País Ottón Solís sobre discusiones fiscales

“Espero que la gente se percate de que es urgente”

El oficialista, que realiza su último esfuerzo por una reforma, reconoce que existen acuerdos incumplidos y pone sus fichas en un Gobierno de “unidad nacional”

El diputado y fundador del Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís, asegura sentirse “angustiado” por dejar el Congreso en abril sin una solución, aunque sea parcial, al problema fiscal del país. Para ello, reconoce que intenta dar un último impulso al proyecto de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, aún entrabado en la Comisión de Hacendarios.

Además, añadió 25 mociones para fortalecer el proyecto, con el fin de dejar casi cerrado el déficit financiero primario (sin intereses). Aunque reconoce que muchas de sus intenciones son impopulares, afirma que su trabajo es “hacer lo posible”.


NOTAS RELACIONADAS


El economista asevera que, como parte de la Asamblea, se siente en deuda; y que, además, nota en ella un clima que lo deja “perplejo”, de cara a la búsqueda de soluciones reales, especialmente en el caso de impuestos y de topes al gasto.

También reconoce que será difícil solucionar el desbalance entre ingresos y gastos; porque el déficit se proyecta al 7,9% del Producto Interno Bruto (PIB) para el año 2019. Así que, por el momento, pone sus fichas en un Gobierno de “unidad nacional”.

A diez semanas del cambio de legislatura, los proyectos fiscales están totalmente entrabados en el Congreso. ¿Cómo llegamos a este punto?

— Se ha venido utilizando una serie de razones, todas incorrectas, para posponer entrarle a temas de fondo, y una gran razón que se utilizó fue que previo a las elecciones no se podía. Eso es incorrecto, porque un tema sea impopular no hay que dejar de abordarlo; eso dejó una sensación de espera, de que el tiempo no era el correcto, pero el tiempo para las decisiones que urgen es ayer. Posponer un tema que urge siempre es incorrecto, pero aún más si es porque usted está consiguiendo votos y cree que un tema es impopular.

Se decía que todo estaba pospuesto para después de las elecciones, pero después de las elecciones volvimos y todo sigue igual. Por ejemplo, en materia fiscal, Liberación y el Gobierno habían llegado a un acuerdo para, después de elecciones, entrar a conocer un 208 bis (vía rápida) para Fortalecimiento; pero pasan los días y se sigue esperando. Ahora dicen que tienen que reunirse con el Presidente, pero, ¿por qué?

Y hablando de condiciones, el PUSC habla de aprobar primero la regla fiscal para apoyar Fortalecimiento…

— El PUSC no tenía como condición eso, era nada más que se conociera en comisión, yo trabajé mucho en la comisión con la regla fiscal. El Gobierno ha limpiado la agenda para que eso esté en discusión, pero hay gente que se opone, como el Frente Amplio, que luego rompe el cuórum. Ahora, entonces, no sé, no se cumplen los acuerdos, no se dice por qué; tal vez es que se oponen a cualquier cosa.

Puede ser que, como no pasaron a segunda ronda, quieren que los temas complicados queden para el próximo Gobierno, algo lamentable porque Costa Rica es de todos. Hay un clima que me deja perplejo.

La reacción de la política a lo que ocurrió en las últimas elecciones debería demostrar que la política es diferente. El pueblo le dijo ‘no’ a una gran parte de la política, incluyendo a mi partido; perdimos votos y diputados, es nuestra votación más baja en la historia. Lo mismo pasó con los partidos viejos. A la política el pueblo le dijo no, en cambio le dijo sí a la religión. Deberíamos realmente tratar de limpiar nuestro desempeño en lugar de seguir con lo mismo.

Tomando en cuenta este panorama, es muy difícil que este Congreso le deje una solución, al menos integral, al problema fiscal. ¿Qué recomendación dejaría en este contexto político?

— Yo pienso que la gente debería ver los números, dónde está el déficit, cómo viene creciendo la deuda. Que piense en ese lamentable hecho de gastar tres puntos porcentuales del PIB en intereses, en lugar de obra pública, becas, desarrollo social o infraestructura. Que piensen en lo que viene con las tasas de interés, que suben para Costa Rica, porque a nivel internacional la economía se está reactivando y porque al incrementarse la deuda aumenta la percepción de riesgo.

Cuando aumentan las tasas de interés en un 1%, el déficit crece en medio punto porcentual. Para que comprenda el lector, ¿qué es medio punto porcentual? Son ₡175.000 millones con los que se financian los diez ministerios más pequeños y la Defensoría de los Habitantes. Se necesitaría cerrarlos a todos para llenar ese hueco. A mí me duele. La gente debería ver esos números. Son matemáticas. Mis propuestas pueden no ser las correctas, pero, entonces, ¿cuáles?

¿Le queda la impresión de que muchas personas hablan del tema fiscal, pero hacen poco?

— Sí. Totalmente. A la mayoría de la gente de la clase política —y a partir de aquí estoy siendo irónico— yo la envidio por el mundo tan lindo en el que viven. Creen que saben del déficit y quieren arreglarlo, pero no lo quieren arreglar ni por el lado de los ingresos ni por el lado de los gastos. Yo, desgraciadamente, veo que hay que arreglarlo por uno de los dos lados, o de los dos. Hay gente que habla del déficit y está convencida de que hay que arreglarlo, pero no propone nada.

Digo yo, o están mintiendo en que saben del déficit y que quieren arreglarlo, o realmente se trata de una hipocresía total. Quieren darle a entender a la gente que no hay que reducir el gasto ni aumentar los ingresos. Yo estoy convencido de que hay que meterle el diente a los pluses salariales; no reducir, pero sí limitar la curva de crecimiento de los salarios. También hay que elevar la carga tributaria.

En cuanto a recaudación, hay que mejorar. Eso se ha estado haciendo, pero es muy difícil.  Una de las cosas buenas que ha hecho este Gobierno es aprobar la Ley contra el Contrabando y la Ley de Combate al Fraude Fiscal, pero siempre va a haber evasión, no basta con eso.

Lo cierto es que alguien se va a llevar un golpe, con los impuestos o sin ellos. ¿Qué hace distintas esas situaciones?

— La inflación, que es uno de los resultados por la crisis fiscal, significa que su poder adquisitivo cae. Si la inflación es un 16%, usted pierde un 16% de poder adquisitivo. En cambio, si ponemos un impuesto al valor agregado del 16%, usted no todo lo gasta en eso, usted ahorra y eso no es afectado.

Además, en el proyecto se exoneran 250 productos de la canasta básica. Hay un montón de gente que no lo pagaría. Sería la gente que compra pantallas planas, viajes al exterior, restaurantes y eso. Pero la inflación sí afecta a todos.

Por otra parte, las tasas de interés crecen con la inflación, con eso cae el empleo y las deudas se encarecen. Ese es el impacto para la gente si no se arregla el déficit que está en los niveles actuales.

Cuando es mayor, el golpe es terrible, y le hablo de lo que tuvo que hacer un Gobierno de izquierda como el de Grecia: reducir los salarios y ni siquiera allanar la curva de crecimiento, sino despedir gente, privatizar joyas y reducir las pensiones.

Y se proyecta un déficit del 7,9% del PIB para 2019.

— Sí, y sigue creciendo. Pero lo que más me preocupa a mí es la deuda. La deuda a finales de este año va a ser de 54,5% del PIB y a finales de 2019 del 60%; entonces “los premios” en tasas de interés se levantan. Eso es matemática. Es predecible.

Es un panorama complejo y, tomando en cuenta que viene un cambio de Gobierno, ¿cómo analiza la situación?

— Yo espero que los números convenzan. Que la gente se percate de que es urgente. Pero, sobre todo, como Carlos (Alvarado) dice, hay que hacer un Gobierno de unidad nacional, por un lado con un paquete de proyectos y, por otro lado, con gente de los partidos que son parte del acuerdo en el Gobierno.

Tenemos que hacerlo sabiendo que se puede diferir en todo lo demás, pero que esos 20 proyectos son intocables, incluido el fiscal. Sabiendo que si los diputados de esos partidos no cumplen con los compromisos, ahí hay jerarcas de su partido nombrados. Para eso es el acuerdo de unidad nacional.

El acuerdo es la propuesta número uno.

— Claro, pero ahora se trata de cumplir y de armar; ahora existe el incentivo de que queremos armar un Gobierno de unidad, pero en el marco de un acuerdo, no gratuitamente. Es ponerle un precio a salirse del acuerdo.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido