País Entrevista, Carlos Chavarría

El pastor al que acuden Ottón Solís, Manfred Pino, Óscar Arias y Fabricio Alvarado

Al pastor Carlos Manuel Chavarría Fonseca, de la iglesia Generación 3:16, acuden por consejo y ayuda todo tipo de personalidades. El último en buscarlo fue Fabricio Alvarado, durante la campaña para las presidenciales del 2018.

Entregado -según sus propias palabras- a la causa cristiana desde hace más de 33 años, bajo el alero de la congregación Generación 3:16, al pastor Carlos Manuel Chavarría Fonseca acuden por consejo y ayuda todo tipo de personalidades.

Ottón Solís Fallas, fundador del partido progresista Acción Ciudadana (PAC), exdiputado y excandidato presidencial, se declara su amigo, admirador y lo define como su asesor en asuntos religiosos.

El Premio Nobel de la Paz y dos veces presidente, Óscar Arias Sánchez, le pidió ayuda, contó el pastor, en una situación apremiante durante su segundo mandato. Al empresario Manfred Pino lo discipuló durante años, y el actual entrenador del Deportivo Saprissa, Wálter Centeno, le pide guía.

Chavarría además se ganó una mención en el libro “Di la cara” donde el expresidente de Costa Rica y exsecretario general de la OEA, Miguel Ángel Rodríguez, narra sus vivencias desde que fue detenido, en octubre del 2004, y sus días como recluso en la cárcel, mientras se le investigaba por presuntamente haber recibido comisiones de la empresa Alcatel. El expresidente fue absuelto en el 2016.

“También me estimulaba positivamente la visita de Carlos Chavarría, que se esforzaba con enorme convicción para triunfar frente a las limitaciones que dificultaban enormemente su visita al penal, para compartir conmigo su lectura de la Biblia”, dice el libro del expresidente socialcristiano quien finalmente fue absuelto en agosto del 2016.

El más reciente personaje en acudir al pastor y por lo cual el nombre de G3:16 y de Carlos Chavarría empezó a resonar en corrillos políticos, fue el excandidato presidencial del Partido Restauración Nacional (PRN), Fabricio Alvarado.

El pastor dijo a UNIVERSIDAD  que no solo él se involucró en la campaña electoral del 2018, sino que colocó a miembros de su iglesia en la cúpula de campaña de Alvarado.

 

Silenciosamente, el pastor ha escalado en todos los campos de su vida. Hoy no solo maneja al dedillo toda la Biblia pues, según dice, se dedicó 13 años completos a su estudio, sino que ha logrado rodearse de una selecta feligresía de empresarios, profesionales, políticos y deportistas famosos. Por esta razón, los evangélicos lo llaman “el pastor de los ricos”, reconoció el mismo.

Chavarría, padre de tres hijas y vecino de Asunción de Belén, le resta importancia a esa definición. Dice que “no es para tanto” -medio en serio y medio en broma- asegura que no hay tantos ricos en su congregación.

Eso sí, reconoce que al principio cuando viajaba a México para recibir discipulado no tenía dinero y su pastor debía pagarle desde el desayuno hasta la habitación del hotel. Poco a poco la condición económica fue mejorando y él pasó no solo ha cubrir sus gastos sino a colaborar con su pastor.

Hoy disfruta de una vida acomodada, a su nombre solo figura una casa cuyo valor fiscal ronda los ¢346 millones (unos $580 mil al cambio actual), mientras su esposa, Guadalupe Torres, aparece como propietaria de un BMW 2016 valorado en ¢34 millones ($57 mil al cambio actual). Ambos bienes tienen hipotecas.

Durante una entrevista con UNIVERSIDAD, Chavarría contó detalles de su participación en la pasada contienda electoral, de su labor como pastor, consejero y representante de la iglesia G3:16.  

Aquí un resumen de esa conversación sostenida la tarde del viernes 10 de mayo en un restaurante en Belén.  

 

El pastor Carlos Chavarría suele estar rodeado de personajes. En la foto con el entrenador de fútbol, Wálter Centeno (camisa blanca y pantalón rojo), cuando dirigía el equipo de Grecia. También lo acompaña el empresario Manfred Pino (Celeste a la izquierda) y dos personas más no identificadas.

¿Cómo se mantiene usted, de qué vive?

-Le entregué mi vida a Jesús hace 33 años. Como no puedo exigir, ni puedo pedir diezmo, entonces tengo que enseñar la verdad del evangelio y decir cada quien da según proponga su corazón (…).

De los 2.000 miembros, unos 180, 170 son los que dan. El resto no da.

En cada reunión o célula pueden haber 250 personas y puedo salir de ahí si acaso  con cinco o siete sobres. Es voluntario, no se exige.

El modelo son donaciones que dan los discípulos, no tiene un porcentaje.

-Es voluntario. Además, se les enseña que la prioridad en sus vidas, son ellos y sus familias. No pueden dar si lo único que tienen es para pagar la luz. O decir voy a dar esto para que Dios me sane.

¿Por qué cree que esta organización ha calado en ciertos sectores como la farándula?

-Porque G3:16 le ofrece a las personas una forma de satisfacer sus necesidades espirituales sin rituales y sin cosas extrañas, como tirarse al piso y orar en lenguas. Cuando la gente va a mi reunión, hacemos una oración de uno o dos minutos y luego una hora de preguntas y de compartir.  

¿Cómo establece vínculos con el sector político y concretamente con Ottón Solís?

-Establecimos una linda amistad cuando el partido (PAC) empezó, gracias a Carolina Malavassi. Ella está conmigo haciendo estudios bíblicos desde 1988 y me decía tomémonos un café con Ottón porque qué persona más difícil es Ottón, espiritualmente hablando. Nos tomamos como cuatro desayunos juntos, como cuatro horas argumentando y peleando, pero yo fui preparado para eso. A mi me armaron para hablar con cualquiera en cualquier ámbito. Ottón me dice: tienes toda la razón.

Es un buen amigo en ese sentido, de vez en cuando visitaba mi casa  y almorzábamos juntos. Tengo una mesa de billar en la sala principal porque jugaba antes de convertirme y, me encanta, un día pasó y me dice, tenés pool. Le pregunté si jugaba y me dijo que más o menos y jugamos, pero no me ha podido ganar.

Entiendo que también han viajado juntos; está el viaje a Colombia. ¿Cómo se propicia esa reunión con Álvaro Uribe?

-Yo fui quien la propició, pues si hay alguien a quien yo admiraba era Uribe (…). Yo digo, conectar a estos dos fenómenos sería extraordinario. Entonces busco la posibilidad con la embajada de Colombia, nos dan el teléfono de la secretaria personal de Uribe y sacamos la cita, nos dice con gusto los atienden y dije: no puede ser.

Nos fuimos, juntos, él se regresó al día siguiente, yo me quedé para ver a mi hermano.

Lo que quería era que Ottón hablara con Uribe acerca del TLC (Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos), que escuchara a alguien que tenía relación directa y era amigo íntimo de (George) Bush y que escuchara otra parte porque aquí es no, no a todo. Se gastaron la hora, casi 50 minutos hablando, yo no pude decir ni una palabra. Le llevé dos Biblias a Uribe y ahí se las di. Eso fue todo.

¿Cómo se da la relación con otros líderes políticos? El otro día vi una foto suya con don Óscar Arias.

-Una mañana recibo una llamada de unos hombres que no sé quiénes son, después supe que eran asesores de él cuando era presidente. Me dicen que don Óscar tiene una situación personal y que si tengo alguna idea. Eso fue en el 2008, por la crisis del asunto inmobiliario.

Les digo que tengo dos ideas: que don Óscar convoque a todos los líderes religiosos del país y les pida orar por la nación o que nosotros convoquemos (…) A don Óscar le gustó la segunda idea. Se hizo un evento en el Teatro Melico Salazar y dio un discurso muy emotivo. Fue muy bonito porque habló monseñor Hugo Barrantes que para entonces estaba enemistado con don Óscar.

 

¿Usted dijo que don Óscar tenía una dificultad?

-Sí, pero ni idea de qué era. Me dicen que qué podemos hacer para levantar el ánimo en el país y yo recomendé la oración. Nunca me dijeron qué era lo que le ocurría a don Óscar, deduje que era la preocupación por lo que se veía venir por la crisis inmobiliaria.

 

¿A don Miguel Ángel Rodríguez cómo lo conoce?

-Yo estoy en México y mi esposa me dice: ponga la ‘tele’. Pongo CNN y lo  están bajando de la escalinata esposado y yo me arrodillo y digo: Dios que esto sirva para que él te conozca.

Cuando vuelvo al país recibo una llamada de una muchacha y me dice: don Carlos hay una carta de don Miguel Ángel para usted. Le dije que seguro era un error porque no nos conocíamos, aunque era mi nombre y mi número. Cuando llego a la casa a las 9 de la noche, la leo.

La carta dice que hay una persona que tiene permiso de entrar en La Reforma que le da un servicio social a los presos. Esta persona le cuenta a don Miguel Ángel que su papá es chino y que estando ya anciano. Yo le había hablado de Cristo y el hombre se convirtió a Cristo.

Don Miguel Ángel pone eso en la carta y me dice: quiero que me venga a explicar a mí lo que le explicaron a ese anciano.

Cuando se da el permiso y la cita se propicia, me siento con él en la celda, invertimos como una hora o menos y le explico a él como una persona puede tener un encuentro real con Dios, no religioso porque él tiene hasta un hermano en el Vaticano. El me hace preguntas, yo se las contesto etc. Cuando lo quiero invitar a que tome una decisión de recibir a Cristo llega el guarda y me dice que se acabó el tiempo.

Yo salgo fustradísimo y le hago una carta grandísima y se la mando explicándole que es lo que tiene que hacer. Como un mes después lo vuelvo a visitar, le pregunto si quiere recibir a Cristo y me dice que ya lo hizo. Le pregunto cuándo y me dice: a las 11 de la noche cuando me leí la explicación que me mandaste por carta. Ahí nos abrazamos y lloramos. De ahí en adelante no lo volví a ver más. Luego, él escribe el libro y en ese libro cuenta su historia conmigo en la cárcel.

Libro Di la Cara, Miguel Ángel Rodríguez

“También me estimulaba positivamente la visita de Carlos Chavarría, que se esforzaba con enorme convicción para triunfar frente a las limitaciones que dificultaban enormemente su visita al penal, para compartir conmigo su lectura de la Biblia.”

 

¿Don Johnny Araya?

-Mi contacté con él es porque está casado con doña Sandra (León) que es discípula, pero ella estudia con María Amalia Jacobo.

¿Han viajado juntos?

-Sí yo fui a Europa con el yerno y con la hija y nos encontramos para ver un partido del Barsa (Barcelona) y el Real Madrid.

Vimos el partido juntos, ellos se fueron para París y nosotros a Italia.

Usted tuvo algo que ver en la llegada de Johnny Araya con el grupo que ahora cogobierna la municipalidad de San José. Él dio un giro y se acercó a grupos cristianos.

-La esposa me lo pidió, él no me lo iba a pedir jamás. La esposa me dice: Carlos, Johnny se va a reunir con los pastores, ¿usted podría ir y decir unas palabras?

Le dije: qué voy a decir, si él no es creyente, me vas a obligar a decir mentiras. Me dice no, no, dígales que yo, su esposa, me discipulo y tengo tantos años en la iglesia.

Entonces yo hablé de Sandra y de que es una cristiana nacida de nuevo y tenía un testimonio muy bueno. Fue lo que dije en la reunión de pastores. Había como 200 pastores, no se si ellos fueron los que votaron por él.

Wálter Centeno. Lo vi en una foto con él y pensé si era aficionado del equipo de Grecia.

-Él es parte de G3:16 y cuando van para la final él me pide dar una charla de motivación al equipo y yo lo que hago es lo que yo sé. Les doy la charla, van a la final y me invita al partido y finalmente quedaron campeones. Ese es mi ligamen con él, nada más.

 

¿Cómo se vincula con Fabricio Alvarado?

-La razón por la cual conozco a  Fabricio Alvarado es porque yo tengo una relación con (Carlos) Avendaño. Como él es pastor y yo soy pastor un día lo visité en la Asamblea para ver cuál era su posición con respecto a los temas álgidos, en relación a la moral y el tema de la ética para saber dónde estoy parado y saber si lo apoyaba o no.

Me gustó mucho su forma de pensar y de cómo nos trató (…). Al extremo de que le pedí que nos diera una charla a los grupos nuestros.

Entonces los reuní en un salón en un hotel y nos dio una charla de por qué  los cristianos (…) Y aquí no se como van a usar esto: yo no estoy de acuerdo en que un cristiano que tenga un llamado sea político. Y se lo dije a Ottón (Solís) 100 veces:  un cristiano que tiene un llamado de maestro, pastor, misionero o lo que fuera que se involucre en política buscando puestos políticos…

¿Cuándo fue la reunión con Carlos Avendaño?

-Él llega siendo secretario del Directorio Legislativo. No recuerdo la fecha.

Luego, cuando Fabricio (Alvarado) llega un día a buscarme con César Zúñiga y Mónica Catalán y me dicen si los puedo apoyar y les pregunto de cuál partido es y me dicen que Restauración Nacional, me acuerdo de Avendaño y que fue muy bonito y agradable para todo el mundo que lo escuchó.

Fabricio me dijo: ¿Cómo me puede ayudar? Le dije no conozco nada de eso, pero le puedo recomendar personas que son  políticas y son dotadas para eso y en algunas áreas son buenas.

¿Qué opinión le merece este manejo de la estructura paralela?

-Yo digo que nosotros somos fruto de la información, mala o buena.  

Siempre he dicho que somos el frutos de la información y si la información está manipulada eso es lo que podemos opinar.

La verdad de mi participación es lo que acaban de oír, pero yo he oído cosas que me da risa. Como que yo manejaba a Fabricio. Él no se llevaba conmigo. Él cree en lenguas y esas cosas. Traté de decirle a la esposa que no hablara en lenguas en público y me ignoró.

Ahí me di cuenta que yo había cometido el error de involucrarme porque ellos piensan distinto y no van a cambiar. Un día Fabricio me dijo: es que no me has entendido mi pastor es Ronny Chaves.  

¿ Manfred Pino es miembro de G3:16?

-Sí.

¿Desde cuándo?

-Unos 10 a 12 o 13 años.

¿Es discípulo suyo?

-No. Cuando él tuvo el problema que tuvo le pedí que saliera del grupo, arreglara sus problemas legales y que después hablábamos.

¿Se refiere al tema de Latco?

-Sí, sí de Latco.

¿Entonces ya no está en la iglesia?

-Sí, sí está, pero ya no es mi discípulo, ni está en un sentido activo. No está discipulándose.

¿Era discípulo suyo?

-Sí, directo.

¿Cómo se conocieron?

-Por medio de Rodrigo Zamora, los de Pedregal.

Manfred era ateo, va a una reunión de la iglesia con Rodrigo Zamora, le gustó, conoció a Jesús y ahí cambió su vida.

Luego se da el problema de Latco, que hasta donde tengo entendido fue sobreseído, y hasta donde entiendo, fue un error en los procedimientos, y aunque Manfred ya me demostró que estaba libre, todavía no me ha dicho que quiere volver a discipularse.

¿La relación de ustedes era solo de feligreses o viajaban juntos?

-Sí viajamos, sí viajamos.

¿A qué?

-Actividades a México y creo que fuimos a New Jersey.

¿Han viajado varias veces juntos?

-Sí, como cuatro algo así. Es que mi esposa y la esposa de él son muy amigas.

¿La esposa de él es mexicana?

-No. Pero vivieron en México muchos años. Creo que el papá estudió ingeniería en Monterrey, México.

¿Los viajes que ustedes hicieron eran viajes sociales?

-Sí, sí de descansar, nada más.

No hubo ninguna anomalía, ni nada raro.

En nada de esto hemos hablado de anomalías.

A mi me ha quedado clarísima la dinámica espiritual suya y la forma en que usted se relaciona con los grupos a los que da ayuda. Lo que no entiendo es el modelo del negocio, porque todos vivimos de algo. ¿Usted tiene una estructura?

-No, eso no existe. (…) La gente cuando da, ponen el nombre porque oramos por la persona que da. Lo mío me lo dan en un  sobre. Claro, al principio no fue así vivía estrecho y limitado.

¿Ellos no aportan a la estructura?

-Los pastores reciben de sus ovejas y toman un porcentaje y me lo dan a mí y si el muchacho de México viene aquí yo le doy a él. Él es la máxima autoridad.

En el tiempo en que don Manfred era discípulo suyo él contribuía.

-La mayoría de las personas empezaron a cuestionar mi relación con él porque decían que él contribuía más que todos. Es decir, que era más generoso. Eso no es cierto porque él me dio seis o cinco sobres en los 13 años y todo el mundo pensaba que era mi preferido por lo económico.

Es que había un grupo en común que salíamos y nos divertíamos y salíamos juntos a paseos y era eso.  

 

Colaboró con esta información: Ernesto Rivera.

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