“Nos trataron de ‘delincuentes’ y ‘sicarios’ y eso es inaceptable tratándose de personas dentro de un mismo partido político”.
Esta es quizá la frase más dura con la que el presidente de la Juventud del Partido Liberación Nacional, Pablo Villalobos, razona la molestia hecha pública en un manifiesto este fin de semana contra el Comité Ejecutivo de esa agrupación.
Este es el desenlace de una polémica interna por un conversatorio realizado el sábado pasado, en el Balcón Verde sobre aborto terapéutico, pero está lejos de ser la única controversia de tiempos recientes.
El PLN, la agrupación política más antigua, grande y mixta del país vive momentos tensos siete meses después del fracaso electoral, cinco después de la segunda ronda que provocó reproches entre partidarios y cuatro desde que sus 17 diputados se convirtieron en la mayor fuerza parlamentaria.
Con la bancada como el órgano más fuerte del partido, pero no el único, las tensiones repercuten en la sede legislativa y, por tanto, en las dinámicas del Congreso. Sin que el PLN tenga una posición institucional sobre los temas más vigentes como el proyecto fiscal, el matrimonio igualitario o el aborto terapéutico, los espacios para los encontronazos están a la mano en cualquier momento.
”Dolores de parto”, le llama la legisladora mediática Franggi Nicolás. “Discrepancias específicas”, diagnostica el jefe de la bancada, Carlos Ricardo Benavides. “Divergencias democráticas”, dice el secretario general, Fernando Zamora, quien a su vez es factor de conflicto ante otros liberacionistas. Se inclinan al eufemismo, aunque en los chats van más al cuello: “sicarios”, como cuenta el dirigente juvenil.
Sin lineamientos superiores, con las bases confundidas en los territorios y una elección de gobiernos locales que se ve en el horizonte, las dificultades se suman a las peleas internas y los conflictos ideológicos que ha se manifestaban en los últimos años. A ellos se agregan noticias desagradables, como la acusación penal contra el expresidentes Óscar Arias, lo que también provoca diferencias internas: algunos proponen defenderlo en cada micrófono y otros creen que es asunto suyo y que sabrá defenderse ante la Justicia.
Cada decisión es un acertijo y un posible conflicto. Por ejemplo, la decisión del Comité Ejecutivo de encomendarle a sus diputados la elección de la dirigente Angie Cruickshank como Defensora de los Habitantes.
“No creemos que ningún tipo de injerencia de carácter partidista pueda ser tomado en consideración para los efectos de la escogencia de los candidatos”, dijo en ese momento a la prensa Benavides, después de la insistencia del presidente de su partido, Jorge Pattoni.
En lo fiscal no hay posición de parte del Comité Ejecutivo ni del Directorio, dijo Zamora, aunque reconoció que han discutido el tema. Para eso han invitado a los economistas Bernal Jiménez (expresidentes del partido) y Gerardo Corrales, que formó parte del comando de campaña del candidato Antonio Álvarez Desanti y luego, en segunda ronda, se unió al candidato Fabricio Alvarado (Restauración Nacional).
Mientras, la fracción del PLN enfrenta dificultades para mantener una posición común sobre el proyecto fiscal o asuntos relacionados, lo que además complica la negociación con el gobierno.
En este marco ocurrió el viraje sorpresivo del diputado Gustavo Viales, quien en la comisión encargada de ese proyecto decidió contradecir el acuerdo inicial de la bancada sobre el impuesto de 2% a la canasta básica, lo que sumó su voto a la posición que defienden Frente Amplio y Restauración Nacional (PRN).
Esto puso en vilo en plan fiscal y aún Benavides y la mayoría de los legisladores verdiblancos intenta buscar una solución en conversaciones con el Gobierno. A mayoría, porque Franggi Nicolás asegura que también habría roto el acuerdo de la bancada en ese tema.
Nadie tiene explicaciones suficientes para tal viraje de Viales, quien salió a desmentir una supuesta negociación en la que habría participado su papá Carlos, alcalde de Corredores, con el PRN de cara a las elecciones municipales del 2020. Otros diputados siguen con la duda y reproducen en silencio la fotografía de La Nación en la que el jefe de la bancada del PRN, Carlos Avendaño, le posa las dos manos sobre los hombros.
Benavides cree que las motivaciones de Viales son genuinas: “Nosotros habíamos acordado apoyar un impuesto en todos los grupos alimenticios con tasa diferenciada. Ese fue el acuerdo de la fracción por la trazabilidad y por su aporte recaudatorio. Al final él tomó una decisión distinta que, bueno, nos comunicó poco antes de votar. Él está convencido de un efecto del impuesto sobre las personas de menos recursos, pero no consideró el efecto sobre la cadena agropecuaria y que se exonera también el consumo de las clases más altas”.
El secretario general del PLN evita tomar posiciones comprometedoras: “la fracción es la responsable de esas decisiones y confiamos en ellos”. En esto no hay recomendaciones desde el Balcón Verde, parece.
Otras polémicas hospeda la sede del PLN. La última: la charla sobre aborto terapéutico, a propósito de la demanda de grupos de mujeres y de la promesa aún incumplida del presidente Carlos Alvarado, de firmar los documentos necesarios para hacer aplicable lo que ya se permite en la ley.
La confrontación en la opinión pública se refleja internamente. Zamora propuso días antes, en reunión del Directorio, pedir a los organizadores incluir a invitados más conservadores a esa actividad “claramente pro aborto”, como lo calificó.
Tuvo el apoyo de la integrante Dinorah Barquero pero no de otros miembros del Directorio, como el mismo Benavides. Al final la actividad se realizó con invitadas como la doctora y exministra María Luisa Ávila, pero la polémica no acabó ahí.
La Juventud Liberacionista ventiló su molestia al publicar un comunicado en el que manifestó el intento de “censurar” el conversatorio. “Nos preocupó que hubiera un intento por censurar la actividad y que el motivo para no hacerlo fue evitar un escándalo en la prensa, como dijo Fernando Zamora”, señaló Pablo Villalobos, presidente del movimiento juvenil.
“Él tiene una visión muy conservadora y quisiera que todo el partido piense como él, pero la Juventud tiene su propia forma de pensar y estamos en el derecho de organizar estas actividades e impulsar ideas más modernas y con nuevas luchas”, dijo Pablo Villalobos.
“De momento no hemos pedido la renuncia del secretario general, pero estamos evaluándolo. Si se nos respeta, no creo que haya problemas, pero si no, tendremos que tomar medidas diferentes”, añadió.
Zamora no pretende dejar el cargo y otras voces creen que puede permanecer el año que le queda. Benavides es uno de ellos: “Hay incomodidad sobre posiciones extremadamente conservadoras y yo concuerdo con ese manifiesto de la Juventud, pero creo que el Comité Ejecutivo debe cumplir su mandato porque abrir la herida de pedir la renuncia solo adelantaría un momento difícil. Por los meses que hacen faltan, no tiene sentido”.