País SALUD

El largo camino para que la vacuna contra el COVID-19 llegue a Costa Rica

El Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud sería el primer mecanismo y, por el momento, el único asegurado para tener acceso a la vacuna contra el coronavirus.

El proceso para descubrir y producir una vacuna que nos proteja del SARS-CoV-2, virus que causa COVID-19, no solo implica la investigación, las pruebas clínicas y la fabricación masiva de la vacuna; eso es solo la primera parte. ¿Qué países se abastecerán primero? ¿Cómo se garantizará su acceso? ¿Cuándo llegará a Costa Rica?

Autoridades sanitarias, políticas y económicas de todo el mundo afirman que los países no volverán a la normalidad hasta que haya una vacuna disponible contra el nuevo coronavirus. Sin embargo, prevalece la incertidumbre de cuánto será un lapso razonable de tiempo para que esto ocurra.

El pasado lunes 8 de junio, el presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Román Macaya, lo expresó así: “Nadie en el mundo sabe cuándo se va a acabar esta pandemia. Ningún país está ni siquiera cerca de la inmunidad de rebaño y no sabemos exactamente cuándo existirá una vacuna. Pero no solo es que exista la vacuna, sino que esté disponible en el país. Porque va a haber una larga fila de países comprando la vacuna que salga, y allí habrá atrasos”.

Actualmente, hay más de 130 vacunas contra la pandemia en desarrollo a nivel mundial por parte de empresas, centros de investigación y universidades públicas (Ver infografía adjunta).

Cuando hasta ahora llevar una vacuna del laboratorio a la calle ha requerido un promedio de 10 años, resumir ese proceso en dos años o menos genera claras dudas respecto de protocolos bioéticos, controles de calidad y seguridad para la salud de las personas.

Ahora, el reto de garantizar que la vacuna llegue a 6 mil millones de seres humanos va a ser tan grande como descubrirla.

ABASTECIMIENTO EN EL PAÍS

En todo el mundo preocupa qué mecanismos existen para garantizar que una vacuna contra el COVID-19 llegue a toda la población.

La doctora Leandra Abarca, coordinadora del Programa de Inmunizaciones de la CCSS, explicó a UNIVERSIDAD que en Costa Rica, por la Ley de Vacunación, las vacunas se adquieren a través del Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que es la oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por su parte, la doctora María Dolores Pérez-Rosales, representante de la OPS/OMS en Costa Rica, confirmó a este medio que se pondrá a disposición del país dicho Fondo.

Este mecanismo de cooperación solidaria fue creado en 1977 para la compra conjunta de vacunas, jeringas y suministros afines en nombre de sus Estados Miembros participantes. “Dicho fondo ayuda a los países a garantizar el acceso a vacunas de alta calidad al precio más bajo, apoyar la sostenibilidad financiera de los programas nacionales de inmunización y promover la introducción rápida y equitativa de nuevas vacunas”, recordó Pérez-Rosales.

Asimismo, la funcionaria señaló que la OPS seguirá dando cooperación técnica al país ante la introducción de una nueva vacuna, en cuanto a su seguridad y desempeño y sus atributos económicos y financieros (costo, asequibilidad y costo-efectividad).

Las decisiones sobre temas de vacunación en el país se toman en la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología, del Ministerio de Salud. La Caja se encargará de operativizar lo que esta Comisión defina, indicó, por su parte, Leandra Abarca.

Pérez-Rosales destacó que la OMS está comprometida con asegurar que, a medida que se desarrollen medicamentos y vacunas, se distribuyan de manera equitativa a todos los países y las personas, “considerando los datos epidemiológicos relacionados con la morbilidad, mortalidad, tasa de hospitalizaciones, grupos de mayor riesgo, capacidad de respuesta de los sistemas de salud de los países; así como otros factores relacionados con el impacto socio-económico de la pandemia”.

“La necesidad de una vacuna para COVID-19 es global; en este sentido, las vacunas probablemente serían priorizadas para la población objetivo específica; por ejemplo, para la atención de trabajadores de la salud y personas con mayor riesgo de enfermedades graves y muerte”, agregó Pérez-Rosales.

PEDIDO DE UNA “VACUNA POPULAR”

Según Germán Madrigal Redondo, director del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas de la Universidad de Costa Rica (Inifar-UCR), es muy probable que países como Estados Unidos, China, Francia y Alemania, surtirán sus mercados de primero y, aún así, las dosis apenas serán suficientes para estos países. “Nos llegarán de último”, pronosticó Madrigal.

“Cuando sale una vacuna, como cuando salió la vacuna contra la influenza, a los últimos países a los que les llegó fue a los de Centroamérica. A nosotros nos va a llegar tarde”, dijo, y aclaró que una de las limitaciones tiene que ver con el tiempo que conlleva reproducción de las vacunas, las cuales al final de cuentas se producen a partir de seres vivos.

Pero la producción de una vacuna contra el Sars-CoV-2 no es solo una cuestión de tiempo, sino también de dinero.

El caso del gigante farmacéutico francés Sanofi Pasteur es solo un ejemplo. El 13 de mayo anunció que, si les aprobaban su vacuna, las primeras dosis irían a EE.UU., porque ese Gobierno fue el primero en invertir en la investigación y desarrollo. Sanofi reclamó la libertad de las compañías para decidir quién, dónde y cómo organizar el acceso a la vacuna, así como para escoger sus prioridades y dirigirla a las categorías sociales y a los países donde el rendimiento financiero sea mayor.

Según datos de los Institutos de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), el proceso de desarrollar una vacuna, desde que se fabrica hasta que se patenta, podría costar en promedio entre $200 y 500 millones de dólares.

Más de 140 líderes mundiales y figuras públicas firmaron una carta abierta pidiendo una “vacuna popular”, exigiendo que se prioricen los intereses mundiales en salud pública sobre el nacionalismo y las ganancias de las empresas farmacéuticas.

En declaraciones ante el World Economic Forum, el empresario Bill Gates anunció que la Fundación Gates comprometía $50 millones para una iniciativa por encontrar una vacuna, con la idea de que otras entidades se sumen con aportes y se alcance una recaudación total de $300 millones. Este fondo sería únicamente para preparar las líneas de producción para esas granjas de vacunas que permitan una producción masiva, una vez que la vacuna esté lista.

María Dolores Pérez-Rosales, de la OPS, también recordó que el 29 de mayo, la OMS y el Gobierno de Costa Rica lanzaron el “Repositorio de Derechos del COVID-19”, una plataforma de intercambio para que las vacunas, pruebas, tratamientos y dispositivos contra el COVID-19 sean accesibles y “estén disponibles universalmente como bienes públicos mundiales”.

LA FÁBRICA DE VACUNAS MÁS CERCANA

Estas resoluciones y fondos ofrecen una solución temporal, pero poco se habla de la falta de capacidad productiva y financiamiento disponible en regiones como Latinoamérica.

Según la OMS, la producción de vacunas se concentra actualmente en unos pocos actores importantes dentro de “unos pocos países desarrollados”. Casi un tercio (32%) de las vacunas ya existentes tienen menos de cuatro proveedores, y dos tercios (63%) tienen dos o menos productos precalificados.

En Latinoamérica, están desarrollando candidatos de vacunas la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) –el principal centro de investigación en salud de Brasil y el mayor de América Latina– y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba, informó Germán Madrigal, director del Inifar.

Madrigal también comentó que la fábrica de vacunas más cercana a Costa Rica está en Nicaragua.

Se trata del Instituto Mechnikov, creado con apoyo del Gobierno de Rusia y con el acompañamiento técnico de la OPS/OMS y del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba (Cecmed).

“Ellos están fabricando vacunas contra la influenza. Es el único centro de Centroamérica que produce vacunas para humanos. Ese centro tiene la capacidad de distribuir vacunas a toda Centroamérica”, señaló Madrigal.

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