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Crisis del “caso UPAD” obliga al Gobierno a retomar el discurso multipartidista

La “huella PAC” se difumina en el Ejecutivo y la Comisión Política lo sabe. El presidente Alvarado se agarra de la veteranía del ministro Méndez Mata.

Mucha sorpresa hubo en mayo de 2018 cuando el entonces presidente electo Carlos Alvarado anunció que daría al octogenario Rodolfo Méndez Mata el complicado Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), pero nadie imaginaba que ese veterano de la política tradicional, figura de las décadas bipartidistas, llegaría a ser el rostro que el mandatario escogería como salvavidas político antes de llegar siquiera a la mitad del mandato.

Así fue Méndez Mata, con todo su historial socialcristiano y la reputación que le ha generado la reactivación de la obra pública en estos 20 meses, tomó el micrófono el miércoles 4 de marzo como nuevo vocero de un Gobierno en crisis. Con su voz ronca y la autoconfianza que da toda una vida en la política, el ministro del MOPT llega para liderar un experimento ante la crisis vinculada a la polémica Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD), incluidas las investigaciones judiciales y políticas por supuesta violación de datos confidenciales.

Ese experimento lo presentó Alvarado dos horas después de confirmada la salida de Víctor Morales como ministro de la Presidencia (aquel que llegó hace siete meses con una aparente imagen de retorno a las ideas PAC después de la fallida gestión de Rodolfo Piza), como una manera de reconocer el descrédito que envuelve al Ejecutivo. La visibilidad es la de Méndez Mata, pero trabajará al lado de la ministra a.i. Silvia Lara y la ministra de Trabajo, Gianinna Dinarte, dijo Alvarado a la prensa después de varios días de silencio ante el estruendo del “caso UPAD”.

Es una troika calculada: el veterano Mata (una aparente respuesta a las críticas por “inexperiencia” en el Gobierno) se une a la misma Silvia Lara, que entró hace solo cuatro meses al Gobierno como viceministra después de trabajar por años con asociaciones de empresa privada, después de ser la candidata a la vicepresidencia de la República con el Partido Liberación Nacional (PLN) en 2014 y de presidir el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) en el gobierno de Abel Pacheco, de bandera socialcristiana. La ministra Dinarte, de las pocas que ha ejercido cargos en el gabinete del anterior gobierno del PAC y del actual, proyecta que a la administración aún le queda algo de los colores rojo y amarillo, algo que ella conoce después de haber trabajado más de un año como jefa de asesores de la bancada legislativa oficialista a la que ahora regresó Víctor Morales.

No está claro aún cómo este grupo intentará recomponer la “gobernanza”, como mencionó Alvarado al presentarlos. Méndez Mata tiene voz propia y fuentes internas en el Gobierno admiten que está garantizada la coordinación. No se sabe, por ejemplo, si Alvarado conocía la posibilidad de pedir consejo a exministros de la Presidencia como Rodrigo Arias y Rolando Laclé, ambos representantes de la política tradicional que repudia un sector del PAC. En todo caso, el ministro Méndez no es alguien a quien se le pueda refutar cómodamente en público, aunque sus funciones concretas en la Presidencia están aún por verse durante los próximos dos meses.

La crisis, sin embargo, es tan de hechos (seis bajas por el caso UPAD, una investigación judicial con Alvarado como sospechoso de prevaricar, las cuentas fiscales en rojo) como de imagen y credibilidad. “La realidad política me indica que no tendré la aceptación necesaria con los miembros del Poder Legislativo para promover con éxito las iniciativas del Gobierno”, dijo Morales antes de anunciar que vuelve a la curul legislativa que dejó congelada a mitad del 2019.

También lo dijo con cuidado Alvarado: “reconozco que en las últimas dos semanas se ha generado un ambiente de dudas” y “que sean las otras instituciones, no del Ejecutivo, las que den luz cierta sobre este tema”. Lo pronunció en un acto en que solo aceptó preguntas de dos periodistas, a quienes evitó contestar si para enfrentar la investigación de la Fiscalía o un eventual juicio renunciará a la inmunidad que le otorga su función presidencial. En el fondo, sin embargo, reconoce que su gobierno atraviesa un momento delicado.

El “caso UPAD” coincide con la controversia por medidas adicionales para atender el déficit fiscal y con los calentamientos políticos de cada al 1º de mayo, cuando la Asamblea Legislativa elegirá al directorio que regirá la discusión parlamentaria durante un año en que, además, habrá preparativos electorales. A ellos aludió el mandatario cuando habló de “intereses” que pueden estar sumando calor a la coyuntura actual.

No contaba con que ese calor podía venir del mismo partido de donde vino él. La Comisión Política del PAC, un órgano que no representa a la cúpula del partido pero sí emite las líneas políticas de la agrupación, intervino en la discusión mediante un comunicado en el que refutó palabras de Méndez Mata, aunque bien podrían significar un cuestionamiento contra él mismo.

“La confianza no se recupera pidiendo el consejo de quienes llevaron el país a la ingobernabilidad, postergando soluciones y velando por unos pocos. Los exministros Laclé y Arias son representantes de una etapa de la historia que el país decidió superar, abriendo paso a nuevas formas de gobernar”, se leía en el comunicado que no tardó en recibir todo tipo de críticas y burlas de políticos opositores, e incluso palabras de rechazo de diputados del PAC.

Alvarado no reaccionó de inmediato. Contrapuesto contra ese comunicado, el mandatario parecía quedar del lado de la moderación y la apertura, de la disposición a buscar puentes que lo saquen del acorralamiento. Días después, este martes, contestó en un tuit de claro destinatario: “Mi partido es Costa Rica, desde el inicio de mi administración he convocado a personas de distintos orígenes para trabajar por el país. Continuaré sumando voces para fortalecer nuestra democracia y trabajar por el bienestar de Costa Rica. Es tiempo de construir en unión”, publicó.

Renueva así el discurso de unión nacional sobre el que ganó la Presidencia en segunda ronda y sobre el que formó gabinete para comenzar el 8 de mayo del 2018. Es gabinete ha cambiado ya en un 50% y con la salida de Piza, en julio; parecía recargarse de presencia del PAC, pero las circunstancias actuales obligan a un nuevo ajuste.

“Es un claro esfuerzo para convocar a la oposición, aunque este equipo de crisis es solo una muestra del multipartidismo y una renovación de compromisos mediante un formato amorfo e inédito. De frente está el 1º de mayo y la posibilidad de que esta vez sí la oposición se una y deje fuera de la conducción parlamentaria al PAC”, apuntó la politóloga Eugenia Aguirre, del Observatorio de la Política Nacional (OPN) en la Universidad de Costa Rica.

Aguirre también señala que el nuevo rol de Méndez Mata y de Silvia Lara son una muestra más de la falta de cuadros políticos del PAC, a pesar de los dos períodos presidenciales. Otras figuras menos conocidas y más afines a Alvarado, en cambio, han tenido que dar un paso al lado, como Morales (exjefe de campaña del actual mandatario) y Marcia González, quien fue presidenta del PAC y financista electoral de Alvarado, pero que tuvo que dejar en semanas recientes el cargo de Ministra de Justicia por cuestionamientos en la declaración de impuestos de sus propiedades.

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