Los hogares costarricenses redujeron un 12,1% su gasto promedio en consumo entre el año 2013 y 2018, una caída significativa que se cifra casi en ₡100.000, en valores comparables.
El dato lo da el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) con su Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares que realiza cada cinco años, basada en entrevistas en más de 7.000 viviendas (con promedio de 3,2 personas en cada una).
La contención en el gasto de los hogares coincide con momentos de estrechez económica y no hay señales de que obedezca a mayores volúmenes de ahorro.
El promedio de gasto por hogar en productos o servicios de consumo fue de ¢575.715, según el estudio cuyos datos se recopilaron entre febrero de 2018 y marzo de 2019.
En el estudio anterior, cinco años atrás, el promedio de gasto en consumo por cada hogar era ¢654.758, en colones traídos a valor presente.
El gasto en consumo incluye todos los rubros que acarrean un beneficio directo para las personas, sea por necesidad o placer. Incluye alimentos, vivienda, mantenimiento, transporte, ocio, educación, artículos del hogar o vestimenta.
El consumo absorbe un 65% del gasto total de los hogares, que se complementa con gastos de no consumo (13,8% por contribuciones sociales impuestos, pensiones alimentarias, donaciones) y gastos de capital ( 21,2% por compra de inmuebles, inversiones financieras, ahorros o deudas), según la presentación que realizó hoy el INEC.
El rubro que más cayó en estos cinco años fue “restaurantes y hoteles”, con una reducción del 35% entre 2012 y 2018. Ahora estas actividades ahora representan un 7,1% en el gasto mensual por hogar, mientras antes pesaba 9,7%. La diferencia en este período, en monto absoluto, es de ₡22.000 en promedio mensual por unidad familiar.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas tienen el mayor peso en el consumo del hogar promedio, con 24%, aunque al comparar la variación en el último quinquenio también tuvo una caída equiparable a ₡5.700 mensuales.
En promedio, también se redujo en estos cinco años ₡11.000 en educación, ₡13.000 en recreación y cultura, y ₡10.000 en artículos del hogar o mantenimiento de la casa.
Repartición
Al ver el pastel total del gasto en consumo, los artículos y servicios con mayor peso son el automóvil (5,6%), alquiler de casa (2,9%) y la gasolina (4,6%). Es razonable que casi todo este combustible se gaste en el vehículo, con lo cual juntos consumirían casi uno de cada 10 colones del gasto promedio en consumo.
Todos estos números, sin embargo, cubren amplias desigualdades entre ricos, pobres y categorías medias. El promedio de gasto en consumo en los hogares de menos ingresos (el 20% más desfavorecido) ronda los ₡292.000, frente a los ₡1.115.000 promedio del 20% más adinerado.
Otra forma de decirlo: el 20% de los hogares (los más ricos) concentra el 39% del total nacional de gasto en consumo, mientras los del otro extremo apenas cubren un 10% de ese total.
La forma como consumen también es distinta entre clase social: el 38% del dinero para consumo en los hogares pobres se va en la comida, mientras los más ricos solo dedican a este rubro un 17% de su gasto en consumo.
¿En qué gasta más dinero ese 20% más rico (quintil V)? En transporte, lo que puede incluir vehículo, combustible, taxis o pasajes aéreos. Este sector pesa 11,2% en el quintil I, el 20% de menos ingresos.
Llama la atención que la prioridad de las comunicaciones sea igual para los hogares pobres y ricos, pues en ambos quintiles representa un 5,7% del total de gasto en consumo, por encima de lo que dedican a vestimenta más calzado (4,4% y 4,7% respectivamente).
También hay diferencias por tipo de hogar, no solo de clase social. Como es esperable, consumen más los hogares formados por un matrimonio e hijos que el resto. Aquí el gasto promedio es de ₡700.000, casi ₡165.000 más que las parejas sin hijos, ₡200.000 más que los monoparentales con hijos y más del doble de los unipersonales.
Lo curioso está en la forma como gastan en consumo: el peso relativo de los alimentos es mayor en los unipersonales, al igual que el de alquiler de vivienda más artículos del hogar. Mientras tanto, el gasto en educación pesa más sobre el presupuesto de las parejas con hijos y el de transporte, en las parejas sin hijos.
30 años después
Estas encuestas del INEC se realizan cada cinco años y permiten ver las evoluciones en los ingresos y los gastos de los hogares. Así fue como pudieron comparar las distintas prioridades que hay ahora, en relación con las que había en 1988, treinta años atrás.
En la repartición del pastel de consumo se redujo la tajada de la comida (de 33,% a 24,5%) y la porción formada por transporte y comunicaciones casi se duplicó (de 11,6% a 22%), aunque es claro que se incluye la mayoría de telecomunicaciones que ni siquiera existían en aquellos años.
También se redujo a la mitad la proporción del gasto en artículos para el hogar y en ropa y calzado. En sentido contrario, casi se triplicó el porcentaje correspondiente a “educación, cultura y ocio”, al pasar de 4,4% a 11,3%, quizás influido por la tendencia de familias de mayor poder adquisitivo a matricular a los hijos en escuelas y colegios privados.
En términos de los ingresos también hay diferencias significativas tres décadas después: aunque el porcentaje por salario se mantiene en 62%, cayó el rubro de ganancias por trabajo autónomo (de 22,6% a 14,2%) y se elevó el de transferencias de dinero (de 9,6% a 14,7%), las que pueden corresponder a pensiones, ayudas estatales o remesas.
923.000 hogares enfrentan deudas
Uno de los elementos que pesan ahora más que en el pasado son las deudas. Seis de cada diez hogares mantienen un préstamo activo y atenderlas cada mes representa un 13% del total de gasto.
En promedio, el gasto en deudas es de ¢200.000 mensuales, precisó Annia Chaves, coordinadora de esta encuesta en INEC. Sin embargo, tanto las cifras de 13% y ¢200.000 están calculadas sobre la totalidad de los hogares, por lo cual aumentarían si se consideran solo esos 923.000 hogares con deudas pendientes.
El 30% de deudas están suscritas con comercios, el 14% corresponde a compra de vivienda, el 28% están en entidades financieras (no vivienda), el 9% con prestamistas informales y el 10% corresponde a saldos pendientes de tarjetas de crédito.
Datos publicados por el Banco Central a principios de este 2019 reportaban que el endeudamiento promedio de los hogares en Costa Rica es del 64%, dos veces el máximo recomendado por los especialistas.
El Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (UNA) reveló que, si se sumara todo el dinero que deben las familias costarricenses, el total sería similar al 66% del Producto Interno Bruto (PIB), 12 puntos por encima de lo que se registraba de hace solo una década.