La riqueza del yacimiento de oro en Crucitas alcanza unas 64 toneladas de oro, en un área que abarca aproximadamente 126 hectáreas, casi el doble del Parque de la Sabana, y acumula un valor de cerca de $ 2.500 millones (₡1,4 billones), según los análisis realizados durante años por el geólogo Allan Astorga Gättgens.
“El oro no aparece de la nada, ni obedece a la casualidad”, dijo Astorga, al explicar que estos yacimientos se dan porque se encuentran en una zona de características geológicas particulares, de choque de placas tectónicas y en asociación con rocas volcánicas.
Y Crucitas está en el sector norte de las llanuras de San Carlos, donde está el llamado Arco de Sarapiquí. Esta formación de rocas volcánicas del período del Neógeno sobre rocas sedimentarias del Paleógeno se han enriquecido en oro, a partir de minerales cristalizados en una solución acuosa y caliente, de origen magmático.
Así lo explicó Astorga en su informe de 2019 titulado: Crucitas: evaluación ambiental, análisis comparativo y alternativas de solución. Aquí se detalla que el yacimiento de oro alcanza una profundidad de hasta 65 metros. Los primeros 15 metros son de un material que se llama Saprolita, una corteza donde hay oro diseminado.
El impacto de las excavaciones es de gran magnitud, ya que para sacar una onza de oro -como para un anillo de matrimonio- hay que extraer más de 250 toneladas de roca y mineral, señaló Astorga. Una tonelada equivale a 35.274 onzas. A la fecha el precio de la onza de oro está alcanzando $1.900.
Extracción minera ilegal
Desde el 2016 empezó la extracción minera ilegal en el área de Crucitas y se estima que la cantidad de coligalleros (mineros artesanales) varía entre 2.000 y 5.000. Astorga indicó que el oro que están sacando de la parte del suelo llamada Saprolita está en forma de partículas microscópicas, mezclado con las arcillas y limos; entonces, usan mercurio para sacarlo. Para extraer un gramo de oro se tiene que remover cerca de una tonelada de material (Saprolita).
De acuerdo con un análisis realizado por Astorga en 2019, en Crucitas los mineros ilegales han extraído 2 millones toneladas de Saprolita y poco más de 2 millones de gramos de oro (2 toneladas o 72.699 onzas de oro). Considerando el costo del oro en aproximadamente $1.244 la onza (en ese momento), el monto total extraído es de un poco más de $90 millones, según Astorga. Sus cálculos se basan en investigación de campo, fotointerpretación de imágenes satelitales y en las cifras del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Crucitas presentado por Industrias Infinito, que afirmaba que la presencia de oro en estas rocas era de 1 gramo por tonelada, en promedio.
El EIA que presentaba esas cifras fue aprobado por la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) en 2005. Al consultarle a Astorga si podría haber un sub-reporte en esa cantidad de oro presente en la Saprolita y en la roca dura y que el potencial de extracción podría ser mayor si se hicieran nuevos estudios geológicos, respondió que sí.
La Dirección de Geología y Minas (DGM) tiene sus propios cálculos sobre la extracción de oro.
El año pasado, la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (Fecon) interpuso un recurso de amparo contra el Ministerio de Ambiente y Energía y el Ministerio de Salud, por no atender el impacto de la actividad de los coligalleros, sobre todo en el plano de la salud pública, por la contaminación con mercurio de de las aguas superficiales en Crucitas.
La Dirección de Geología y Minas (DGM) tuvo que responder con un informe, en julio de 2019, en el que informó que, según datos del 21 de marzo de 2017 al 31 de diciembre de 2018, se han extraído 149.243 onzas de oro (4.23 toneladas) mediante la minería ilegal en Crucitas. Esto, según la DGM, representa una pérdida para el Estado de $197 millones. El ente señaló que los yacimientos principales que se encuentran en los cerros tienen reservas de más de 2 millones de onzas de oro (56,6 toneladas).
Para la DGM, la solución para descontaminar de mercurio los suelos contaminados por los coligalleros es procesar los sedimentos en una planta de cianuración, con tanques bajo techo y minar el oro que quedó sin recuperar con los sedimentos trabajados por los mineros ilegales. Es decir, hacer una mina para recuperar oro y comercializarlo.
