En el país no existe una sobrepoblación de cocodrilos y la cantidad de individuos en las zonas de estudio no son altas, especialmente al considerar los adultos, que son los que potencialmente pueden atacar al ser humano, según el más reciente estudio realizado por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
De acuerdo con la investigación, publicada el año pasado, la densidad relativa de adultos en las diferentes zonas de estudio del país sugieren que la población de cocodrilos no está cerca de alcanzar la capacidad de carga del ecosistema, o de estar en sobrepoblación.
El estudio “Abundancia relativa y estado poblacional del cocodrilo americano (Crocodylus acutus), en sus zonas de distribución en Costa Rica” fue realizado por solicitud del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y la dirección ejecutiva del Sinac, con el aporte voluntario de la Universidad Nacional (UNA) y la Asociación de Especialistas en Crocodílidos-CA.
En Costa Rica se encuentran dos especies de crocodílidos, el Caiman crocodilus fuscus (Crocodylia: Alligatoridae) y el Crocodylus acutus (Crocodylia: Crocodylidae).
La segunda especie (Crocodylus acutus) es el cocodrilo americano, que puede alcanzar hasta 6 metros de longitud y está en ambas costas. Además, se encuentra amenazada, pues está incluida en el apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y es considerada como vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), señala el estudio.
Los investigadores también exponen que las especies de crocodílidos son “especies clave” por su “efecto positivo sobre el ambiente”, ya que mantienen la estructura y función de los ecosistemas. Entre sus funciones están la depredación selectiva de peces, reciclaje de nutrientes y mantenimiento de la humedad en refugios durante las épocas de sequía.
“Son los mayores depredadores en su hábitat y se creé que están siendo afectados por la pérdida de hábitat, cambios en el uso del suelo, contaminación de las aguas y cacería en toda su zona de distribución”, alertan los investigadores.
¿Dónde hay más?
Los datos muestran que la mayor densidad relativa de cocodrilos del país se encuentra en el Gran Humedal del Tempisque, con 8.68 individuos por kilómetro, indica el documento.
En cuanto al resto de regiones, la mayor densidad relativa de cocodrilos se encontró en los ríos Bongo y Arío y el estero en el que ambos desembocan al mar (Pacífico Norte); en el Estero de Punta Morales (Golfo de Nicoya); en los ríos Tusubres y Tárcoles (Pacífico Central); en la Península de Osa y Golfo Dulce y en el Río Térraba (Pacífico Sur); en el Río San Carlos y Río Sarapiquí (Zona Norte); y en los ríos Jalova y Matina (Caribe Central). Mientras que en el Caribe Norte la densidad de cocodrilos es relativamente baja en comparación con otros sitios, sostiene el estudio.
En promedio dos ataques por año
Durante los últimos 36 años, se han registrado un promedio de 2.2 ataques por año de cocodrilos hacia humanos (80 en total). De éstos, 57 fueron no fatales y 23 (29%) fatales, asevera el estudio.
“Los ataques ocurrieron en su mayoría en las provincias de Puntarenas y Guanacaste y con mayor frecuencia en los meses de marzo, abril y mayo, que es cuando las crías han emergido de sus nidos y las hembras están cerca de ellos protegiéndolos”, se agrega.
“En aras de avanzar en la dirección de reducir el riesgo de que ocurran ataques, es necesario recalcar que en la gran mayoría de los casos, ha sido el ser humano quien ha entrado al hábitat del cocodrilo, sin haberse informado adecuadamente de la presencia de individuos adultos en el lugar, sin haber respetado la rotulación, si es que la hubo, y sin haber valorado la posibilidad de que algo tan terrible como el ataque de un cocodrilo pudiera suceder”, enfatiza el estudio.
El estudio del Sinac recomienda implementar acciones preventivas inmediatas y de corto plazo como rotulación y acciones de comunicación a las comunidades con riesgo potencial alto y medio de interacción negativa; fortalecer la respuesta operativa del Sinac, Cuerpo de Bomberos y Ministerio de Seguridad Pública para atender casos; realizar monitoreos para tener información actualizada; modificar el reglamento a la Ley de Conservación de Vida Silvestre para la atención adecuada de las interacciones humano-cocodrilo; y elaborar instrumentos técnicos que contribuyan a la prevención de ataques.
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El Sinac insistió a la población en que no use los esteros o desembocaduras de ríos para nadar o jugar en el agua, especialmente con niños, ya que son sitios normalmente habitados por cocodrilos.