País

“En Costa Rica se recoge muy poco impuesto personal a la renta”

También anuncia préstamo de $150 millones del Banco Mundial para invertir en tecnología que permitirá cruzar información para detectar la elusión y la evasión fiscal.

En entrevista con UNIVERSIDAD, realizada la tarde de ayer en Casa Presidencial, el ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, analizó el entorno económico que afecta al país, el manejo de la deuda pública y se refirió a las medidas que está tomando su despacho para mejorar la justicia tributaria y así combatir la desigualdad económica de los hogares.

¿Cómo pueden afectar los conflictos como el reciente ataque de Estados Unidos en Irak a la reactivación y al mejoramiento de las finanzas públicas en Costa Rica?

Costa Rica es una economía mucho más abierta que la de Estados Unidos, por ejemplo. Por lo tanto, tenemos las ventajas que hemos visto en los últimos años, de Inversión Extranjera Directa, que nos ha permitido financiar un déficit de cuenta corriente alto; importamos capital, esto nos ha permitido crecer en circunstancias que, de otra manera, hubiera sido difícil. 

Todo esto para decir que hay nubarrones grandes en la economía global, sobre todo el tema de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Los eventos en el Medio Oriente, en los últimos días, deben preocuparnos en el sentido de que, si escala más allá de lo que hemos visto hasta ahora, podría afectar la economía mundial a través de dos mecanismos: uno, los precios del petróleo, y dos, la disrupción del comercio internacional a través del estrecho de Ormuz.

Y eso en un momento en que hay desafíos importantes ya para una economía global que apenas está repuntando. Son temas que no controlamos, que nos afectan y que nos deben poner la barba en remojo para saber que tenemos que fortalecer nuestro propio sistema inmunológico en Costa Rica, de manejo económico ante el montón de enfermedades y virus, para ponerlo a manera de analogía, que vemos en el mundo.

Obviamente, más cerca de la casa, la situación en Nicaragua ya nos ha golpeado. Creo que la última estimación que leí de su crecimiento económico fue de menos cuatro por ciento. Es una recesión fuerte. Nosotros le vendemos a Nicaragua muchas cosas y la situación no nos está dejando exportar parte del exceso de capacidad instalada que tenemos en generación de energía, que eso nos pone complicaciones de muchos tipos. Sería bueno que todo Centroamérica repuntara, porque son socios comerciales importantes.

La economía costarricense está reactivándose y los ingresos tributarios han aumentado un 7,7%. Sin embargo, dado que el gobierno debe seguirse endeudando para pagar gasto corriente, hay quienes afirman que deberían adoptarse medidas para aumentar la transparencia y liquidez del mercado secundario y otras para incorporar más operadores en el mercado de la deuda. ¿Este tipo de recomendaciones reflejan únicamente intereses privados de sacar provecho de la deuda pública o también traerían beneficios al país?

Yo creo que Costa Rica puede manejar la deuda mejor. Se ha hecho un buen trabajo, pero no es un trabajo óptimo. Hay oportunidades de mejora.

Me refiero a varios temas. Uno es la composición de la deuda, dónde metimos, cuánto metimos en cada mercado, qué tan oportunista, en el buen sentido de la palabra, puede ser Hacienda cuando ve que haya bajas en los mercados internacionales, etcétera.

Parte del tema es que no tenemos suficiente discrecionalidad para tomar decisiones que nos lleven a manejar la deuda de la mejor manera. Por ejemplo, emitir deuda bajo jurisdicciones extranjeras requiere permiso del Congreso y nos dan ventanas comparativamente cerradas. 

Lo mismo con respecto al reemplazo de deuda en el mercado nacional, ya sea en dólares o en colones. Hay que presupuestarlo, eso es complicado. En el manejo de la deuda hay que ser muy ágil. Ahora, ese es el contexto general. En específico, el mercado de la deuda en Costa Rica es poco profundo, son pocos los participantes. Son más que todo el sistema bancario nacionalizado y algunos del sistema bancario nacional privado, la Caja Costarricense del Seguro Social y los fondos de inversiones.

Entonces, no es un mercado tan complejo. Algunos se han portado, en el pasado, un poquito oportunistamente, pero no en el buen sentido de la palabra, sino que se aprovecharon de la situación de iliquidez que tuvo el Ejecutivo en el 2018, en que, desde mi punto de vista personal, aumentaron las tasas más allá de lo que se justificaba en el momento y acentuaron la necesidad en el gobierno de recaudar recursos a través de los mercados de deuda.

Ahora, el Gobierno está en una posición de liquidez mucho mejor y en ese sentido yo sugeriría al revés, que no vayamos a abusar de la posición de liquidez por tratar de bajar las tasas o de crear mucha volatilidad y de bajar las tasas de manera abrupta. En ese sentido, vamos a comunicar nuestra estrategia de manera más clara. Estamos utilizando la liquidez que tenemos de una manera que no vaya a dañar ni el tipo de cambio ni el mercado primario de la deuda.

En el mercado secundario, la deuda del Gobierno puede mejorar mucho, pero eso no es un tema de Hacienda, es un tema de la Bolsa de Valores y de los participantes en el mercado, como darle más liquidez a lo que Hacienda vende en el mercado primario. Yo creo que hay un área de mejora para el país.

¿La relación y la coordinación de visiones entre Hacienda y el Banco Central es buena, no hay grandes contradicciones?

Efectivamente. El Banco Central es una institución independiente y esa independencia se la ha dado la ley por buenas razones, para asegurarse, entre otras cosas, que no va a “licuar” la deuda del gobierno; es decir, que no va a emitir (dinero) inorgánicamente para financiar los gastos del Gobierno.

El Banco Central se ha ido moviendo hacia manejar la inflación a través de la tasa de política monetaria y en ese sentido yo creo que hay una buena coordinación y no hay dominancia fiscal de la política monetaria en este país. Estamos trabajando juntos y no es que don Rodrigo tenga que subir las tasas desproporcionadamente o soltar liquidez producto de irresponsabilidad fiscal, gracias a los esfuerzos que hizo el país en el 2018.

Usted ha dicho que una tarea a la que se dedicará es la de combatir la elusión y la evasión fiscal mediante la modernización de los programas informáticos del Ministerio. Pero, ¿qué pasa con la elusión y la evasión que se da por medio del negocio de los cientos de bufetes que existen en Costa Rica, en Panamá y en otros lugares, especializados en esos fines?

Su pregunta nos permite ilustrar hacia dónde queremos ir en Hacienda. En Estados Unidos hay la misma cantidad de abogados per cápita, tal vez más, que en Costa Rica. Hay compañías que se dedican únicamente a asesorar en temas de impuestos, que tienen capitalizaciones de mercado de miles de millones de dólares. Y en Estados Unidos se paga impuestos.

El tema es que la gran diferencia no tiene que ver con los abogados, sino cuál es la probabilidad que alguien, quien no está declarando impuestos, que los diluye –paga menos de lo que debería- o que los evade, ya sea,  por un lado, como le llaman los ticos, “pescado”, detectado, y que sea sancionado. Las probabilidades cambian según la jurisdicción.

Y yo no estoy hablando de Estados Unidos como el gran ejemplo. Finlandia tiene mejores sistemas fiscales que los Estados Unidos. En cualquiera de los países de la OCDE donde la recaudación fiscal es del 30%, 36% hasta 44% en el caso de algunos países –y yo no estoy diciendo que es para donde vamos-, la gente tendría la misma inclinación de tratar de diluir o de evadir el pago de sus impuestos. Hay gente a la que le gustaría estar debajo del radar para siempre.

Y allí es donde vengo yo a unir el tema de la tecnología. Cuesta mucho en este país, porque no tenemos los sistemas para, por ejemplo, verificar que el estilo de vida de un individuo es consistente con su declaración de impuestos o la falta de ella. 

En Costa Rica se recoge muy poco impuesto personal a la renta de las personas físicas, porque declaran poco, si declaran. Y no tenemos sistemas para cruzar cuántos carros tiene esta persona, cuántas casas, dónde las tiene, dónde alquila. Ahora, con las facturas de IVA, va a haber más trazabilidad. No tenemos sistemas para cruzar con los gastos de la tarjeta de crédito, con las cuentas bancarias, etc.

¿Y con las personas jurídicas podrán hacer lo mismo?

Con las empresas se puede y se debe hacer lo mismo. Alguna gente dice que a Hacienda le gusta ir a cazar al zoológico. No nos gusta cazar. A nosotros nos gusta hacer que la ley se cumpla. 

También hay que fijarse que, en Costa Rica, pagar impuestos es complicado, lleva tiempo, requiere de asesorías, requiere conocimiento especializado. Parte de mejorar los sistemas es hacérselo fácil a la gente. Se puede hacer muchísimo más fácil el proceso de declaración y de pago de impuestos.

¿En cuánto tiempo cree que se puede dar un cambio notable?

La experiencia internacional varía. Países como Bulgaria, antes de incorporarse a la Unión Europea, tardaron hasta seis años en reformar sus sistemas tributarios, otros han tardado dos o tres, depende de qué tan ambicioso quiera ser uno.

En el caso de Costa Rica, lo que yo le he propuesto al presidente y lo que vamos a necesitar proponerle a la Asamblea Legislativa en más detalle es una inversión de $150 millones aproximadamente.

¿De dónde saldría el dinero?

Eso sale del Banco Mundial, que nos acompaña con financiamiento y con asistencia técnica. El compromiso del Banco Mundial es aprobar esto en marzo o en abril a más tardar para nosotros ir a la Asamblea Legislativa a pedir su autorización, porque es un empréstito, y empezar a implementar en julio o agosto, si todo sale bien, si tenemos el apoyo político del primer poder de la república.

Si ese fuera el caso, a mí me gustaría empezar a lanzar los carteles de licitación para las adquisiciones correspondientes a más tardar a final de año. Estoy gastando una buena cantidad de mi tiempo gestionando esos procesos.

La gestión de las políticas públicas es a veces más importante que la formulación de las políticas. En eso estamos en Hacienda.

A partir de su experiencia en varios países como funcionario del Banco Mundial, conociendo el tamaño de la economía costarricense, los problemas que tenemos en educación, el cambio tecnológico, etcétera: ¿cuál sería el camino más corto para combatir eficientemente la pobreza con los escasos recursos disponibles?

Al final de cuentas, uno tiene que entender que hay una correlación enorme y alta, casi de uno, entre tener recursos y ser productivo. La gente que gana bien, que genera dinero –si son honestos, si no hay otros mecanismos como herencias o loterías-, en promedio tiende a ser más productiva que la que no. El ejemplo más claro es el de un piloto de avión 747 y una persona que reparte comidas en bicicleta. No se ocupa un doctorado en economía para saber que el piloto va a ganar más plata y que no va a ser pobre, mientras que la otra persona va a ganar menos dinero y es probable que sea pobre, de otra manera no estaría haciendo eso.

Son trabajos respetables ambos, pero hay un tema de productividad. Entonces, la pobreza en general tiene una solución que es hacer que la gente sea productiva en un mercado de trabajo donde esa productividad pueda ocurrir. Entonces, hay que educarla, darle salud, las oportunidades iniciales de la niñez, buena nutrición, buen estímulo temprano -el capital humano- y luego hay que darle los instrumentos para ser productivos, la tecnología, computadoras, y eso requiere de la inversión del sector privado.

Entonces, hay un papel importantísimo –y el presidente de la República ha sido un pionero en eso- en quebrar los ciclos de pobreza de la gente que no tiene ninguna oportunidad. Poder medir dónde están los pobres, sobre todo la niñez, darle oportunidad, pero eso, las transferencias, nos va a ayudar con la pobreza extrema. Pero la otra pobreza se resuelve en el mercado de trabajo, con mejores salarios y eso requiere de inversión del sector privado y del Estado en la parte de infraestructura y otros e inversión y mejor calidad de gasto en formar capital humano. Allí no hay secretos.

¿Nos esperan todavía muchos años de ajuste en el gasto público y de un crecimiento por debajo del potencial de la economía costarricense o cree usted que lograrán un cambio en la calidad de vida de la gente en el corto plazo?

Yo soy una persona muy optimista y he visto, en países con condiciones muchísimo más difíciles que las de Costa Rica, que cuando las cosas se hacen bien y a conciencia, se obtienen buenos resultados. El Poder Ejecutivo no está solo, tiene que formar un consenso, darle un golpe de confianza al país y eso incluye la Asamblea Legislativa, el sector privado, la sociedad civil, los sindicatos; y todos tenemos que encontrar una visión-país en conjunto.

Yo le he estado hablando al presidente de que ningún país en el mundo se ha hecho rico después de que se hizo viejo. Se nos está acabando el bono demográfico, cinco, seis, diez años más. Y no hacerse rico significa quedarse atrapado en un ingreso medio, mediocre, como el que tenemos.

Tenemos pocos años para crecer y llegar a los niveles de ingreso per cápita y de distribución del ingreso –que es otro tema en que estamos mal- de los países OCDE con los que nos queremos comparar.

Para mejorar la distribución del ingreso, empecemos por la justicia tributaria. En Costa Rica usted ve el coeficiente de Gini (un medidor de la desigualdad de ingresos) antes y después de impuestos, gastos y transferencias y es, para todos los efectos prácticos, el mismo. En Irlanda, en Bélgica y en Austria, el Gini antes de impuestos, gastos y transferencias es el doble que el Gini después de impuestos, gastos y transferencias.

La política fiscal, el presupuesto de la república como se gasta, cambia el Gini de una manera sustancial en esos países, que nadie puede decir que sean comunistas, que allí no funcionan los mercados, pero hay incidencia de la política fiscal en la igualdad. Aquí el Gini no se ha movido en diez años, sino al revés, de una manera preocupante, para arriba (ha aumentado la desiguladad). Esa visión-país es: o crecemos antes de que nos pongamos viejos como sociedad o condenamos a nuestros hijos a la mediocridad del ingreso medio que va a ser para siempre, según nos muestra la historia. Y allí se puede hacer mucho. 

Yo creo que los dos años que quedan de la administración del señor presidente van a ser fundamentales para lograr avances y para sentar las bases para ese avance.

 

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