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Demanda de automóviles caerá hasta un 50% debido a crisis causada por el COVID-19, según INCAE

¿Qué proyecciones se hacen a corto, mediano y largo plazo para las golpeadas industrias de las aerolíneas, la construcción, los automóviles, el turismo y los restaurantes?

Las implicaciones actuales de lo que está sucediendo a causa de la hibernación de la economía por la pandemia del COVID-19 y los entornos de negocio a corto, mediano y largo plazo fueron analizadas por el Incae Business School para las industrias de aerolíneas, alimentos y agronegocios, automotriz, construcción, educación, entretenimiento, restaurantes, venta al detalle, y turismo y hotelería.

El profesor de Estrategia y Empresarialismo de los programas de Maestría del Incae, Esteban Brenes, analizó los retos que enfrentarán algunas industrias y cómo deberán ajustar su forma de hacer negocios a partir de la crisis generada por el COVID-19. En un webinar realizado el pasado 15 de abril, el doctor en economía agrícola y exdecano de la Facultad y Maestrías del Incae delineó estrategias empresariales ante la recesión económica global para diversas industrias.

Industria de aerolíneas

Antes de la crisis, las aerolíneas estaban saliendo de momentos turbulentos de años anteriores, por los altos precios de los combustibles y los altos costos operativos. Actualmente el turismo y los viajes de negocios a nivel mundial han sido de los más afectados por los cierres de fronteras y porque prácticamente no se están dando viajes internacionales.

De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), este año las aerolíneas latinoamericanas tendrán pérdidas por $15.000 millones en sus ingresos y la demanda en pasajes ha disminuido un 41% en comparación con el año pasado. Las pérdidas son de $88.000 millones en la región Asia-Pacífico; $76.000 millones en Europa, $50.000 millones en Norteamérica y $19.000 millones en Medio Oriente.

Según Brenes, los cambios en que opera esta industria serán impulsados por una disminución en los viajes de negocios, que serán sustituidos por medios virtuales, mayores medidas restrictivas a mediano plazo en los vuelos y una tendencia temporal hacia el turismo local.

A corto plazo las aerolíneas comerciales se mantendrán volando para brindar servicios de carga y chárter. A mediano plazo se prevén fusiones y quiebra de compañías y una consolidación de la industria con un predominio de los grandes participantes. A largo plazo las aerolíneas invertirán en medidas preventivas como escáners, termómetros y aplicaciones médicas, para no propagar futuros virus u otras enfermedades, explicó Brenes.

Industria automotriz

Según un informe de la firma consultora KPMG, el 80% de las compañías de automóviles y afines señalan que el coronavirus tendrá un efecto directo sobre sus ingresos en 2020; pero esperan que la recuperación comience en el tercer trimestre del año. Más del 80% de la cadena de suministro de automóviles del mundo está conectada a China y en enero de 2020 las ventas de automóviles de ese país se desplomaron en un 18%. Los déficits de producción resultantes de las interrupciones de la cadena de suministro en China afectarán a los fabricantes de automóviles mundiales.

A medida que el brote de coronavirus se intensificó en Europa y América del Norte, aclaró Brenes, la industria automotriz cerró fábricas a ambos lados del Atlántico. En menos de una semana toda la industria automotriz se detuvo.

A corto plazo se estima que la demanda de automóviles caerá hasta un 50% alrededor del mundo. Muchas plantas han cerrado y otras están produciendo equipo médico.

A mediano plazo la demanda de automóviles de uso privado aumentará lentamente porque se espera un cambio en el consumidor, orientado hacia el ahorro, añadió el experto. También aumentará el consumo de vehículos de repartición, por el aumento en ventas vía comercio electrónico y servicios express. Algunos “dealers” podrán optar por salir de mercados no rentables.

A largo plazo se pronostica que el uso de energías renovables sea la principal fuente de movilidad, que habrá un mayor interés en el uso de transporte público y en los autos eléctricos, un mayor uso de plataformas de movilidad y “auto compartido”.

Industria de la construcción

La industria de la construcción ha visto disminuidos sus ingresos en un 67% a nivel global. Las empresas están cuidando su liquidez, postergando inversiones o están sumamente afectadas por la crisis. El aumento del desempleo y la reducción de los salarios provoca una disminución del poder adquisitivo. El “experimento” a gran escala del teletrabajo ha hecho que las empresas descubran una menor necesidad de expandir oficinas. Mientras que los gobiernos y las instituciones con niveles elevados de deuda están invirtiendo sumas considerables para combatir el virus.

Esto, aseveró Brenes, hace pensar que a corto plazo se terminarán los proyectos en marcha y los procesos que están en sus etapas finales de licitación; y se postergarán inversiones no prioritarias o esenciales para el funcionamiento de las empresas.

A mediano plazo se pospondrán inversiones en “retail” (venta al por menor), “hospitality” (hoteles, bares y restaurantes) y torres habitacionales.  Además, se prevén mayoritariamente inversiones público-privadas en infraestructura en la región.

A pesar de todo, a largo plazo se consolidará la industria, se diversificarán los servicios ofrecidos abarcando otros segmentos de mercado, lo cual implica buscar o desarrollar nuevas capacidades, y habrá cambios en el modelo de negocio trabajando de la mano de socios estratégicos.

Industria de restaurantes

La industria de restaurantes es una de las más afectadas, pues se estima que durante el aislamiento se ha perdido el 95% de los ingresos y en el 2021 no se podrá llegar a la base inicial. Los restaurantes han tenido que potenciar el servicio de entrega a domicilio para afrontar los problemas de liquidez, pero muchos también han tenido que cerrar.

Lo anterior tiende a pronosticar que a corto plazo se vivirá una crisis de liquidez en este sector, cierre de locales y recorte de personal; se realizará el “delivery” o entrega a domicilio por medio de plataformas; y habrá promociones “atractivas y agresivas”, indicó Brenes.

A mediano plazo sobrevivirán los restaurantes con posiciones financieras fuertes, que tomaron acciones oportunas, se ralentizará la inversión o la apertura de nuevos locales y el servicio express será indispensable.

A largo plazo, el principal atractivo para atraer público será ofrecer una mejor experiencia, la oferta culinaria de “delivery” tendrá que ser de igual calidad que la del restaurante (en cuanto a temperatura, sabor y presentación), se robustecerá la plataforma para pedidos y los procesos serán más ágiles, automatizados y con robótica.

Industria del turismo y la hotelería

La Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que esta industria podría disminuir un 30% este año, en comparación con el crecimiento estimado del 4% pronosticado en enero.

A corto plazo se prevé el cierre operativo de hoteles y empresas turísticas, lo cual provocará reducción de salarios, despidos y afectación a sus proveedores. Los expertos recomiendan usar este periodo de tiempo para evaluar activos, planes de seguridad, definir procedimientos operativos y planes de mercadeo.

A mediano plazo, será una de las industrias que tardará más tiempo en volver a la normalidad porque los turistas desearán seguridad absoluta para viajar. Se promocionará el turismo doméstico, con bajos precios sostenidos.

A largo plazo tendrán una oportunidad para diferenciarse de Airbnb pues los clientes exigirán mejores condiciones de higiene y cuidado personal.

Por ello deberán dar una experiencia única para motivar a los consumidores a que vuelvan a viajar; habrá una competencia por precio durante largo tiempo, lo que implicará una mayor eficiencia y productividad operativa; deberán tener planes de contingencia, prevención y seguridad fuertes, que transmitan confianza; y generar alianzas que den un valor agregado al turista y faciliten todo el viaje completo, enfatizó Brenes.

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