La cobertura de comedores escolares subió del 82,1% al 88,3% de los estudiantes.
Costa Rica ha sido reconocida a través de los años por su alto nivel educativo, por la calidad de formación de su gente y porque eligió invertir en escuelas y colegios en lugar de armas y guerras.
Ahora bien, aunque así es visto el país en el mundo, lo cierto es que con el paso del tiempo las estadísticas se fueron quedando cortas para competir con otras naciones. Por ello, el avance en materia educativa era una de las apuestas de la administración de Luis Guillermo Solís Rivera y, al parecer, los resultados fueron bastante positivos.
Está claro que no es posible alcanzar el 100% y una nota perfecta, pues son diversas las áreas que requieren reforzamiento y muchas las metas que se deben cumplir. No obstante, en definitiva el sector educativo, liderado por la ministra de Educación, Sonia Marta Mora, fue uno de los fuertes de este Gobierno.
Aunque en las promesas de campaña del presidente Solís Rivera se planteó alcanzar el 8% del Producto Interno Bruto (PIB) en Educación, esta cifra no se logró durante los cuatro años de administración; sin embargo, sí hubo un avance, dado que se pasó de un 7,11% en 2014 a un 7,60% en 2018.
Esto muestra que Costa Rica se acercó mucho más a su meta de inversión en Educación y abrió oportunidades de distribuir más recursos a las diversas áreas de atención del sector.
Precisamente, ese incremento en los recursos estuvo acompañado de una serie de reformas que se pusieron en marcha durante estos cuatro años. Entre ellas, se encuentra la aprobación en 2017 de una Nueva Política Educativa, que permite tener una perspectiva a mediano y largo plazo del sistema educativo y que presenta como enfoque y lema a “la persona, centro del proceso educativo y sujeto transformador de la sociedad”.
Esta nueva política sustituye a la que se promulgó en el año 1994 y plantea una serie de esfuerzos que se requieren hacer para alcanzar una educación de primer nivel, por lo que incluye la persona como el centro del aprendizaje, una educación inclusiva, la educación dual y una mayor participación del Ministerio de Educación Pública (MEP) en la formación superior.
Como parte de este proceso, también se aprobó la Nueva Política Curricular, en el año 2016, que se planteó como un norte para educar a la nueva ciudadanía y que implicó la mejora de 32 nuevos programas de estudio, dirigidos a educar por habilidades y competencias. Con esto, se busca superar la educación memorista y promover una formación más activa.
Dentro de esas modificaciones curriculares se variaron los programas en casi todas las materias (por ejemplo, Ciencias, Estudios Sociales, Física, Química, Biología y Afectividad y Sexualidad) y se integraron nuevos, entre ellos: los de lengua boruca y ngäbere; el de español para personas sordas, que ha sido pionero en América Latina y que plantea el Lesco como lengua materna, y el de español como segunda lengua.
Metas y cumplimiento
De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo del Ministerio de Planificación, algunas de las principales promesas establecidas al inicio de esta administración estuvieron vinculadas con el incremento del presupuesto en relación con el PIB; el aumento de la cobertura en preescolar, primaria y secundaria; la disminución de la deserción; el incremento de la enseñanza del inglés y la cobertura de los comedores escolares, entre otros.
Por ejemplo, la meta en cobertura de la educación preescolar, que en 2014 se encontraba en el 63%, era alcanzar el 69,5% en Interactivo II (niños de cuatro años y tres meses hasta cinco años y tres meses) para 2018. Al cierre del 2017, la cobertura total quedó en 68,4% (2017).
En este sentido, Sonia Marta Mora, ministra de Educación Pública, indicó que a partir de este año entró en vigor una modificación al Reglamento de Matrícula y traslados, el cual establece que es obligatorio que los niños en edad preescolar cursen dos años antes de ingresar a primaria. Con esto, se garantizará que los niños asistan al preescolar de forma efectiva.
También se planteó reducir la deserción o exclusión escolar en todos los niveles, pero en especial en secundaria, donde constituía el 9,9%. Efectivamente, en este cuatrienio el país registró los porcentajes de exclusión más bajos de los últimos diez años. A nivel nacional, la exclusión escolar pasó del 5% en 2013 al 3,1% en 2017 y en secundaria bajó al 7,2% ese mismo año.
“Esto fue posible en gran medida gracias a la estrategia lanzada en 2015, ‘Yo me apunto con la Educación’, que tuvo énfasis en los 155 colegios con mayores índices de exclusión, los cuales tuvieron como resultado una disminución de este índice en un 3,7%, pasando del 14% al 10,3%”, señaló.
A su vez, el programa permitió desarrollar una articulación con otras entidades y generó la entrega de 2.600 becas a madres adolescentes para que continuaran estudiando y la habilitación de 39 centros de cuido para hijos de estudiantes de colegios nocturnos, los cuales se sumaron a los 12 ya existentes.
“En materia de programas que refuerzan la equidad entre estudiantes se dio un gran avance, pues el presupuesto para estas iniciativas creció cerca del 28% y las becas se incrementaron en un 18%. Abrimos comedores escolares durante las vacaciones en zonas de mayor necesidad y aumentamos la cobertura de comedores de un 82,1% al 88,3%”, indicó la jerarca.
Como resultado de estos programas, se creó la Unidad para la Permanencia, Reincorporación y Éxito Educativo, que permitirá promover la institucionalización y sostenibilidad de los esfuerzos en esta materia.
Otra promesa fue la eliminación progresiva de los interinazgos de plazas docentes, a lo cual el MEP respondió con el nombramiento en propiedad de 11.979 trabajadores.
Tecnología para estudiantes
Un área de gran importancia fue el impulso que tuvo la inserción tecnológica en las aulas, lo cual fue realizado por el MEP, en coordinación con la Fundación Omar Dengo (FOD), mediante el Programa Nacional de Informática Educativa.
De acuerdo con Leda Muñoz, directora de la FOD, a través de este programa se atendía en 2014 a menos del 40% de la población educativa, matriculada en el ciclo básico de la formación pública, y en 2017 cerraron con una cobertura del 87,6%, para un total de 652.433 estudiantes.
También se dio un avance en la brecha digital, pues se logró reducir el número de estudiantes por computadora, al pasar de 9,4 estudiantes en 2014 a 6,3 en 2017.
Entre las prioridades de este programa estuvieron los territorios indígenas, donde 8.854 estudiantes de 139 instituciones fueron beneficiados con el acceso a las nuevas tecnologías. En gran medida, este fue producto de la instalación de paneles solares, pues 21 centros educativos indígenas que recibieron computadoras no contaban con servicios eléctricos.
“Estos resultados nos llenan de satisfacción porque reflejan el compromiso no solo de la FOD, sino también de nuestros más de 60 aliados, en que las tecnologías digitales realmente sean aprovechadas por nuestros niños y jóvenes del sistema educativo, a la vez que impulsamos nuevas formas de enseñar y de aprender, de pensar y crear, empujando ese límite que la imaginación y el talento humano redefinen constantemente”, expresó Muñoz.
Una visión gremial
Para Gilberto Cascante, Presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE) la gestión de esta administración tuvo cosas importantes y algunas dificultades, por ejemplo, en materia de infraestructura, donde le hubiese gustado ver más crecimiento en los centros educativos y en los servicios que se brindan a los estudiantes.
“Con el tema de bachillerato tuvimos dificultades, pues no logramos quitar estos exámenes, lo cual es vital pues hay más de 30 mil estudiantes que no han podido entrar a las universidades y eso significa que en una década serán mano de obra barata, pues no pudieron ser profesionales”, indicó Cascante.
Aplaudió las mejoras en los planes educativos, pero consideró que es necesario inyectarle más recursos para capacitar a los docentes y mejorar la gestión educativa, tanto en la parte académica como la financiera.
Un señalamiento que hace Cascante de buena gestión fue la firma de una segunda convención colectiva y la pronta aprobación de una tercera con el sector gremial. Además, afirmó que se realizaron importantes esfuerzos en formación de la primera infancia, pero no hubo mucho avance en el exceso de carga laboral administrativa de los docentes, lo cual considera que deberá solventarse en el próximo Gobierno.
Entrevista
Sonia Marta Mora, ministra de Educación:
“Dejamos en el país una educación para la nueva era”
Una de las carteras con grandes logros durante esta administración fue la de Educación, a pesar de que la ministra, Sonia Marta Mora, fue recibida por una huelga de educadores al empezar su gestión que supo sortear bien y con importantes aciertos.
UNIVERSIDAD conversó con la ministra sobre los avances y retos que tuvieron en esta administración. Elle fue enfática en afirmar que todo fue un conglomerado de acciones dirigido a desarrollar políticas educativas de primer mundo, para dejar el camino trazado para transformar la sociedad.
Este 8 de mayo que entregue la administración del Ministerio de Educación Pública al siguiente Gobierno, ¿cómo se sentirá al dejar su puesto?
—Yo tengo una gran satisfacción, porque en estos cuatro años trabajamos para dejar en el país una educación para la nueva era que estamos viviendo; hay cambios importantes, decisiones relevantes que se tomaron. El camino de la calidad educativa es interminable, entonces es imposible terminar el período sin fijar horizonte de retos, pero me voy muy satisfechas de los cambios que logramos.
En primer lugar, el gobierno de Solís Rivera, a pesar de la difícil situación fiscal, logró acercarse al 8% con respecto al PIB, pues cuando llegamos encontramos un presupuesto del 7,11% y en 2018 nos vamos con 7,60%.
Aprobamos la nueva Política Educativa y la nueva Política Curricular, que permiten educar a los estudiantes de acuerdo con sus habilidades y competencias. Impulsamos un plan piloto en Educación Dual que, estoy segura, dará muy buenos resultados.
Es interesante ver el avance en reforma de programas educativos. ¿Qué novedades rescataría usted de estas iniciativas?
—Impulsamos un programa educativo de mandarín y portugués, al darle una mayor multiculturalidad y plurilingüismo en las aulas, como una meta que se posiciona con fuerza. Dimos un reforzamiento importante de la cobertura de enseñanza en inglés y el avance en cobertura en primaria, que pasó del 87% a 90,5%.
Impulsamos una fuerte actualización y capacitación de docentes para que puedan implementar los nuevos programas educativos. Este es un cambio inmenso, porque se formó a los educadores de todas las asignaturas en enseñanza por habilidades. Por ejemplo, en inglés ya no son las listas de vocabulario y oraciones artificiales, sino que la enseñanza se basa en actividades dinámicas entre los estudiantes con mucho énfasis conversacional para que se empoderen en el uso de la lengua.
Hubo un importante enfoque en desarrollo de iniciativas para la primera infancia. ¿Cómo lo lograron?
—Definitivamente el tema de educación para la primera infancia tuvo nuestra atención. Antes se creía que era innecesario mandar a un niño o niña a preescolar, pero esta no es una graciosa concesión, sino que es imperativo y obligatorio. Reformamos el reglamento de matrícula y en 2019 será obligatorio tener al menos dos años en preescolar. De hecho, tuvimos que aumentar las plazas de preescolar de 63% a 68,4%.
Rompimos las barreras burocráticas para que los niños que se encontraban en la Red de Cuido recibieran el programa de preescolar y ahora hay docentes que les dan lecciones.
¿Cómo lograron una reducción en la exclusión escolar?
—La lucha contra la exclusión escolar fue un tema esencial y logramos en esta administración bajar los porcentajes; de hecho, son los más bajos de los últimos diez años. A nivel nacional pasamos de 5% de exclusión en 2013 a 3,1% en 2017 y en secundaria el descenso fue mayor, pues se pasó de 9,9% en 2013 a 7,2% en 2017. Lo convertimos en una prioridad de este gobierno y lo dejaremos institucionalizado creando la Unidad para la Permanencia, Reincorporación y Éxito Educativo, que permitirá darle seguimiento.
El tema de infraestructura educativa tuvo muchos cuestionamientos, ¿qué avances tuvieron en esta materia?
—La verdad es que triplicamos la asignación de recursos en comparación con el 2014, pero claro que hay retos y desafíos inmensos, porque hay un enorme rezago en la infraestructura educativa. Dimos pasos importantes, pues impulsamos e inauguramos infraestructura de última generación y más de un millón de metros cuadrados en infraestructura educativa.
Por ejemplo, en el caso de la escuela de la Carpio, donde se da aprovechamiento de luz natural, se construyeron espacios de convivencia, techos altos y corredores anchos que dan una mejor calidad de vida de los niños. En unos años estará lista la escuela de Barrio Limoncito, un centro educativo de cuatro pisos que ampliará sus operaciones. Por ejemplo, de recibir 680 estudiantes podrá atender a 1.600 y tendrá toda una temática de infraestructura que recuerda la espuma del mar y los corales.
Del fideicomiso para infraestructura educativa se estableció la construcción de 79 centros educativos completos y 24 salones multiusos en todo el país. De ellos, actualmente hay 3 proyectos totalmente terminados y ocupados; 17 se están construyendo; 36 están en planes de ejecución de planos; 32 cuentan con avances importantes en anteproyecto y terrenos comprados, y 10 fueron trasladados.
Hay un alto porcentaje de los dineros comprometidos y ejecutados, y cerca del 95% del fideicomiso está en proceso. El próximo Gobierno tendrá grandes obras para inaugurar.