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Expertas consideran retroceso que niños repitan 1° grado por no aprender a leer

La medida anunciada por la ministra de Educación, Anna Katharina Müller, y de la cual se tienen pocos detalles por parte del MEP, podría implicar nuevamente una alta repitencia en el primer grado, sobreedad en este nivel y lesiones en el sentido de capacidad de los niños, entre otros.

El Consejo Superior de Educación (CSE) tomó la decisión recientemente de que los niños que cursan primer grado no pasen automáticamente a segundo sin saber leer y escribir. Así lo anunció la ministra de Educación, Anna Katharina Müller, sin dar mayor detalle sobre la medida aprobada por ese órgano.

“En el Consejo Superior de Educación hemos tomado la decisión de retornar a que en primer grado los niños aprendan a leer y escribir. (…) A mí me dio mucha tristeza entrar a centros educativos donde niños ya terminando tercero, empezando cuarto, están apenas escribiendo ‘mamá’”, indicó Müller hace unas semanas.

En el 2013, el CSE tomando en cuenta diversas variables como una alta repitencia en primer grado, estudios internacionales, y otros, fue el que estableció que la promoción de primero a segundo fuera automática, independientemente de la destreza del menor para leer y escribir. (Foto: Katya Alvarado)

Esta decisión traería un cambio considerable en el sistema educativo, pues precisamente, en el 2013, el mismo CSE tomando en cuenta diversas variables como una alta repitencia en primer grado, estudios internacionales, y otros, fue el que estableció que la promoción de primero a segundo fuera automática, independientemente de la destreza del menor para leer y escribir.

“La reforma toma los resultados de los aportes científicos de las neurociencias, la psicología del desarrollo y la pedagogía. Se parte del hecho, comprobado científicamente, de que el aprendizaje de la lectura y la escritura no es un aprendizaje natural, al contrario, requiere de enseñanza explícita para que el escolar logre interconectar de modo eficiente los sistemas visual y el lingüístico, necesarios para aprender a leer. Ambos dependientes de la programación genética y la estimulación ambiental”, indicó la docente de la Escuela de Formación Docente, de la Universidad de Costa Rica (UCR), Marielos Murillo.

El anuncio es visto con recelo por varias expertas, quienes ven un “retroceso” en la decisión tomada por el Consejo Superior de Educación, pues podría implicar la sobreedad en el primer grado debido a la repitencia, lesiones en el sentido de capacidad de los niños, entre otros.

Asimismo, la falta de información sobre esta medida que fue anunciada por la ministra, así como la desactualización en las actas, es considerado como una “falta de transparencia” de parte de las autoridades educativas.

Repercusiones de la medida

Para Murillo, la decisión del CSE de dejar atrás la integración del primer y segundo grado en una solo unidad, para facilitar el aprendizaje de la lectoescritura, podría nuevamente aumentar la repitencia en el primer año de primaria, lo que implicaría que se dé una sobreedad en este grado.

“De lo que se trató (la reforma) es que el primer y segundo grado se vieran como una sola unidad. Los niños desarrollan el programa, pero teniendo en cuenta que algunos van más lento y otros más rápido. El proceso inicial de lectura implica una serie de componentes cognitivos, personales, familiares, de mediación pedagógica que hacen que no todos los niños avancen al mismo ritmo”, indicó Murillo.

“En el 2013 había un grado de repitencia elevadísimo en primer grado, un porcentaje cercano al 10% porque no lograban llevar un nivel de desarrollo de este proceso inicial igual que el otro 90%. Ahora, ese alto porcentaje se queda en segundo porque no se comprendió que ese asunto es un proceso y que yo tengo que detenerme con ese porcentaje de niños que no avanzan como sus compañeros”, señaló Murillo.

De acuerdo con el VII Informe del Estado de la Educación, para el 2012, por ejemplo, la cantidad de repitentes en el primer grado era cercana al 10%, pero luego de la reforma esa cifra descendió significativamente, hasta ubicarse en 0,6% en el 2018. Al mismo tiempo, sin embargo, el segundo año empezó a mostrar aumentos: en 2017, la proporción de estudiantes reprobados en ese nivel alcanzó el 5,9%.

Asimismo, el hecho de que los menores reprueben el primer grado, de acuerdo con Murillo, podría significar una pérdida en el sentido de la capacidad de las personas menores de edad, quienes podrían sentir que no deben continuar estudiando.

“Eso (reprobar en primer grado) significa una carga emocional sumamente fuerte. (…) Cuando usted se siente capaz, usted puede hacer de todo, pero cuando no, usted dice ‘yo no puedo’, y pueden haber factores que no corresponden necesariamente al mismo niño”, destacó Murillo, refiriéndose a variables económicas, sociales y otros alrededor de la persona menor de edad.

La decisión, según la investigadora, tampoco considera el proceso de desarrollo de los niños en el aprendizaje de la lectoescritura; es decir, el hecho de que los estudiantes aprenden a diferentes ritmos.

“Si bien todas las personas tienen la capacidad para aprender a leer y escribir, no todas cuentan con los mismos recursos ambientales para potenciar su desarrollo.

Así, el aprendizaje de la lectura y la escritura se mueve del terreno del “rendimiento académico” al de “desarrollo de la persona”. Cuando se piensa en desarrollo, se valoran una serie de variables, a saber: emocionales (desarrollo del sentido de capacidad del infante, motivación), sociales (adaptación social), físicas (desarrollo motor grueso y fino), cognitivas (capital lingüístico, conocimientos generales) y familiares (expectativas de la familia, nivel educativo, etc.)”, externó.

Murillo hizo hincapié en que con la decisión tomada por las autoridades no se atiende la mediación pedagógica y la nivelación en las aulas, siendo esta la repercusión más importante de la decisión del CSE.

“No se está atendiendo la mediación pedagógica y la nivelación que se debe hacer en el seno de las aulas. Eso es lo más negativo de esto. Se está apuntando la mirada hacia la línea equivocada. El problema no es que se queden, sino que no se atiende el problema”, agregó.

La exdecana de la Facultad de Educación de la UCR Giselle Garbanzo, por su parte, indicó que, en su criterio, el sistema educativo nacional no estaba preparado para el cambio realizado por las autoridades en el 2013.

“A mí me parece que quizá nuestro sistema educativo no estaba listo para transitar a este

nuevo proceso. Tenía buenas aspiraciones, lo que se buscaba estaba bien; sin embargo, los números dicen por ahí que los números no son buenos”, mencionó Garbanzo, refiriéndose al hecho de que actualmente existen menores en cuarto grado con falencias en la lectoescritura.

Preocupa volver a repitencia en primer grado

Por su parte, la coordinadora del Informe Estado de la Educación, Isabel Román, resaltó que la reforma hecha en 2013 daba más espacio para que los docentes implementaran sus distintas estrategias y enseñaran a los estudiantes a leer y a escribir.

“Lo que hay que entender es que esa reforma planteaba ventajas en el sentido de que el proceso fuera más continuo, que hubiera más espacio para que el docente pudiera desarrollar estrategias pedagógicas diferenciadas, según las necesidades y características de los estudiantes en su grupo, y eso ya se va a restringir”, indicó Román.

La investigadora agregó también que la preocupación que existe ahora es volver al problema al que se partió; es decir, la repitencia en el primer grado escolar. En su opinión, los cambios de medidas deben partir de una evaluación.

“Entonces, aquí el tema es que no volvamos al problema del que partimos, que fue que se aumentará la repitencia en primer grado. Ahí el gran riesgo es que, si no se ha evaluado, podamos volver otra vez a que se dispare la repitencia en primer grado”, externó la coordinadora, refiriéndose a que precisamente debido a la llegada de la pandemia no existe una evaluación de la efectividad sobre esta reforma de evaluación que es aplicada desde 2019.

“(…) Todo este tipo de cambio de medidas tiene que estar sujeto a procesos de evaluación. Usted no quita una medida si no evalúa los resultados sobre todo cuando ya tenés una cohorte en el medio de niños que ya pasaron con esa reforma”, destacó.

Asimismo, acotó que los problemas en lectoescritura no requieren simplemente de una medida específica, pues existen otras variables que intervienen en este proceso.

“Efectivamente tenemos un problema de que tenemos que fortalecer las capacidades lectoras de los niños. Este es un tema que tiene que arrancar desde el preescolar y es un continuo, y no es con una medida específica que vamos a resolver de un sopetón el problema. Aquí hay muchos factores que están interviniendo”, destacó Román.

“No es solo una sola medida salvadora, y tenemos que tener cuidado de que no cargue la responsabilidad en los niños sino que realmente sea una responsabilidad donde todos participemos. Eso significa que garanticemos ambientes con materiales didácticos suficientes, que garanticemos la articulación entre los niveles preescolar y los primeros grados, que garanticemos una buena calidad de los docentes formados en los procesos de lectoescritura inicial, etc. Todos esos son elementos que hay que tener en cuenta para que efectivamente este tipo de medidas funcione”, aclaró la investigadora.

Falta de transparencia

María Eugenia Venegas, exdecana de la Facultad de Educación de la UCR, criticó la decisión tomada por el Consejo de Educación Superior, pues a la fecha, pese a haber sido anunciado por la ministra de Educación, se desconocen los detalles de la reforma, pues ni siquiera el acta ha sido publicada.

“Si usted se va a las actas desde que está este Gobierno se hace un inventario de acuerdos. Las discusiones no se escriben. Las actas están hasta octubre. Eso se llama falta de transparencia”, indicó Venegas.

“(…) Yo lo que percibo con todo esto es una improvisación, que hay opacidad en las decisiones, que no hay participación social, y eso debilita los procesos democráticos de los servicios que nosotros estamos acostumbrados a tener, y eso es un gran peligro que noto en la administración en general”, añadió la exdiputada.

Venegas resaltó también el hecho de que en el 2013, el CSE tomó esta decisión basándose en consultas a diferentes actores.

“No tomaron la decisión solo leyendo. Hicieron un proceso de consulta, de participación, hablaron con sindicatos, profesores de universidades, maestros, directores regionales, porque ellos son los que tienen que implementar las cosas”, indicó Venegas, quien agregó que la construcción de la personalidad en primer grado es esencial, haciendo referencia a la repitencia en este año escolar.

“Este Ministerio llega completamente adverso a las políticas anteriores; es decir, ha sido irrespetuoso. Desconocemos realmente cuáles son los argumentos que sostienen lo que están sosteniendo. Porque una evaluación tiene de fondo unos conceptos pedagógicos”, añadió.

UNIVERSIDAD consultó al MEP sobre la existencia del acta del CSE en la cual se aprobó este cambio respecto al primer grado. El Departamento de Comunicación de este Ministerio indicó que “para que el acta se suba tiene que estar debidamente aprobada”.

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