País Afirman economistas

Crecimiento acelerado de la economía post-pandemia pierde ritmo golpeado por inflación y regla fiscal

En marzo la producción nacional registró un incremento interanual del 6,8%, un 1,7 puntos menos con respecto al año anterior. El sector de hotelería y restaurantes sigue recuperándose, pero queda atrás la actividad agropecuaria, que decreció 1,8% y persiste afectada la construcción de fin público con una disminución del 21,4%

El crecimiento acelerado de la economía tras el impacto negativo que tuvo la pandemia pierde ritmo rápidamente golpeado por la inflación y el límite a la inversión que tiene el Estado con la aprobación de la regla fiscal.  En marzo la producción nacional registró un incremento interanual del 6,8%, un 1,7% menos con respecto al año anterior, ‘marcado por un efecto rebote’ informó el Banco Central de Costa Rica (BBCR) en el índice Mensual de Actividad Económica (IMAE).

El rebote responde a un fenómeno estadístico normal que consiste en que, después de los choques negativos de una crisis, hay un repunte importante en la producción que luego cae gradualmente hasta normalizarse. Sin embargo, los economistas Fernando Rodríguez y Welmer Ramos apuntan que es importante notar que la curva de desaceleración es pronunciada o que la caída hacia la normalización es ‘muy rápida’. 

Ramos valora el 6,8% como un tasa satisfactoria o aún positiva, y espera que se normalice a 4 o 5%, pero le preocupa que las medidas tomadas por el Banco Central, al subir las tasas de interés, aporten a la tendencia en picada al quitarle capacidad adquisitiva a los empresarios y a las personas. 

De seguir la tendencia el país se estancaría en un nivel de producción menor al que tenía previo a la pandemia y Ramos asegura eso dependerá “de la política monetaria y de la política fiscal que aplique el gobierno porque hay desequilibrios internos importantes y las medidas apresuradas pueden frenar el crecimiento o darle traste”. 

Rodríguez dice hay factores que aportan a la pérdida de dinamismo, aún afectada por la pandemia, como la guerra en Ucrania que aporta a la crisis de abastecimiento de granos, a la inflación -y por lo tanto a la pérdida adquisitiva de las personas- y el aumento en los costos de la energía y combustibles. Por esta razón, considera que la política pública debe ser preventiva de las actividades que directamente se ven afectadas por esta coyuntura. 

Ramos coincide en los impacto de la inflación a raíz de la guerra y valora importante considerar la influencia que tiene el límite del gasto e inversión por parte del Estado en la desaceleración que se refleja, por ejemplo, en el estancamiento la actividad de construcción con destino público con una disminución del 21,4% en el IMAE. 

Otras actividades que decrecieron fueron la actividad agropecuaria, por la disminución en la producción de banano y café, por condiciones climatológica adversas y la enfermedad de la Roya sobre la producción del café, según el informe del BCCR. 

Por otro lado, hotelería y restaurantes presentan un importante crecimiento en la producción  del 58,3%. Esta actividad en conjunto con manufactura y la construcción explican aproximadamente el 60% del crecimiento interanual reportado, dice el informe, sin embargo, hotelería y restaurantes aún no alcanza los niveles previos a la pandemia y Rodríguez valora difícil que se recupere completamente durante este año.

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