122 fueron de personas pensionadas y 43 de funcionarios activos. Cerca de la tercera parte de estos decesos ocurrieron en San José (57), mientras que en Alajuela se dieron 29 y en Guanacaste 22. La mayor parte de las muertes se registraron entre noviembre y enero, cuando se sumaron 77 casos.

“Yo no sé cómo no se me ha pegado el bicho ese o si es que no tuve síntomas, porque paso viajando en buses llenísimos”, testimonio de docente.

Melvin Lizano, docente del proyecto “Análisis y Simulación Espacial de la Pandemia Covid-19” del Observatorio de Desarrollo de la UCR explicó que en el informe entregado al Ministerio de Salud el 19 de abril se advirtió de la peligrosidad en centros educativos. Aunque las medidas se cumplan a lo interno, explicó, basta observar el comportamiento de los estudiantes a las horas de salida para detectar múltiples oportunidades de contagio. Mascarillas en mentones, abrazos, botellas de agua o bocadillos que se comparten son actos recurrentes.

UNIVERSIDAD solicitó al Ministerio de Educación Pública el número de casos de COVID-19 que se han presentado de estudiantes y funcionarios en centros educativos privados y públicos, el número de incapacidades tramitadas y órdenes sanitarias emitidas, pero al cierre de edición no se ha resuelto esta solicitud. También se consultó sobre la directriz emitida en torno a la proporción de lecciones virtuales y presenciales, funcionamiento en liceos nocturnos para adultos y sobre las responsabilidades por los contagios y vidas perdidas.

Medidas fomentan movilidad

Mientras los números de casos positivos crecen exponencialmente en el país, miles de docentes y administrativos se trasladan cada día a sus centros educativos en buses, carros y taxis. Allí, en condiciones cuestionables, reciben estudiantes o imparten lecciones virtuales a los pocos que aparecen. En este reportaje se recogen los testimonios de algunas docentes, que han solicitado que se proteja su identidad, para evitar represalias.

“Luisa” es profesora de secundaria en el Caribe y cada semana imparte lecciones en nueve colegios. En promedio, se sube y baja de un bus público seis veces por día. No siempre tiene estudiantes de forma presencial, pero siempre debe presentarse. “Yo no sé cómo no se me ha pegado el bicho ese (coronavirus) o si es que no tuve síntomas, porque paso viajando en buses llenisimos, mucha gente usa mal la mascarilla o se la quita porque come en el bus y ¡ojalá llueva para que cierren las ventanas!”, dijo.

Otra profesora, de Guanacaste, relató una situación parecida. Donde ella trabaja se alternan presencialidad y virtualidad, pero solo para los estudiantes. Los funcionarios deben estar en el colegio, aunque la clase sea virtual o no haya Internet. “Yo llevo mi computadora personal, porque en el liceo no hay, y la conecto a mi Internet del teléfono, porque tampoco hay, pero tengo que andarme exponiendo para llegar”, comentó.

El Liceo de Coronado tenía tres órdenes sanitarias previas a la pandemia por las malas condiciones de las instalaciones. Hoy, hacinados y con una única batería de baños para más de 900 estudiantes, los funcionarios deben cumplir horario presencialmente. Esta institución además se enfrenta a la pandemia sin junta administrativa y por ende sin dinero, por lo que el año pasado fue un sindicato el que tuvo que aportar los recursos para poner Internet, comentó una de sus docentes.

El caso del Liceo de Costa Rica, que recorrió los titulares nacionales a causa del fallecimiento de una orientadora, más que una excepción, parece ser el extremo de un problema recurrente.

Una docente de esa entidad afirmó a UNIVERSIDAD que los protocolos se cumplen “de la puerta para afuera” y que las autoridades “han subestimado al virus”. Ruptura de protocolos, mantenimiento de actividades deportivas y artísticas aunado al secretismo en torno a la aparición de casos causaron en días pasados un brote en el centro, al que según la profesora, regresaron este martes y “no hay alcohol, ni jabón”.

Todas las profesoras denuncian que en la mayor parte de los colegios en que laboran se han presentado casos y no han habido cierres, ni notificaciones a contactos, ni siquiera procesos de desinfección de las aulas.

Estudiantes no avanzan

Julia, profesora de liceos nocturnos en Heredia retrató una situación compleja. En esta modalidad, a la que acceden muchas personas adultas a las que el sistema ordinario no se acopló, la presencialidad es requisito aunque no se califique oficialmente.

Cada quince días, se entregan guías de trabajo con la expectativa de que se realicen en clase, seguida de tareas. “Se pierde la continuidad, mis estudiantes son personas que no funcionaron en la modalidad tradicional, que saben que a distancia no pueden aprender y no, no están aprendiendo”, lamentó.

En eso coinciden todas sus colegas.

El difícil acceso a internet —especialmente en los hogares más pobres— la nula capacidad de aprendizaje autonómo —que nunca antes se enseñó— y la poca capacidad del cuerpo docente de hacer seguimiento, sumado al estrés de la pandemia y la crisis económica que ha generado, imposibilitan el aprendizaje.

“Es imposible que este año aprendan lo que habrían aprendido en un año normal, y eso hay que entenderlo”, dice una de las docentes, cuya especialidad es psicología. “Como país necesitamos aceptar que esto es una crisis y comportarnos como lo que es, en vez de esperar que tengan los mismo resultados en condiciones adversas y que hasta apliquen pruebas FARO”, indicó.

El año pasado, el MEP admitió que unos 300 mil estudiantes tuvieron problemas de conexión para recibir clases a distancia y que alrededor de 60 mil ni siquiera pudieron ser ubicados por el cuerpo docente a cargo .

Sindicatos de la educación pública como Apse, Ande y el SEC, además de la Unión Médica Nacional, han pedido a las autoridades suspender el componente presencial de las lecciones con el fin de contener el contagio de COVID-19 y salvaguardar la vida de las personas docentes y estudiantes. Incluso han llamado a los padres y madres a no enviar a los estudiantes a clases presenciales, medida que muchos han aplicado.

Al mismo tiempo, han insistido en que se priorice a la población docente para la vacunación, incluso ofreciendo al Estado usar los recursos de los gremios para comprar más vacunas. En esta solicitud coinciden con la propuesta de la Asociación de Centros Educativos Privados, aunque esta apuesta por el modelo bimodal (ver nota: Colegios privados insisten en modelo híbrido)

Gilbert Díaz, del SEC, informó que las organizaciones esperan que haya “sensatez y sentido común en el gobierno” y que se cambie el rumbo. De lo contrario, indicó, deberán analizar si es necesario tomar medidas más drásticas a favor de la protección de sus afiliados.


Educación Privada insiste en modelo híbrido de enseñanza

Adrián Zúñiga Rivero

[email protected]

Colaboró Daniela Muñoz

A pesar de reconocer que no manejan datos sobre personal educativo o estudiantes que hayan resultado positivos con COVID-19 a lo largo de la pandemia, la Asociación de Centros Educativos Privados afirma que las escuelas y colegios “no son focos de infección” e insiste en que se mantenga el modelo mixto virtual-presencial.

La presidenta de la Asociación de Centros Educativos Privados (ACEP), Guiselle Betancourt, indicó que su organización no maneja los números sobre contagios y fallecimientos en sus centros, pero aseguró que coinciden con el Ministerio de Educación Pública en que, manteniendo los protocolos, es posible continuar con este modelo.

UNIVERSIDAD conversó con Betancourt sobre la pretensión de funcionamiento de los centros educativos durante la pandemia y su relación con el MEP. A continuación un extracto de esa conversación.

La presidenta de ACEP, Guiselle Betancourt, insiste que el modelo híbrido es seguro.

¿Creen que debería regresarse a la virtualidad o que debería mantenerse el componente presencial?

—Nosotros mantenemos que debemos seguir en este modelo híbrido que hemos estado trabajando. Tenemos muy claro que los centros educativos, como bien se ha referido la Ministra (Giselle Cruz), no son focos de infección, ¿entonces qué es lo que debemos hacer y qué es lo que debemos entender en todos los centros educativos? Que esto es como una montaña rusa, habrá días en que no tengas a nadie y habrá días en que todos son por nexo epidemiológico, entonces habrá días en que vas a tomar la decisión de suspender lecciones por una semana para darle chance a la comunidad para que todo vuelva a la normalidad. Se puede hacer un proceso de desinfección de las aulas, etc, pero esto va a durar por mucho tiempo. El proceso de la inmunidad de rebaño, que es hasta que tengamos un 70% de la población inmunizada, no se está dando todavía, vamos bastante lento en eso, entonces tenemos claro que estar ausentes de los colegios también perjudica.

En este momento nosotros estamos rogando para que todo el personal de los centros educativos sea vacunado.

“En este momento la posición del MEP es la que nosotros hemos tenido durante todo este año y el año pasado”, Giselle Betancourt.

¿Qué consecuencias traería volver a la virtualidad?

—Definitivamente volvemos al punto que fue lo que más hemos conversado, los chicos necesitan el proceso de estar interactuando y hemos visto que no son los focos contaminantes, definitivamente, entonces, siento que aquí, manteniendo los protocolos adecuados en las circunstancias adecuadas, se puede seguir manejando el modelo híbrido como lo hemos estado haciendo.

Esto es un proceso que va para mucho tiempo y recuerde que también hay una afectación social. Si volvemos a cerrar las escuelas tenemos padres de familia que no pueden ir a trabajar o sea, la afectación económica también es grande. Todo esto es una cadena y somos un eslabón importantísimo de esa cadena que forma parte de la economía del país, porque muchas cosas giran alrededor de la academia.

¿Se mantiene el protocolo mejor en los colegios privados que en los públicos?

—Yo no podría decirte como se está manejando a nivel de colegios públicos, se que muchos han cumplido, se que muchos tienen problemas, como todos, pero definitivamente nuestros grandes supervisores no es el Ministerio de Salud ni el MEP, nuestros grandes supervisores son nuestros padres de familia que quieren enviar a sus hijos a un ambiente sano, seguro y tranquilo, entonces definitivamente siento que los protocolos no solo se han mantenido, se han reforzado aún más porque hemos tenido más experiencia en el manejo de estas situaciones.

¿Qué tipo de protocolos se han reforzado?

—Nosotros seguimos con los mismos protocolos: lavado de manos, distanciamiento social, el uso de mascarillas; si hay alguien con nexo epidemiológico o está enfermo, se retira el grupo por el tiempo necesario. Hemos entendido y perfeccionado el protocolo con el que se está trabajando.

¿Ustedes han comunicado al MEP su oposición a que se retorne a la virtualidad?

—Desde el año pasado nosotros hemos estado en la lucha por la reapertura, esa ha sido nuestra bandera. Hemos visto casos en todo el mundo, hemos estudiado casos en todo el mundo; entonces seguimos jugando con que se mantenga este modelo híbrido. En esto no hay una regla, lo que vos haces en tu casa es muy diferente a lo que yo hago en mi casa. Pero los protocolos de limpieza expuestos por el Ministerio y por la Organización Mundial de la Salud, se siguen manteniendo.

¿El MEP ha escuchado lo que ustedes tienen que decir?

—Nosotros siempre estamos en contacto con el MEP. En este momento la posición del MEP es la que nosotros hemos tenido durante todo este año y el año pasado. Nosotros lo que tratamos es de mantener todos los protocolos como deben de ser; y sí, estamos siempre en contacto con el MEP.

¿Existe algún tipo de convenio para que el MEP tenga que escucharlos antes de tomar una decisión?

—No, eso no existe. Lo que el MEP decida en el momento que decida lo tenemos que acatar, o Salud, mientras que sea por una orden sanitaria. Mientras que nos encontremos en emergencia sanitaria tendremos que acatar lo que digan.

¿El MEP no los ha llamado para negociar?

—No, el MEP no nos llama a nosotros para negociar sobre estos temas. Cuando ellos ya dan una orden, entonces nosotros nos enteramos y comenzamos a trabajar, a explicar nuestra posición, a decirles por qué sí o por qué no. Lamentablemente en eso no hay una comunicación. Hay comunicación en muchas cosas, pero para este punto específico, no. Hemos tenido conversaciones con el Ministerio de Salud, con la Viceministra (Alejandra Acuña) y el Ministro (Daniel Salas) pero en este momento, que tomen nuestra opinión para tomar una decisión, no lo hacen.

¿De que han conversado con el Ministerio de Salud?

—El año pasado hablamos mucho de la reapertura y cómo llevarla a cabo. Desde el día uno conversamos sobre cómo lograr la reapertura de los centros educativos de la manera más segura para todos.


 

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