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Del púlpito a las papeletas: la multiplicación de las curules

Desde la década de los 80, los partidos de origen evangélico tuvieron una modesta representación legislativa. Pero en este 2018, lograron colocar a 14 diputados y casi llevan a Fabricio Alvarado a la presidencia de la República. ¿Qué los catapultó?

A Justo Orozco la revelación le llegó un día de mediados de la década de los 80, a través de un amigo suyo, profesor de la Universidad de Costa Rica, quien le hizo ver que existía un nicho político en el sector religioso evangélico al que pertenecía. Un nicho pequeñito, pero que a Justo le alcanzaría para obtener algún puesto en la esfera pública que no había podido lograr con el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), en el cual militaba.

Y no porque sus ideales no se ajustaran del todo a los del PUSC, según dice, sino porque para “un ciudadano sencillo, humilde, trabajador, que viene de los barrios del sur, que a puro trabajo ha podido tener un nivel de vida bueno, era prácticamente imposible obtener un lugar elegible en esos partidos”, afirmó.

El entonces docente de matemática, convertido del catolicismo al protestantismo tras enamorarse de su actual esposa, seguramente no imaginó entonces que las palabras de su colega se convertirían en una suerte  de predicción.

Justo Orozco estuvo entre los primeros políticos que se identificaron por su religión. Ahora, afirma que los pastores evangélicos no deberían entrar a puestos políticos. (Foto: Archivo)

Concibió a su primer partido y lo llamó Alianza Nacional Cristiana, pero este no dio muchos frutos. Engendró un segundo, Renovación Costarricense, con el cual logró ser diputado por primera vez en 1998 y luego en el 2010.

30 años más tarde de aquella conversación augural con el colega profesor, este partido tuvo un hermano separado: Restauración Nacional (PRN). Este fue el responsable de lo que se podría considerar un verdadero milagro político: la multiplicación de las curules para la Asamblea Legislativa que inició en 2018.

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Comencé a darme a conocer dentro del evangelio porque yo nunca he sido pastor, yo he sido un cristiano de banca, un feligrés. Ellos me hicieron el favor de prestarme la estructura para hacer las asambleas”.

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Una fracción enorme, con 14 diputados cuyo mayor atestado electoral fue adherir a una creencia religiosa.

En el principio de su vida política, Justo Orozco se apoyó en unos amigos cantantes evangélicos que le prestaron los micrófonos durante presentaciones y empezó a darse conocer en los templos de su religión. Esa fue su plataforma, reconoce ahora sin hacer ninguna consideración sobre las limitaciones que impone la Constitución Política para que se realice propaganda política invocando motivos religiosos.

“Comencé a darme a conocer dentro del evangelio porque yo nunca he sido pastor, yo he sido un cristiano de banca, un feligrés. Ellos me hicieron el favor de prestarme la estructura para hacer las asambleas (para formar el partido), pero en realidad, aquí en San José que fui diputado, fue mucho por el voto católico”, relató el profesor de matemática.

De Justo brotan muchas ideas sobre lo que haría si hoy estuviera en la escena política, de la cual empezó a alejarse hace unos años luego de que unas mujeres lo denunciaran por supuestos delitos sexuales, casos que se cerraron tras un acuerdo confidencial de las partes y que él prefiere ni mencionar porque los califica de “calumnias”. También se apartó porque su partido, el que él fundó, no le reeligió en la presidencia.

Si estuviera en un partido de origen evangélico de los que actualmente ejercen poder (en los cuales “faltan hormonas”, según afirma), Justo empezaría por ver “qué hacer con la Sala Constitucional, porque no puede ser que esté legislando”. Seguiría defendiendo sus conceptos de “matrimonio”, “familia” y “vida” y  no volvería a permitir que pastores ocupen puestos políticos, aunque él mismo haya invitado tiempo atrás a unirse a sus filas a algunos que llegaron a ocupar escaños, como Carlos Avendaño, Abelino Esquivel o Gonzalo Ramírez.

“Porque denigran el evangelio, si los pastores son llamados por Dios no deben de meterse en política, como dicen, a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Lo que ha pasado con estos pseudo pastores que se han metido a la política, la verdad, es que son unos pobres económicamente, andan buscando a ver de qué viven” sostuvo.

Pero Justo no está en ningún puesto político y casi nunca aparece en el debate público actual.

En cambio, el mensaje que originó su tendencia partidaria no solo se mantuvo sino que se alimentó de eventos inesperados y convirtió a más de un religioso en nuevo político.

O tal vez fueron sucesos esperados por algunos, pero con impactos inimaginables para otros actores que de pronto vieron todo el escenario electoral modificarse tras una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que el 9 de enero -solo un mes antes de ir a las urnas- avaló el matrimonio de parejas del mismo sexo en Costa Rica.

Ese fue el punto de no retorno de una campaña electoral inédita en el país, marcada por debates teológicos y por alianzas y desuniones de religiones que históricamente han sido contrarias.

Fue el caudal que recogió en las urnas de la primera ronda electoral el candidato por Restauración Nacional Fabricio Alvarado, periodista, cantante, predicador evangélico y exdiputado; el elegido por Avedaño y su partido para la misión de llegar a la presidencia.

Tal vez con una estrategia definida para la segunda ronda electoral, Alvarado hubiese sido electo presidente, concluye la politóloga Gina Sibaja. Pero la historia político religiosa de este año dio muchos giros y otro Alvarado, de un partido completamente antagónico a Restauración, llegó a la presidencia gracias a un mix entre el Partido Acción Ciudadana y otros de mayor trayectoria pero que tenían menos respaldo.

Prosperidad política

Del partido Renovación Costarricense fundado por Justo Orozco no quedó ningún diputado en la Asamblea elegida en febrero pasado.

Pero de su hermano separado, que nació de una disputa de Justo Orozco con el pastor Carlos Avendaño se multiplicaron por 14 las curules en febrero y casi surge un presidente de la República. Se multiplicaron y luego se dividieron. Una parte de la grey se quedó con su pastor y los otros se fueron con Fabricio Alvarado, quien volverá a intentarlo con una nueva agrupación llamada Nueva República, en la que afirma que se invitará a personas de diferentes credos.

La razón del crecimiento que tuvo este año el Partido Restauración Nacional tiene diferentes explicaciones, según a quien se le consulte. Su fundador lo explicó argumentando que “el término partidos evangélicos no es el término correcto”.

“Es (partidos) de principios cristianos y eso abarca un gran espectro de la población y uno de los éxitos que ha venido teniendo Restauración Nacional es que la gente se ha identificado con la ideología precisamente por la amplitud, el cristianismo social, los principios cristianos, los principios sociales, (con los que) se identifican la gran mayoría de costarricenses”, expresó.

Su respuesta se asemeja a la del excandidato de su partido, de quien ahora lo separa una disputa porque Avendaño denunció una supuesta estructura paralela en el financiamiento de la campaña electoral.

“El pueblo busca una opción que represente sus principios”, afirma Fabricio Alvarado quien señala que no es un comportamiento exclusivo de Costa Rica, sino que es una tendencia en América Latina. Con esto se refiere, por ejemplo, a las recientes elecciones en Brasil en las que el conservador Jair Bolsonaro llegó a la presidencia de ese país.

Fabricio Alvarado afirma que los partidos de origen evangélico también tuvieron réditos porque durante el periodo en que él fue diputado (2014-2018), en el cual estuvieron otros legisladores del llamado “bloque cristiano”, formado además por Gonzalo Ramírez y Abelino Esquivel (de Renovación) y Mario Redondo (de Alianza Demócrata Cristiana), mostraron que su agenda iba más allá de oponerse al aborto, la fecundación in vitro o el matrimonio gay, y que tenían otras propuestas para el país.

“Nos mostramos como que no éramos monotemáticos”, aseguró Fabricio.

De esos últimos tres, el único que no es pastor evangélico es Redondo y, de hecho, el político exmilitante del PUSC y fundador de Alianza Demócrata Cristiana toma cierta distancia cuando se le consulta sobre este vínculo religioso-partidista, al punto de elaborar una crítica al respecto:

“Creo que es totalmente válido que personas con principios y valores cristianos se interesen en el contenido de las políticas públicas y hagan valer sus posiciones en el marco de lo que permite la democracia. Sin embargo, debo decir que me preocupa como creyente la afectación que un incorrecto manejo pueda causar a la iglesia. Una cosa es la legítima defensa de valores, y otra la manipulación electoral del pueblo cristiano”, indicó Redondo.

“No creo que sea lo mejor para la iglesia que líderes espirituales se conviertan en dirigentes políticos, el llamado es distinto, ellos deben ser sabios consejeros, estar al tanto y aconsejar de lo que pasa en la política pública, pero no descuidar la iglesia por andar haciendo campaña. La verdad es que en mi criterio el nombre de Dios es muy sagrado como para manosearlo por cálculos electorales de nadie”, reprochó.

Durante la anterior composición de la Asamblea Legislativa, los pastores evangélicos, Abelino Esquivel y Gonzalo Ramírez, ocuparon curules. Ambos han estado relacionados a polémicas; el primero por supuestamente cobrar “diezmos” a sus asesores y al segundo por su pasado en el que estuvo en un proceso penal por una supuesta falsificación de una firma. (Foto: archivo)

Redondo cree que la resolución sobre matrimonio igualitario le permitió a Fabricio Alvarado “disparar su discurso, que su discurso de salida de la Corte IDH cale en un sector de población, después de que se habían acumulado algunas cosas”.

Precisamente, esa acumulación de cosas es la que analiza la politóloga Sibaja, quien aunque considera que la respuesta de la Corte IDH fue un punto determinante, no es uno exclusivo para explicar los resultados de la pasada campaña electoral.

Antes de esa resolución de enero de este año, la Corte ya había ordenado permitir la técnica de fecundación in vitro en el país, rechazada por los grupos conservadores.

También, un primer gobierno del PAC allanó el camino para que grupos discriminados, como la población sexualmente diversa, alcanzara derechos, promovió guías de educación sexual para escuelas y colegios y estaba negociando la implementación de la norma técnica para el aborto terapéutico.

Todas medidas a las que los grupos conservadores se oponían desde muchos años atrás sin que sus posiciones tuvieran un impacto real en la agenda pública.

Eduardo Cruickshank y Carlos Avendaño son dos pastores evangélicos que hoy conforman la Asamblea Legislativa. Avendaño ocupa por tercera vez una curul; la primera ocasión lo hizo con el Partido Renovación Costarricense, del cual se separó y fundó Restauración Nacional. (Foto: Katya Alvarado)

La politóloga Sibaja señaló con especial atención la marcha “por la familia” convocada el 3 de diciembre del 2017 y que reunió tanto a católicos como a protestantes.

“Se genera una marcha multitudinaria y además se visibiliza una lucha que tenían en la agenda estos partidos minoritarios, pequeñitos, unipersonales, en una agenda que pareciera coincidir con la parte católica”, explicó Sibaja.

Los eventuales réditos electorales probablemente fueron tentadores para otros candidatos que empezaron a intentar apropiarse de ese discurso que hasta entonces estaba arraigado en un sector. El candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), Antonio Álvarez Desanti; el del PUSC, Rodolfo Piza; y quien entonces tenía un amplio respaldo en intención de voto, Juan Diego Castro, candidato del Partido Integración Nacional (PIN), se acercaron a estas posturas conservadoras.

“Los mismos evangélicos reclaman la apropiación de su agenda por parte de los otros políticos; o sea, los llaman oportunistas. Ellos se dan a la tarea de mostrarse como los baluartes, los que resguardan esta agenda porque era lo único que tenían como agenda”, recalcó Sibaja.

A estos factores se sumaron las redes sociales y la amplísima difusión de un video en donde se veía a la esposa de Fabricio Alvarado expresando que hablaba en lenguas, representando a un sector de la población que tiene prácticas religiosas distintas a las de una mayoría católica en el país.

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Uno de los éxitos que ha venido teniendo Restauración Nacional es que la gente se ha identificado con la ideología precisamente por la amplitud, el cristianismo social, los principios cristianos, los principios sociales, (con los que) se identifican la gran mayoría de costarricenses”.

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“Aunque mucha gente lo pudo haber visto como algo impropio, pero los visibilizó, eso fue viral. Entonces, en esta coyuntura en que estaba polarizada la agenda y solamente de eso se hablaba, porque todos los otros candidatos se sumaron a la agenda de la familia y esto ya estaba caldeado, se da la resolución de la Corte IDH”, señaló Sibaja, quien ve con suspicacia que se haya tratado de una casualidad y lo relaciona más con un cálculo político.

“Hay unas ciertas racionalidades que operan en las personas, entonces la gente dice: ‘Claro, estos son capaces de decir cosas que yo creo o que he oído y que la gente no se atreve a decir”, agregó la politóloga.

El resultado de esa combinación de factores fue que Fabricio Alvarado ganó la primera ronda electoral a la Presidencia de la República con un 25% de los votos y que fuesen electos 14 legisladores restauracionistas (la mitad de ellos pastores evangélicos).

Los resultados de esa primera elección revelaron un claro apoyo de las zonas costeras del país, en las que las comunidades sufren el abandono estatal y en donde “principalmente las iglesias cristiano-evangélicas se han apropiado de funciones de intermediación social de tipo educativo, sanitario, laboral y recreativo”, como lo señala la socióloga Laura Fuentes Belgrave en su investigación “Politización evangélica en Costa Rica en torno a la agenda “provida”: ¿Obra y gracia del Espíritu Santo?”

Mientras, Carlos Alvarado obtuvo en esa primera ronda electoral apenas el 22% de los sufragios y tuvo que recurrir a una alianza con el PUSC para poder ganar la segunda ronda.

El PAC se vio beneficiado también de los errores cometidos por la campaña de Restauración: la falta de estrategia, las divisiones internas entre el candidato y el presidente del partido (que eran evidentes pero se reconocieron solo finalizada la campaña), el hermetismo del candidato restauracionista y de sus diputados, y hasta las críticas de líderes evangélicos a creencias católicas y a figuras tan queridas como La Negrita, así como el miedo a la “neoinquisición”, según la interpretación de Sibaja, sumaron a la derrota del PRN.

El exdiputado Mario Redondo, fundador del partido Alianza Demócrata Cristiana, sostiene que es importante que personas con principios cristianos se involucren en la política, pero que no es bueno que pastores y líderes religiosos ocupen puestos políticos. (Foto: Miriet Ábrego)

La casa dividida

“Una casa dividida contra sí misma no puede permanecer”, dicen pasajes bíblicos del nuevo testamento. Es la frase que menciona Justo Orozco para recordar por qué tiempo atrás él y otros diputados tuvieron dudas sobre si estos partidos de origen evangélico podrían mantener su representación en el Congreso.

Son las mismas dudas que existen ahora, tanto dentro como fuera de estas agrupaciones políticas, sobre su futuro electoral. Dudas motivadas por distintos cuestionamientos de épocas anteriores y actuales.

El mismo Orozco envuelto en un escándalo, el exlegislador Abelino Esquivel denunciado por cobrar dietas a sus asesores y las denuncias actuales de Avendaño sobre la supuesta estructura paralela de financiamiento de la campaña de Fabricio Alvarado y la separación de los diputados electos son algunas pruebas de la “casa dividida”.

“Puede ser que la ciudadanía lo tome a mal y lo castigue electoralmente. Eso no significa que vaya a desaparecer de la esfera pública ni política, pero puede ser que la agrupación se debilite y no tenga tanto resultado como tuvo ahora por la coyuntura”, concluyó Sibaja en su análisis político, que solo el tiempo dirá si se trata de un vaticinio, como aquella idea que le dio un colega al profesor Justo Orozco, en la década de los 80.

En marzo del 2018, cuando el expresidente de la Asamblea Legislativa, Gonzalo Ramírez, presentó su libro “Llamados a gobernar”, expresó: “A los cristianos nos trataban como ciudadanos de segunda categoría, nos pedían el voto cada cuatro años y después se olvidaban”. (Foto: Archivo)

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