País

Efervescencia empezó en San Carlos, punto de resistencia de la administración Alvarado

Unos de los puntos de mayor choque con la policía y de protestas con bloqueos se han presentado en San Carlos y comunidades aledañas, como una muestra del descontento social y la suma de demandas insatisfechas.

San Carlos es la piedra en el zapato de la administración Alvarado Quesada, donde empezó a expandirse como dinamita por el resto de la zona norte y el país el movimiento de protesta nacional, que se ha dado en diferentes regiones del país.

Esta no es la primera vez que este cantón está en el ojo del huracán. La pregunta que se plantea es por qué esta región se ha convertido en uno de los puntos de resistencia de políticas del Gobierno y ahora es el de mayor efervescencia social, donde se presentan gran cantidad de protestas y cierres de paso, a los que la policía ha respondido con gases lacrimógenos y poca negociación.

Precisamente esta parte del país es una de las que se han sentido más afectadas, no solo producto por la pandemia, sino por muchas demandas previas que no han sido atendidas por los gobiernos de turno.

De acuerdo con el encargado de prensa del movimiento Benigno Quesada, hay una suma de temáticas, como el abandono del proyecto de la carretera a San Carlos, que lleva años sin ser terminada, la fallida Trocha en la Zona Norte o el saqueo de oro que se ha dado en Crucitas.

“Un tema que nos ha preocupado mucho es la llegada masiva de nicaragüenses, por un asunto de salud relacionado con COVID-19, algo que se externó a la vicepresidenta Epsy Campbell, pero que no pusieron atención. Hay una fuerte afectación económica para los agricultores, los productores de café, leche, así como pequeños y medianos empresarios; y con el anuncio de más impuestos la preocupación crece aún más”, detalló Quesada.

También señaló como un disparador de la molestia social el hecho de que los bancos dieron una concesión de tres meses para no pagar créditos, pero ahora resulta que deberán saldar las deudas acumuladas y no tienen con qué. Los problemas económicos del sector turismo que también vienen desde el momento en que el Ministerio de Salud aseguró que las aguas termales tenían amebas y cerraron los balnearios, pero tiempo después la Universidad de Costa Rica hizo los estudios y se determinó que esta área no estaba afectada.

“Hay hambre, desesperación y una terrible situación económica. En este movimiento de lucha hay empresarios, pequeños y medianos emprendedores, señoras mayores, embarazadas, estudiantes; aquí toda la población opina, se reúne y disponen, pero ojalá el Gobierno deje la terquedad y se siente a negociar”, anunció el encargado de prensa.

Coincidente con este criterio, Uriel Quesada, de la Zona Norte, señaló a UNIVERSIDAD que el movimiento de lucha es contra el encarecimiento del costo de vida, contra los impuestos indirectos que golpean directamente al consumidor, mientras que un pequeño grupo del país está exento, y muchos otros evaden, eluden y hacen gala de sus privilegios.

“Son muchas las razones por las cuales peleamos, el desempleo, no hay apoyo crediticio y nos preguntamos, los emprendedores: ¿a quién le vendemos en medio de esta crisis?”, señaló.

Estallido de procesos históricos

Para Alejandro Barahona, analista político, la crisis sociopolítica golpea a todos los sectores productivos de la región, tanto al agrícola, turismo y comercio, lo que profundiza los efectos de la pandemia y, en los últimos, la respuesta gubernamental se ha centrado en infraestructura pública como carretera, bonos de vivienda, aulas o salones comunales, y no en indicadores como empleo, inversiones o calidad de la educación.

“No existen planes de desarrollo, como el canal seco para lograr apalancar la economía de la zona y la parte Norte siempre ha encontrado esperanza en el trabajo y emprendimientos, pero la situación de incertidumbre sobre el futuro inmediato, en la que el gobierno propone triplicar impuestos a bienes inmuebles, sería un golpe enorme para quienes tienen fincas, pero con crecimientos decrecientes”, añadió Barahona.

Por su parte, Andrés León, director del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), indicó que la pandemia solamente vino a develar un conjunto de procesos que ya tienen décadas; es la condensación de contradicciones y conflictos, que no operaban juntos, pero que la crisis juntó.

En este sentido, la Zona Norte se ha convertido en una economía de plantación articulada para la exportación, en productos como piña, cítricos o yuca, vinculadas a la destrucción de la agricultura para mercado interno, lo que conlleva una dinámica de desventaja para la población local.

Hay una fuerte presencia de población de Nicaragua, que ha sido un foco de conflicto fuerte, tanto para los nacionales que requieren producir, como para los que trabajan en las plantaciones.

“La vinculación entre ambos países ha estado por años y el tema migratorio ha sido utilizado por gobiernos y empresas para justificar otros temas; tienen una población altamente vulnerable; sin papeles y con menos legitimidad para hacer reclamos, lo que produce salarios muy bajos y malas condiciones laborales. De esta forma, los nacionales que no están dispuestos a acogerse a esas dinámicas, son sustituidos por otros”, detalló León.

Todo esto se ha juntado con un discurso nacionalista, donde el acuerdo planteado por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) despierta aún más las relaciones de tensión en la zona, mientras que muchos sectores están abandonados.

El asunto es que el esquema de administración del país difícilmente se resolverá si los gobiernos continúan estableciendo modelos de desarrollo distintos para el Valle Central y las periferias. Mientras el Gran Área Metropolitana cuenta con muchas alternativas, hay comunidades donde la inversión pública, la oferta educativa, los proyectos culturales y las oportunidades son muy limitadas; esa contradicción no se ha resuelto.

 

En el punto de lucha

Colaboró con esta información Miriet Ábrego

UNIVERSIDAD visitó la zona, entrevistó a varios ciudadanos de las comunidades del norte para conocer cómo han vivido las manifestaciones y los encuentros con la policía.

Noeli

Diseñadora gráfica

Aguas Zarcas

“Estamos con un grupo de apoyo de la Zona Norte, jóvenes, profesoras, amas de casa que nos esforzamos por darle el alimento a toda la gente que está dentro y fuera de la zona. Somos parte de la lucha y nos hemos mantenido de pie, de día, noches y madrugadas; vemos lo que pasa, gente que se lastima, que los golpean, duele ver que los policías no hablan, sino que atacan”.

Olger

Empresario de San Carlos

“La noche del sábado los antimotines entraron a la fuerza con gases lacrimógenos, tiraron a las casas, centros comerciales y comercios, incluso hay videos donde el policía lanzó contra la ventana de mi negocio una bomba lacrimógena. Soy manifestante del movimiento en contra de este gobierno, las medidas son de opresión, la economía está afectada al 100%, pero estos días de manifestación no son nada comparado a lo que puede hacer el paquete tributario y el despilfarro del gobierno”.

Patricia

Desempleada

San Carlos

“El día que llegaron los antimotines a la zona, tuve que poner una demanda por un hurto en el OIJ y cuando volvimos ya estaban los manifestantes en el Puente de Aguas Zarcas. Ahí estuvimos varados hasta las 10 de la noche, cuando nos dijeron que venían los antimotines metimos el camión en una propiedad de un conocido; nos bajamos del carro y escuchamos que tiraban bombas de gas, por lo que corrimos. Cuando ya no se oían las bombas regresamos, pero vimos que venían los policías de nuevo y tiraron de nuevo bombas donde no había manifestantes. Cuando corrimos me impactó una bomba de gas en la frente y me tiró al suelo, fui a dar al hospital y me cosieron”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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