País Entrevista ministra de Educación, Guiselle Cruz

Estudiantes arrastrarán contenidos hasta por tres años debido al COVID-19, asegura ministra

Ante la emergencia sanitaria, existe el riesgo de que los estudiantes sean excluidos del sistema educativo debido al desinterés o a problemas económicos. Además, los contenidos de los programas de estudios serán cercenados, provocando arrastre de contenidos por varios años.

En este momento el panorama parece no estar claro para los docentes y estudiantes de escuelas públicas y privadas, quienes hasta ahora desconocen en cuál mes del año podrán volver a las aulas y retomar el curso lectivo 2020. Como era de esperarse, esta gran ola llamada COVID-19 también se llevó las clases.


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Para la ministra de Educación, Guiselle Cruz, esta pandemia podría provocar el aumento de la exclusión estudiantil, además hará que los estudiantes arrastren contenidos incluso hasta por tres años.

Los niveles que podrían ser más afectados son el primer y segundo grado, en los cuales los niños aprenden a leer y escribir. Esos grados, así como el sexto (la transición a la secundaria) son los que más le preocupan.

La estrategia ahora no es llevar las clases fundamentadas en un modelo presencial a la casa, pues incluso considera que esto no es prudente ni sano en la coyuntura actual. La táctica consiste en mantener viva la llama de aprender y tratar de no dejar estudiantes perdidos en el camino.

La pandemia está provocando un aumento del desempleo. ¿Cómo va a repercutir esto en el retorno de los estudiantes a las aulas?

—Eso es un gran desafío, un gran reto una vez que volvamos a la presencialidad. En este momento nosotros también le hemos dicho a los docentes con las orientaciones que hemos dado, del tema de la alerta temprana. Estar atentos con aquellos estudiantes que no se comunican de alguna forma o que no tienen ellos evidencia de que están atentos a los materiales que los profesores mandan impresos, al WhatsApp, a las mil y una formas que están ideando los profesores de comunicarse con los estudiantes.

Pero eso es complicado en este contexto. Eso es una preocupación en el mundo porque esto es una pandemia, nos preocupa mucho el tema de la exclusión. Nosotros vamos a tener que estar más atentos y desarrollar todas las estrategias posibles para evitar esa exclusión. Eso puede pasar no solo por el tema del desinterés por la educación sino también por las condiciones socioeconómicas de las familias. Por eso es que hay que estar más atentos y aplicar el protocolo de alerta temprana que ya de por sí lo veníamos trabajando.

Entonces sí prevén que aumente la exclusión estudiantil…

—Es una hipótesis y creo que tenemos que estar atentos y no podemos quitar la mirada sobre ese factor.Tenemos claridad de que hay gente que la está pasando mal desde ya. Conforme avance esto, hay gente que se va a sumar. Yo he recibido de varios centros educativos, sobretodo de secundaria, solicitudes para ampliar el beneficio del comedor. Esas son alertas que nos dan a nosotros luz para ver que la exclusión puede aumentar.

Y para retener a los estudiantes, ¿cuáles estrategias está implementando el MEP?

—En este momento nosotros lo que estamos promoviendo son todas las acciones necesarias para que los docentes mantengan el vínculo con los estudiantes, y lo están haciendo de una excelente forma a través de material impreso, envían material con los paquetes de comida, a través del WhatsApp. Pero no se trata de llevar el currículo a las casas; se trata de mantener esa conexión con la familia y el estudiante en la medida que se pueda y también para que se mantenga interés por aprender.

Una vez que tengamos oportunidad de llegar a la presencialidad, nuestra responsabilidad es —y así lo ha determinado el Consejo Superior de —priorizar en aquellos contenidos esenciales y a partir de estos definir la promoción y las condiciones en términos del currículo. Estamos también reforzando el uso de la televisión estatal, porque eso llega a muchísimos lugares, estamos usando la radio sobretodo para zonas indígenas y la posibilidad de otros dispositivos como WhatsApp. Este no es una generalización porque el país no tiene la infraestructura tecnológica como para que el Internet llegue a todos los rincones del país.

El país optó por seguir alimentando a los estudiantes a través de los paquetes de comida cada tres semanas; pero, ¿tienen ustedes capacidad presupuestaria para cubrir a más estudiantes que necesiten becas o alimentación?

—En alimentación estamos haciendo los esfuerzos necesarios. Tenemos una lista de beneficiarios de marzo y esa es la que estamos beneficiando. Tenemos que hacer un análisis interno de presupuesto.

Nosotros estamos beneficiando a los estudiantes que están en el servicio educativo, hay otras ayudas que les están llegando a las familias a través de Proteger, CNE; entonces es importante hacer un equilibrio ahí. Tendríamos que ver cuál es la demanda para poder decir cuánta es la respuesta.

Ustedes han afirmado que no hay una fecha específica para volver, ¿qué otras alternativas están valorando? Porque hay que entender que los estudiantes no duraron ni un mes en clases cuando inició la pandemia y ahora tienen más de un mes sin recibir lecciones…

—Tenían 26 días con lecciones y ya tenemos 6 semanas sin clases. Seguramente van a ser muchas más semanas. Por lo menos todo mayo. Hay que valorar el tema de la presencialidad, si vamos a entrar todos juntos o por niveles, priorización de los contenidos, evaluación de aprendizajes. Esas cosas hay que valorarlas día a día. Nosotros estamos tomando acciones todos los días conforme esto avanza y vemos el comportamiento de esto en el país. El impacto es relevante.

¿Pero hay algo concreto que estén valorando?

—No, porque no sabemos cuándo vamos a tener la posibilidad de volver. A partir de cuántos días lectivos vamos a tener podemos ver diferentes escenarios. El escenario es diferente si tenemos posibilidad de 100 días lectivos, 80 días, o si es todos juntos o por niveles. Hay que tomar decisiones y esto no es una sola disposición para todos. Aquí tenemos que valorar escenarios y dar disposiciones conforme podamos ir volviendo a la “normalidad”.

¿Hay algún nivel o grado que se vaya a ver más afectado?

—En términos de aprendizaje a mí me preocupa primer grado y segundo, porque se desarrolla todo el proceso de lectoescritura, que son las bases. También está el sexto grado pues ya van para sétimo.

El tema de la priorización de los contenidos no vistos tiene que pasar por el año 2020, 2021 y probablemente el 2022. Esto no se ajusta de la noche a la mañana. Esto tiene que ser un ajuste y una acción sostenida en el sistema educativo. También los que salen de quinto año y que ingresan a la educación superior. La educación superior no los puede recibir con las mismas demandas porque hay que hacer un proceso de nivelación.

Esta es una generación que desde el 2018 viene sufriendo interrupciones de los ciclos lectivos. ¿Cómo se van a compensar esos contenidos? ¿Esta va a ser una generación que va a arrastrar contenidos que no son acordes a su edad?

—Es una generación a la que se le privó de ciertos contenidos. Hay una ventaja con respecto al 2018. En el 2020 contamos con los educadores, ellos se están comunicando con los estudiantes. En el 2018 no. Eso es importante porque es otra situación y ellos están siendo acompañados.

Una vez que volvamos a la presencialidad, el tema de ir abordando los contenidos necesarios va a tener que ser por lo menos de dos o tres años, en diferentes generaciones. Tenemos que tener cuidado en los niveles que le mencioné. Hay que hacer ajustes necesarios en ese sentido y también nos permite repensar un poco cómo está establecido y ver qué cambios podemos hacer a la luz de la experiencia, que ha sido extraordinaria. Es una experiencia que no hemos vivido y que nos puede dejar aprendizajes importantes en cómo queremos ver esta nueva educación.

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