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El 1 de mayo en el Congreso confirma la “nueva normalidad” política

El abogado y pastor Eduardo Cruickshank es el primer afrocostarricense en presidir un Poder de la República gracias un reacomodo de prioridades y al discurso de gobernabilidad que permite ver como aliados a los rivales antagónicos del 2018. ¿Será sostenible?

Por primera vez en Costa Rica una persona afrodescendiente preside un Poder de la República y eso es importante, pero no es producto de una lucha étnica ni nada que se parezca.

Por segunda vez en Costa Rica un pastor evangélico preside la Asamblea Legislativa y eso es importante, pero tampoco es producto de una negociación de tipo religioso.

Por tercera vez en este período constitucional en Costa Rica, una persona toma la presidencia de la Asamblea gracias a un licuado de votos de todo tipo y esto sí es algo pensado.

Eduardo Newton Cruickshank Smith, diputado por el Partido Restauración Nacional (PRN), alcanzó este 1 de mayo el escritorio más alto del Congreso en un contexto impregnado de crisis sanitaria y económica por el COVID-19, pero sin salirse del cauce pragmatista de la política nacional en los últimos dos años… o cínico, llamarían los más puristas.

Carlos Avendaño, líder de Restauración Nacional. (Foto: cortesía Asamblea Legislativa)

“Tiempos de reconciliación y convivencia”, le llamó el diputado Enrique Sánchez en su discurso como jefe de la bancada oficialista después de entregar sus 10 votos para elegir a Cruickshank. La frase cobra más sentido viniendo del diputado gay que lidera causas igualitarias a las que el nuevo presidente legislativo considera perversas.

La “guerra santa” de la campaña electoral que acabó enfrentando al Partido Acción Ciudadana (PAC) y al PRN en la segunda ronda el 2 de abril de 2018 quedó aparcada frente a otros temas que la realidad nacional ha tirado sobre la mesa.

Con el Partido Liberación Nacional (PLN) y sus 17 diputados como cintura de las negociaciones, PAC y PRN armaron un directorio al que se sumaron piezas adicionales del marco multipartidista, que ya parece la norma.

Las tejeduras silenciosas de Carlos Avendaño, líder del PRN, se engarzaron con el realismo del PAC para dejar de ambicionar puestos en el Directorio y con la disposición de PLN después de que internamente quedara sin opciones la reelección de Carlos Ricardo Benavides al que muchos aplauden su gestión como presidente del Congreso entre 2019 y 2020.

Con Cruickshank y Pablo Heriberto Abarca (PUSC) como candidatos a la Presidencia legislativa se enfrentaban dos discursos distintos desde la oposición: el “propositivo” ante el “criticón”, o el “hipócrita” ante el “inclemente”, según quién los calificara.

Al final las posibilidades de Abarca quedarían en nada y con su bancada fragmentada, como se revelaría después. La derrota la auguraba el socialcristiano desde que se propuso a sí mismo con argumentos más bien críticos contra el Gobierno y contra los opositores que le han facilitado las cosas desde el 2018, o que lo han mantenido a flote.

Avendaño, en cambio, como conductor de PRN presentó a su compañero Cruickshanck con mensajes a la medida: a los del PLN les pidió apoyar como socialdemócratas; a los del PUSC, como social-cristianos (así lo pronunció); a los del PAC, desde la inclusión.

Apeló incluso a sus excompañeros que se fueron para fundar Nueva República: “Les pido que votemos por nuestro hermano cristiano”, aunque los seguidores de Fabricio Alvarado iban por otro camino con “una lectura obtusa”, diría después Avendaño.

Bastó una sola votación: 36 votos para el abogado limonense que en estos dos años se ha destacado por dos motivos: las palabras en las que declaraba que por mandato divino el Teatro Nacional no se incendiaría y el impulso a un polémico proyecto de ley que reformaría el Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP), cuya posibilidad de ser aprobado en esta legislatura podría aumentar, aunque no se mencionó en estos días.

Estaba la obra consumada. Era más o menos la reiteración de lo que pasó el 1 de mayo de 2018 y el de 2019, aunque con personajes diferentes y contextos variados. Ahora empieza la tercera legislatura y en el horizonte surgen las líneas electorales del 2022, pues los calendarios así lo establecen, aunque ahora parezca mala palabra siquiera mencionarlo.

“El resultado es que se consolida la alianza que ha permitido al Gobierno impulsar su agenda. Podemos ver que el Ejecutivo sigue teniendo margen de acción, aunque habrá que esperar si lo aprovecha”, resumió la politóloga Eugenia Aguirre, del Observatorio de la Política Nacional (OPN) de la Universidad de Costa Rica.

Agregó que el PLN y el PAC mantienen sus márgenes de acción, pero que Restauración Nacional quedó aún mejor posicionado ahora, con la visibilidad de Cruickshank más otro puesto en el Directorio. En síntesis, una palanca más grande para abrir o cerrar puertas políticas en este año de urgencias para el Gobierno.

“El Gobierno tendrá en mí un gran aliado o a un poderoso opositor cuando se desvíen los caminos”, dijo en su discurso el nuevo presidente legislativo, antes de enfatizar en la palabra “madurez” como factor clave para las negociación política actual.

Aseguró que viene a establecer “un puente entre las dos Costa Ricas”: la periferia rezagada y el centro más avanzado. Es, de alguna manera, la división que se reveló en las elecciones de 2018, aunque debajo del discurso religioso contrario al progresismo de los derechos humanos.

Ahora aquello se ve como una “falsa dicotomía”, según Enrique Sánchez. Así le llamó al considerar como prioritaria la protección del Estado Social de Derecho o la ayuda a las clases más desfavorecidas, más aún ante la emergencia económica y sanitaria de la COVID-19.

La agenda está puesta sobre la mesa y parece inevitable la mirada en la economía, pasando por el desempleo que crecerá y el apremio financiero de instituciones como la Caja del Seguro Social, más allá de la estrechez fiscal. Se asoma la posibilidad de nuevas cargas para algunos grupos, más endeudamiento externo y facilidades para que determinados sectores productivos mitiguen el golpe económico en este 2020, además de sostener a las familias que han perdido los ingresos, como dice el acuerdo de intenciones firmado por PLN, PAC y PRN.

Nueva República y PUSC quedan como los perdedores de la jornada. Uno relegado y airado; el otro, fragmentado y conflictuado. Pierden, como resumió el politólogo Gustavo Araya, los que no participan de nueva lógica política. Lo que algunos llamaría “la nueva normalidad”, a todo con la crisis de Covid-19.


Avendaño: “No podemos darnos el lujo de ser radicales”

Carlos Avendaño lleva ventaja sobre otros diputados. En su tercera vez como legislador, conoce los recovecos de las negociaciones, pero además asegura haber entendido que ya nada es como antes.

El presidente del partido que ganó la primera vuelta en 2018 con Fabricio Alvarado como candidato sostiene que ahora se impone “la madurez”.

Entiende la madurez como la disposición a transigir y a dejar en segundo plano las banderas partidarias e incluso las ideológicas, como asegura ha hecho su partido con temas como el matrimonio igualitario o la norma técnica de aborto impune, sin que tampoco hayan renunciado a ellas.

“No podemos darnos el lujo de ser radicales y tirarle al Gobierno. No se puede ser ortodoxos, aunque puedo también criticar algunas cosas y decirle que siento una gran desilusión por el discurso de hoy del presidente”, dijo Avendaño.

Se refería al discurso que el mandatario Carlos Alvarado estaba obligado a pronunciar por el final de una legislatura, aunque sin cumplir su promesa de presentar los planes para enfrentar la crisis económica

Son esos los temas más importantes, reconoció Avendaño, por encima de los asuntos de tipo religioso, moral o de derechos humanos que han ido avanzando.

“Aunque no renunciamos a nada, sabemos lo que la Sala IV zanjó y lo respetamos. Aquí priman las necesidades del país: la economía, el empleo, la pobreza o fortalecer la CCSS. Ahí es donde la madurez nos alcanza”.


 

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