País FMI proyecta una mayor caída en la actividad económica en el 2020

Empleos y fortalecimiento del sector salud deberán ser prioritarios tras COVID-19

La Academia de Centroamérica y el Observatorio Económico y Social de la UNA adelantan el recuento de los daños.

Quizás el elemento más distintivo de lo que ahora se llama la “nueva normalidad” o la normalidad de la era pos-COVID-19, en materia de economía, será la necesidad de asegurar de un modo permanente un mayor financiamiento público para el sector salud, de modo que el país pueda estar preparado para el ataque de la siguiente pandemia.

Esta es una de las primeras conclusiones a las que llegan, por separado, el economista Eduardo Lizano, presidente de la Academia de Centroamérica (AdC), un centro de investigación privado y la economista Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (OES-UNA).

Sus valoraciones son el resultado de ponderar las nuevas perspectivas económicas para Costa Rica y para el mundo, estimadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y por agencias privadas calificadoras de riesgos, como Moody’s, así como por las entidades que presiden o coordinan.

Si en abril, el FMI estimaba que el impacto de la pandemia llevaría a un decrecimiento del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial en el 2020, el 24 de junio su proyección actualizada aumentó el golpe económico a un -4,9% (ver el gráfico).

Esta nueva proyección es apenas menos mala que la realizada por el Banco Mundial en la primera semana de junio, cuando estimó que la caída del PIB mundial en el presente año será de 5,2%

Para América Latina y el Caribe, la nueva caída proyectada por el FMI es de 9,4%, lo cual afectará especialmente a las economías más grandes, como Brasil, México y Argentina.

Por otro lado, a la fecha, el FMI estima que la recuperación global, en el 2021, será de 5,4%; para América Latina y el Caribe, de 3,7%.

Este organismo ha catalogado la situación suscitada por la pandemia de COVID-19 como la peor recesión desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo XX.

Por su parte, la agencia privada de calificación de riesgos de inversión, Moody’s estimó, el 22 de junio, que las 20 economías más grandes del mundo (G-20) caerán un 6,4% este año para crecer un 4,8% en el próximo.

El economista Eduardo Lizano, presidente de la AdC, estima, a su vez, que la caída del PIB de Costa Rica en el año 2020 estará entre el 5% y el 6%, mientras que el próximo año crecerá un 3%.

“Esto significa que el producto en el 2021 va a estar por debajo del 2019”, resaltó.
Lizano consideró que los principales problemas sociales que enfrentará el país, una vez superada la actual pandemia, serán el desempleo, la posible quiebra de pequeñas y medianas empresas y las “serias consecuencias” que enfrentará la sociedad debido al retraso en la atención de los problemas de salud distintos a la pandemia, que se habrán acumulado.

Además, considera necesario “aprovechar las experiencias de Costa Rica y otros países para prepararnos mejor para la próxima pandemia”.

Para ello, dijo, será necesario reforzar el sector de salud en cuanto a la capacitación del personal, la adquisición de equipos y medicamentos, así como a la Comisión Nacional de Emergencias (ver la entrevista).

Por su parte, la economista Roxana Morales, coordinadora del (OES-UNA), estimó que el PIB nacional podría registrar una caída de 5% al finalizar el presente año.

También recordó que el Banco Central de Costa Rica probablemente modificará a la baja su propia proyección cuando dé a conocer la revisión del Programa Macroeconómico de mediados de año.

En cuanto a los problemas que afrontará el país después de la pandemia de COVID-19, Morales coincidió con los ya señalados por Lizano y agregó que “el financiamiento de la CCSS se podría ver afectado de manera importante, ya que, al haber menos cotizantes, habrá menos ingresos para esta institución”.

Además, consideró preocupante el elevado nivel de endeudamiento de los hogares, lo cual, unido a la baja en los ingresos, podría llevar a un aumento en la delincuencia.


SINPE Móvil crece exponencialmente en el 2020

Este gráfico –que no pudo ser publicado en la edición anterior– muestra el crecimiento exponencial de los pagos electrónicos que son realizados por la población mediante la plataforma SINPE Móvil del Banco Central de Costa Rica.

En abril del presente año, las personas realizaron 1,5 millones de operaciones, en mayo fueron 2,5 millones y al finalizar junio la estimación es que se habrán llevado a cabo 3,5 millones de operaciones mediante esta plataforma.


Economista Eduardo Lizano: “Debemos prepararnos mejor para la próxima pandemia”. (Foto: Katya Alvarado).

Economista Eduardo Lizano: “Es necesario reforzar el sector de salud”

El FMI enfatiza en que esta es la peor recesión desde los años 30 del siglo XX. ¿Qué impacto tendrá esta recesión económica para Costa Rica?
—La disminución del Producto Interno Bruto (PIB) mundial tiene dos efectos negativos para Costa Rica: uno, puede disminuir la demanda de los bienes y servicios que Costa Rica exporta; dos, puede multiplicar las tendencias del proteccionismo arancelario y otros obstáculos al comercio internacional, lo cual a la vez dificulta las exportaciones de Costa Rica.

Ahora, el FMI estima una recuperación global, en el 2021, de entre 5,4% y de 3,7% en América Latina. ¿Cuál es, en este momento, la estimación respectiva para Costa Rica?

—La estimación para Costa Rica es una caída del producto para el año 2020 entre 5% y 6%. El rebote para el año 2021 está alrededor del 3%. Esto significa que el producto en el 2021 va a estar por debajo del 2019.

¿Cuáles serán los principales problemas sociales que deberá encarar nuestro país una vez superada la pandemia?
—El más importante, sin duda, será el desempleo. En segundo lugar, muchas micros y pequeñas empresas formales e informales tendrían serias dificultades durante el año 2021.

Y, en tercer lugar, el hecho de que se retrasa y pospone la atención de los pacientes de la CCSS. Esto atrasa el tratamiento de los pacientes, con serias consecuencias en muchos casos.

¿Cuáles sectores económicos nacionales deberán “reconvertirse” de un modo más sustantivo?
—Aprovechar las experiencias de Costa Rica y otros países para prepararnos mejor para la próxima pandemia. Para ello es necesario reforzar el sector de salud –capacitación del personal, equipos, medicamentos.

¿Cuáles son los principales cambios que requerirá el Estado costarricense en la era pos-Covid-19 y por qué?

—Reforzar la Comisión Nacional de Emergencias, pues ellos se han especializado en desastres naturales y ahora debe dedicarse también a las pandemias como la que sufrimos actualmente.


Economista Roxana Morales: “Aunque el empleo se recupere, es probable que muchas personas decidan o se vean obligadas a trabajar en la informalidad”. (Foto: Katya Alvarado).

Economista Roxana Morales: “Esta situación es muy preocupante”

¿Cuál es la estimación del OES-UNA del crecimiento económico de Costa Rica para el 2020?


—En abril, el FMI proyectaba, para 2020, una caída del 3% en la economía mundial, un -5,9% para Estados Unidos y un -3,3% para Costa Rica. Recientemente, este organismo internacional ha revisado a la baja dichas proyecciones y ahora estima una contracción mundial del -4,9% y de Estados Unidos del -8%. Por lo anterior, es muy probable que las proyecciones que se tenían para Costa Rica también empeoren, debido a la gran dependencia económica del país con la economía norteamericana.

Por su parte, el Banco Central de Costa Rica, antes de la segunda ola de la pandemia que está afectando al país, proyectaba una contracción del PIB de -3,6% y, es muy probable que, en la revisión del Programa Macroeconómico que presentará este mes, la proyección de la contracción sea aún mayor.

Es muy difícil tener proyecciones precisas sobre el comportamiento del PIB de Costa Rica al finalizar el 2020, pero lo cierto es que podría estar más cercano al -5%.

Eso sí, el pronóstico podría empeorar si continúa el elevado crecimiento en la cantidad de personas contagiadas por este virus, que obligue a paralizar nuevamente muchas actividades productivas y si se hacen efectivas las ideas “recortistas” –reducción del gasto público– que impulsan algunos grupos.

¿Cuáles serán los principales problemas sociales que deberá encarar nuestro país una vez superada la pandemia?

—Muchas actividades económicas se encuentran paralizadas, total o parcialmente. El desempleo y el subempleo –personas ocupadas con jornadas parciales– se han incrementado de manera importante y con ello se ha afectado la capacidad de compra de los hogares, lo que se convierte en un efecto dominó sobre la economía.

Si el desempleo y el subempleo aumentan, los ingresos se reducen, los hogares consumen menos y la demanda de bienes y servicios cae cada vez más, lo que dificultará reactivar el aparato productivo.

Estos efectos negativos de la pandemia sobre el mercado laboral se traducirán en mayores niveles de desempleo, informalidad, pobreza y, probablemente, de desigualdad, lo que redundará en una desmejora en la calidad de vida de un grupo importante de la población.

Esta desmejora en la calidad de vida de muchos hogares también significará una mayor demanda, en el corto, mediano y largo plazo, de los programas sociales de brinda el Estado: transferencias, becas, pensiones del régimen no contributivo, ayudas del Instituto Mixto de Ayuda Social, entre otras, lo que pondrá más presiones sobre las finanzas públicas del país.

El financiamiento de la CCSS también se podría ver afectado de manera importante, ya que, al haber menos cotizantes, habrá menos ingresos para esta institución. Además, aunque el empleo se recupere, es probable que muchas personas decidan o se vean obligadas a trabajar en la informalidad, por lo que la recuperación del empleo no necesariamente se traduciría en más ingresos para la seguridad social.

Un tema que también preocupa y que desde el año pasado lo ha venido señalando el OES-UNA, es el elevado nivel de endeudamiento de los hogares.

Esta crisis ha dejado sin empleo a miles de personas, muchas de ellas han dejado de pagar sus deudas y otras están con moratorias, no obstante, si no logran recuperar sus empleos y nivel de ingresos en el corto plazo, es probable que las instituciones financieras empiecen a cobrar las deudas y, ante la imposibilidad de pago, resulten afectadas las personas fiadoras, o los deudores pierdan parte de su patrimonio.

Esta situación es muy preocupante, ya que, sin duda, agudizará las brechas sociales existentes, podría generar problemas en el sistema financiero y podría agravar los problemas sociales, entre ellos la delincuencia.


 

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