María Castro, Directora Adjunta de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en México, comenta que pueden extraerse importantes lecciones del pasado reciente de Centroamérica. Entre ellas, la importancia de desempolvar conceptos como la integración, así como repensar el papel del Estado.
El pasado relativamente lejano (el desarrollo en los últimos 70 años) y el mas reciente (la pandemia del COVID-19) son los maestros de estas lecciones. Castro habló con UNIVERSIDAD sobre estos procesos, en el marco de la presentación del estudio “Patrones de Desarrollo Económico en los países de Centroamérica (1950-1970), en el que participó en la coordinación del libro.
La intención del estudio, es ser faro en la situación actual, de lecciones aprendidas de la historia, ¿Qué es lo que nos han enseñado estos periodos de Centroamérica para aplicarlo en este momento?
– Uno de los elementos más destacados, que hubo periodos más difíciles que éste, que unas generaciones que no vivieron por esa etapa, piensan que no hay futuro, porque hay políticos que no se hablan o usan idiomas diferentes, pero hubo un momento más duro que éste, que fue el de los conflictos civiles
Creo que una de la luces, es que si fuimos capaces de unirnos para un problema más complejo, podríamos unirnos para lograr un diálogo respetuoso, pensando en que no son los niveles de desarrollo que la región y cada uno de los países hubieran aspirado hace 70 años, sobre todo cuando vemos que hay países que están en la misma posición que en los años 50. En ese sentido, eso podemos aprender de la historia, si tuvimos un tiempo complejo en que pudimos unirnos en un diálogo para pacificar la región, creemos que somos capaces de volver a hacerlo.
¿Tiene sentido la integración actualmente? Hay muchos que dicen, se planteó en un contexto diferente, como una forma de salir del subdesarrollo, y en un mundo cada vez mas globalizado, hay menos gobiernos hablando de ello. ¿Sienten que tiene sentido hablar de integración centroamericana?
– En algunos aspectos si, estamos ante el probable fin de la hiperglobalización, y la pandemia nos vino a desnudar muchas realidades en la región, y también a mostrar muchas fortalezas. Con el fin de la hiperglobalización, nos dimos cuenta de que, con el rompimiento de cadena de suministros a nivel global, que provocan tasas de inflación muy altas, es conveniente establecer el near shoring, que es acercar los insumos estratégicos en áreas fundamentales como la salud, pero también hay otros casos, como los que pasan por el tema de soberanía alimentaria. En ese marco, la integración vuelve a cobrar valor, en el sentido de que hay aspectos en el que todos los países podrían ganar.
Y no solo en el sentido de ver la integración como la vimos en los 50, o como la Unión Europea la ve, de que el país más dinámico, por eso Costa Rica se frena en el momento de entrar de una manera más agresiva en la región, porque se le endilga a Costa Rica que tenga que asumir el rol que tiene Alemania, cuando hay que guardar las diferencias, ni Costa Rica es Alemania, ni Centroamérica es la Unión Europea. Creo que todos los países tienen que visualizar lo que pueden ganar unidos, más que desintegrados, como estamos hoy. Hay aspectos en los que hemos ganado, como por ejemplo la energía. Con la pandemia, se demostró lo que se puede hacer en sectores como la energía, el sistema interconectado logró un plan de emergencia para poder suplir a los países deficitarios con los superavitarios, eso es un proceso complejo que duró decenas de años construirlo. Lo que deberíamos empezar a pensar, es que lo que podamos visualizar, debemos empezar a debatirlo hoy, porque no nos va a costar uno o dos años construirlo, nos va a costar como la energía, 20 o 30 años.
Hay un tema significativo, en el caso de Costa Rica, uno de los modelos más exitosos, el papel del Estado fue muy importante, en los 50 luego de la crisis de los 80. ¿Cómo replantear ese papel de Estado, con economías de Centroamérica tan diferentes y sectores que plantean mas bien reducir ese Estado, incluso aquí en Costa Rica, que fue clave en el pasado?
– Es una discusión global, el rol del Estado y una nueva relación entre mercado, Estado sociedad y ambiente. No nos olvidemos que después de la crisis de los 80 vino esa oleada de pensamiento, donde la lógica era que las ineficiencias o la crisis se vino porque los estados se habían engrosado demasiado, cuando eso solo es aparentemente cierto, lo que sucedió es que Estados Unidos incrementó unilateralmente sus tasas de interés, y obviamente las proyecciones de sostenibilidad de deuda cambiaron de la noche a la mañana.
Pero también ese Estado fue la explicación, en Costa Rica, que pudiera soportar de mayor forma la crisis económica, y no tuvieran los conflictos que el resto del área, eso no mucha gente lo valora, y la fractura social que eso representó es muy importantes.
Veníamos de esa oleada, desde Ronald Reagan y Margareth Thatcher, de minimizar el Estado, de restarle funciones, pero hoy la pandemia nos da muchas lecciones, si uno analiza el manejo de la pandemia, los estados que estaban mejor preparados para atenderla, son los que tenían cajas de protección social muy amplia, para poder hacer seguimiento de casos, avanzar rápido en vacunación, evitar muertes en exceso… entonces uno lo ve, el tema de cuál es esta relación, que tanto le dimos al mercado y que tanto debilitamos al Estado, es una discusión que está de vuelta por la pandemia.
Hay que hacer una revisión de ese papel, tomando en cuenta la renovación del pacto social.
También ese pacto social es muy importante, esa división en los países, incluso en CR; sociedades cada vez mas divididas, sectores con formación calificada con mejores ofertas laborales y sectores no calificados cada vez con menos demanda, sociedades más excluídas ¿Cómo lograr un nuevo pacto social en sociedades cada vez más divididas?
– Es la pregunta del millón. No tenemos las respuestas, tratamos de hacernos las preguntas correctas, por eso lanzamos estos estudios como provocación. Nuestro objetivo no es dar la respuesta de cómo hacer el pacto, sino ponerlo en la mesa de discusión, para que funcione en la mente de las personas que las cosas no están funcionando bien, que se debe debatir de manera serena e inteligente, productiva, sin llegar a los golpes.
Lo que sucedió en Centroamérica con los conflictos civiles fue eso, no se escucharon las voces de los que dicen: “esto no funciona para la mayoría” y se fueron a una guerra, que en el caso de Guatemala duró más de 30 años. No podemos dar una respuesta, lo que queremos es generar una oleada de discusión, ponerlo en la mesa de discusión.