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Exministro Eugenio Solano: En la fracción del PLN hay influencia de “sectores importantes” para aprobar jornada de 12 horas

El abogado laboralista y exministro de Trabajo considera que el ‘acuerdo voluntario’ del que depende el proyecto de jornadas de 12 horas está ‘lejos de la realidad’ porque al trabajador que no acepta las condiciones de trabajo ‘queda fuera del escenario’.

El experimentado abogado laboralista, Eugenio Solano, no tiene reparo en decir que la fracción del Partido Liberación Nacional, que lo llevó a ser Ministro de Trabajo durante el gobierno de José María Figueres, se equivoca en apresurar la aprobación del proyecto que impone una jornada de 12 horas semanales por cuatro días.

Le reclama que no se ha detenido a analizar con “sumo cuidado” este proyecto, impulsado por la liberacionista Ana Lucía Delgado en el periodo legislativo anterior y puesto en la corriente legislativa por el gobierno de Rodrigo Chaves.

“…Decirle al trabajador que negocie con el patrono si está o no de acuerdo con la jornada es muy romántico, porque bien sabemos que si no está de acuerdo lo más probable es que va a ser cesado por no ajustarse a los requerimientos del puesto de trabajo”

En la Asamblea Legislativa tramitan de forma apresurada este proyecto bajo el argumento de que tiene décadas en discusión, pero este abogado laboralista de 42 años de trayectoria en el Ministerio de Trabajo no recuerda que la discusión sobre la flexibilización laboral fuera ‘amplia’ hasta el 2018.

“Siempre hubo una inquietud del sector empresarial” alrededor del tema, pero también oposición por “inexactitudes e imprecisiones” dentro de la propuesta.

A continuación, un resumen de la conversación que tuvo Solano con UNIVERSIDAD:

El proyecto que propone flexibilizar las jornadas de trabajo estuvo en sus manos en 2009, cuando usted era viceministro. En ese momento el sector empresarial lo impulsó alegando que les permitiría rebajar los costos de producción. ¿A qué criterio llegó en ese momento con respecto a esta propuesta?

—La experiencia indica que una cosa es lo que la letra dice y otra es lo que la realidad laboral nos lleva. Y, por ejemplo, cuando se dice que en caso de que se trabajen horas extras se van a pagar a pesar de que bien sabemos que en Costa Rica hay muchas empresas, y que lo digan los trabajadores de empresas de seguridad privada, en donde lamentablemente esas tales horas nunca se pagan. En mi caso particular, yo recientemente llevé un juicio de un trabajador municipal de los guardas municipales, en donde tenía jornada de 12 horas y, por el espacio de 15 años de este cliente que estaba yo llevando el caso, nunca se le pagaron las horas extra y, bueno, dichosamente se está ganando. De ahí que el tema de que el contrato de trabajo sea un acuerdo voluntario ya ha perdido mucha, desgraciadamente, mucha realidad.

Hoy día, ante la situación del desempleo, el trabajador lamentablemente tiene que ajustarse a lo que se le sugiere por parte del patrón, y decirle al trabajador que negocie con el patrono si está o no de acuerdo con la jornada es muy romántico, porque bien sabemos que si no está de acuerdo lo más probable es que va a ser cesado por no ajustarse a los requerimientos del puesto de trabajo.

El año pasado la Inspección laboral alcanzó solo al 6.6% de los patronos, ahogados en papeleo que les impide visitar a las empresas. ¿Es recomendable aprobar un proyecto que suma más papeleo y en el que se depende más de la tutela de este órgano para resguardar la salud de los trabajadores?

—La Inspección de Trabajo no está en condiciones de capacidad de respuesta frente a una demanda que va a ser muy fuerte, porque yo creo que por aquí algunas empresas van a buscar un huequito por donde meterse para tener este tipo de jornadas, porque es evidente que se economiza una serie de cosas. Imagina que se economiza hasta el descanso, con un descanso semanal por trabajador.

De hecho, por ahí se ha dicho, que el proyecto está legalizando algo que ya se venía haciendo. Las personas que lo dicen deberían denunciar ante la Inspección para que esta llegue a conseguir el pago de esas horas extras, porque posiblemente no se pagaron.

En tiempos de pandemia, efectivamente, con el tema de la suspensión de contratos y de disminución de jornada, a estas alturas hay una gran cantidad de empresas a las que no se les han resuelto apelaciones. Y ya prácticamente el tema se salió del control del Ministerio y cada empresa lo está haciendo a su manera, con esta ley me preocupa que vaya a ocurrir lo mismo. La Inspección debe ser dotada de más personal y debe implementar procedimientos más acordes a la realidad actual y no al procedimiento tradicional.

El argumento en el criterio de la Ministra de Trabajo es que es necesario modernizar el Código de Trabajo. ¿De esta manera se estaría cumpliendo o cuál considera debería ser el futuro de las jornadas laborales?

—El Estado por ley tiene la obligación de equilibrar los intereses de los trabajadores y de las empresas. Una cosa es flexibilizar las jornadas, que debe hacerse con base en criterios y estudios científicos, y otra es desregularizar, traerse al suelo todo lo que está para dar campo a una nueva forma de contratación que nos lleva a los tiempos pasados, a la etapa superada de calle y fronterizas con la esclavitud en el trabajo.

En la universidad me enseñaron que el contrato de trabajo es un acuerdo de voluntades. Muy lindo, muy romántico, pero el trabajador que hoy día no acepta las condiciones de la empresa queda fuera del escenario de esa empresa. Hoy día lo que hay es una unilateralidad de las relaciones laborales y nunca un común acuerdo entre patronos y trabajadores, por lo que al trabajador no le queda más que sujetarse a las condiciones. El Ministerio de Trabajo está obligado a revisar una serie de formas de producción, por ejemplo, el teletrabajo, para poder enfrentar el mercado de trabajo, pero que eso no se dé contra las condiciones laborales.

Me parece que la Ministra tiene razón en cuanto a que hay que modernizar la legislación laboral, pero a la fuerza nada se puede. Hay que modificarla, pero con sumo cuidado. Yo no puedo negar que entre el sector empresarial hay buenas e importantes instancias bien intencionadas, pero hay otras instancias que andan tratando de sacar el beneficio de esta coyuntura. En ese sentido, el Ministerio es un actor clave para fortalecer y desmitificar las organizaciones sindicales.

No es la primera vez que usted se muestra crítico ante un proyecto que toca derechos laborales o sindicales, también sucedió con la Ley que regula las huelgas, ese y el actual proyecto tienen una fuerte oposición del sector sindical y, por otro lado, amplio apoyo del Partido Liberación Nacional. ¿Qué opina del apoyo que su partido da al proyecto?

Lamentablemente nuestra situación actual legislativa no ha deparado en ponerse a analizar con sumo cuidado este proyecto, y más pareciera que hay una fuerte influencia de sectores importantes de este país para que esos diputados de Liberación Nacional aprueben este proyecto. En algún momento hasta yo me he ofrecido a colaborar humildemente y algunos otros compañeros que vemos el mundo del trabajo de una forma diferente, pero lamentablemente fueron oídos sordos, y pareciera que aquí ya hay todo un acuerdo.

En el caso de este proyecto, Liberación Nacional debería de recapacitar y reconsiderar. No es oponerse al proyecto, pero sí estar más abiertos a introducir una serie de aspectos que han quedado en el aire. Lamentablemente, un sector de la fracción del Partido de Liberación no ha querido asumir un liderazgo diferente, en donde si bien favorezca el proyecto, le haga las enmiendas que todavía quedan ahí en el aire y que, lamentablemente, parecieran ser desconocidas.

 

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