País

Educación nocturna beneficia a adultos y ancianos

Más de 100 adultos mayores asisten a colegios nocturnos

Tener 88 años no parece ser una limitación para don Francisco Carranza, estudiante del Colegio Nocturno Julián Volio Llorente en San Ramón, quien cursa su quinto año y está preparándose para realizar los exámenes de bachillerato.

Tras dedicar toda una vida a la agricultura y a su familia, a sus 84 años, este ramonense decidió ingresar al colegio para cumplir un sueño: sacar el colegio.

Don Francisco forma parte de los 106 adultos mayores de 50 años que, al 2016, asistían a colegios nocturnos a nivel nacional.

Para este padre de cinco hijos y abuelo de 11 nietos, el centro educativo le dio una gran oportunidad de desarrollarse y seguir adelante.

“A mí lo que me motivó a estudiar es que nunca es tarde. Uno puede seguir adelante y cada día aprende más. Me siento muy contento. Para mi esto es un sueño, me gusta mucho cooperar y ser abanderado. También he pensado en entrar a la universidad”, señaló Carranza.

Empoderamiento

El estudio también ha significado un arma importante para que muchos adultos que actualmente están desempleados se preparen para salir a la calle e ingresar al mundo laboral.

De acuerdo con la Encuesta Continua de Empleo al primer trimestre 2017 del INEC, 41.000 personas mayores de 40 años se encuentran en condición de desempleo.

En el primer trimestre de este año, 207 mil personas estaban desocupadas, de las cuales 111 mil eran hombres y 96 mil mujeres.

Según el informe, la tasa de desempleo era de un 9,1%, y se mantuvo sin variación con respecto al primer trimestre del año anterior.

Tatiana Herrera de 44 años, forma parte de esa población desempleada. Tras 28 años de no estar en las aulas, esta vecina de San Ramón volvió al colegio el año pasado, después de ser motivada por uno de sus hijos, quien le insistió que estudiara.

Es sobreviviente de acoso psicológico por parte de su exesposo y hoy puede ver la vida de diferente manera, y se encuentra contenta porque sus calificaciones han sido muy altas.

“A mis 44 años me es difícil encontrar un trabajo y peor porque no tengo estudios. Yo no creo estar aquí, mucho menos con los resultados que he obtenido hasta ahora. Soy el mejor promedio de sétimo y quinto lugar en promedios de todo el colegio. Incluso gané un premio en el Festival Estudiantil de las Artes (FEA)”, contó Herrera.

Para ella, el estudio es su única salida luego de haberse divorciado y ahora apuesta por sacar una carrera para poder trabajar y ganarse la vida.

“Yo necesito trabajar. Me gustaría sacar una carrerita corta, asistente de enfermería o algo así”, dijo la estudiante.

Con la ilusión de cursar estudios universitarios también encontramos a Jonathan Morales de 21 años. Es estudiante de undécimo año en el Liceo Nocturno de Naranjo y se encuentra motivado por ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR) de Liberia, pues allí le ofrecieron una beca de estudios por su desarrollo como deportista.

“Yo sí pienso en la idea de ir a la universidad. La UCR en Liberia me va a becar porque yo soy deportista y juego básquetbol. Allá voy a llevar administración de empresas”, mencionó Jonathan.

Morales también se encuentra agradecido con el colegio por el servicio de comedor que, incluso, muchas veces le brinda comida para llevar a su trabajo y alimentarse durante el día siguiente.

“El servicio es una bendición porque yo llego cansado a la casa y no me da tiempo de comer. Satisface mis necesidades, además lo atienden bien a uno y es muy rico. Yo a veces traigo una taza para llevarme un poquito y llevar al otro día al trabajo. Asisto al comedor desde hace dos años, de hecho estoy más gordito”, mencionó el estudiante.

 

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