País A causa del Covid-19

En América Latina hay 28 millones de personas que no ganan lo suficiente para mantener a sus familias según la OIT

Unos 34 millones de latinoamericanos estarán buscando un puesto de trabajo en 2021 sin muchas oportunidades de conseguirlo

Latinoamérica ha sido la región más golpeada en el empleo a causa de la crisis generada por el Covid-19, con una desocupación promedio de 11,1% y 28 millones de personas que, aunque trabajan, no ganan lo suficiente para mantener a sus familias por encima de la línea de pobreza, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Este dato fue evidenciado este 11 de junio en el marco de la 109º Conferencia Internacional del Trabajo, que se realiza de manera virtual y en la que la OIT presentó su informe global “Perspectivas sociales y del empleo: tendencias 2021”.

Dicho informe evidencia que las personas de la región de América Latina y el Caribe experimentaron la caída más fuerte en la cantidad de horas trabajadas durante 2020 y que se habría perdido el equivalente a más de 30 millones de empleos, tanto por las salidas de la fuerza de trabajo y la desocupación o inactividad, como por la reducción de horas trabajadas.

La tasa de desocupación regional fue de 8,0% en 2019, subió a 10,3% en 2020, y llegaría a 11,1% este 2021, según las previsiones de la OIT, lo que implicaría que la región tendrá 34 millones de personas buscando un puesto de trabajo sin conseguirlo.

Para el 2022 se produciría una baja en la tasa a 8,9%, pero estas cifras están expuestas a grandes niveles de incertidumbre y dependen de muchos factores.

“Es urgente establecer medidas extraordinarias para reconstruir los mercados laborales, definitivamente el empleo debe estar en el centro de la recuperación económica; pero hay que tomar en cuenta que el crecimiento económico sin generación de empleo puede aumentar el descontento social y afectar la estabilidad política”, indicó el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.

Adicionalmente, el informe mostró que la pobreza laboral aumentó en 5 millones de personas en el 2020, pasando de 23 a 28 millones de personas, de los cuales casi 9 millones están en condiciones de pobreza extrema.

Y es que la recuperación del empleo probablemente será sumamente lenta, sobre todo para el empleo formal, lo que incidiría en el aumento de la informalidad, de acuerdo con los análisis de la OIT.

“Para enfrentar el futuro debemos tener en cuenta la situación previa a la pandemia, de crecimiento lento con poco empleo, alta informalidad y una fuerte desigualdad, condiciones preexistentes que limitaron la resistencia y la capacidad de respuesta ante una crisis sin precedentes con efectos devastadores”, añadió Pinheiro.

188 millones de personas desempleadas

En el mundo casi 500 millones de personas trabajan menos horas remuneradas de las que desearían o no tienen suficiente acceso al trabajo asalariado, y para millones de personas es cada vez más difícil edificar mejores vidas basadas en sus posibilidades de trabajo.

“La persistencia y la amplitud de la exclusión y de las desigualdades relacionadas con el trabajo les impiden encontrar un trabajo decente y forjarse un futuro mejor. Esta es una conclusión extremadamente preocupante que tiene repercusiones graves y alarmantes para la cohesión social”, recalcó el director general de la OIT, Guy Ryder.

Existe un desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra, que se extiende más allá del desempleo -el cual ya suma unos 188 millones de personas-, pues hay una fuerte subutilización de trabajadores. Se calcula que unos 165 millones de personas no tienen suficiente trabajo remunerado.

Actualmente, la pobreza de los trabajadores -definida como ganar menos de $3,20 al día en términos de paridad del poder adquisitivo- afecta a una de cada cinco personas de la población activa mundial.

“La subutilización de la mano de obra o los empleos de baja calidad significan que nuestras economías están perdiendo los beneficios potenciales que representa el enorme caudal de talento humano”, declaró el principal autor del informe Stefan Kühn.

 

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