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Creciente clima de desconfianza informativa también afecta a Rodrigo Chaves

Mayoría de actores públicos perdieron credibilidad en el último año y el mandatario fue el que más subió en “baja confianza”, aunque los peores lugares los ocupan diputados, ministros e influencers u opinadores en redes sociales, según la II Encuesta sobre libertad de expresión y confianza en medios de comunicación de Costa Rica de Proledi-CIEP de la UCR. El periodismo televisivo conserva audiencia, aunque muchos evitan las noticias

Costa Rica aloja un ambiente creciente de desconfianza ante las informaciones sobre asuntos públicos que también salpica la credibilidad del presidente Rodrigo Chaves, a pesar de su considerable popularidad, pues en un año aumentó un 20% el grupo de personas que le acredita baja confianza a lo que él difunde en sus espacios.

Rodrigo Chaves fue el actor público que más aumentó su porcentaje de “baja confianza”, al pasar de 42,6% a 51,7%, de acuerdo con la II Encuesta sobre libertad de expresión y confianza en medios de comunicación de Costa Rica, hechas por el Programa de Libertad de Expresión y Derecho a la Información (Proledi) en alianza con el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Esos 9 puntos de diferencia representan un 20% de lo que se reportaba en 2023.

De esta manera, Rodrigo Chaves forma parte del clima de actos públicos en los que la gente confía poco como fuente informativa, liderado por los diputados (72% de los encuestados dice que tiene “baja confianza” en ellos), influencers u opinadores en redes sociales (69,8%) y los ministros y ministras de Rodrigo Chaves (68,4%), muestra el informe basado en encuestas elaboradas en el mes de octubre.

Un 62,7% acredita baja confianza a “las redes sociales” en general y, en quinto lugar, aparece Chaves, quien suele ser el presentador de las informaciones oficialistas en el programa televisado de los miércoles, así como discursos en actos oficiales o cadenas de televisión.

“Es posible observar que la categoría de confianza baja aumentó en la gran mayoría de los actores por los cuales se consulta: las personas cercanas como amigos o familiares (+6,38), los ministros y ministras de Gobierno (+8,23), los diputados (+2,28), los periodistas (+0,81), los analistas que participan en medios (+3,41), los noticieros o programas de radio (+2,74), los noticieros o programas de televisión (+6,55), las Universidades públicas (+1,65) y hasta la iglesias (+4,84) ahora tienen una confianza mucho más baja que la del año pasado”, dice el informe.

Solo recuperaron confiabilidad los influencers, las redes sociales y la prensa digital o impresa, actores que, sin embargo, ya padecían considerables porcentajes de desconfianza de parte de la población.

De esta manera, se consolida un clima generalizado de incredulidad sobre asuntos de interés público, más allá de los hábitos de consumo de información que tengan las personas y de que un tercio o menos confía en los periodistas o espacios periodísticos.

Los actos públicos que aparecen con “alta confianza” son las universidades públicas (pese a las frecuentes críticas de Chaves semanas atrás), pues salen con 62,7% de esa calificación y solo 18,4% de “baja confianza”. Le siguen las “personas conocidas”, en quien confía mucho el 40,7% de los encuestados y muy poco el 36%.

Otra pregunta compara el nivel de confianza específico de las personas sobre el trabajo de periodistas y decayó de 61,4% a 51,7% entre 2023 y 2024, aunque al consultarse sobre el trabajo de medios de comunicación pasó de 32,6% a 35,6%.

Noticias de TV resisten

En medio de esta atmósfera de desconfianza informativa, la televisión permanece como principal fuente de noticias en Costa Rica, pese al aumento de relevancia del consumo de redes sociales y aplicaciones de mensajería (WhatsApp), que superan  a los noticieros de radio y la prensa escrita.

Un 29,2% dice que siempre ve noticieros de televisión nacional y 23,4% dice que lo hace regularmente. Es decir, más de la mitad se suele informar por los servicios periodísticos televisivos, algo que solo hace el 17,8% con la radio o el 22% con la prensa escrita. Un 48,4% dice que jamás escucha noticieros de radio y 42,7% dice que nunca lee noticias impresas ni en digital.

En cambio, 45,1% dice que siempre o con frecuencia se informa mediante redes sociales, aunque no se especifica cuánto de este porcentaje se refiere a cuentas pertenecientes a medios de comunicación. Esta misma duda queda para el 28% que respondió que suele informar mediante aplicaciones de mensajería de texto.

“Esto podría sugerir un posible patrón de consumo mixto, en el que las personas buscan y acceden a noticias tanto por televisión como por plataformas”, dice el informe de Proledi.

“Pareciera que el escenario de un desplazamiento total de los medios ‘clásicos’, que muchas veces se proclama, aún no ha ocurrido. Más bien, la televisión persiste en la dieta informativa de las personas junto a ciertas plataformas digitales, y sigue siendo uno de los medios de referencia”, añade.

El estudio de Proledi muestra una tendencia de menos consumo de noticias en plataformas periodísticas: un 48% contesta que consume menos noticias que antes.

Eso se debe no solo al cambio tecnológico y a los hábitos de las nuevas generaciones, también hay una evasión consciente de las personas por diversos motivos, pues 52% dice que ha evitado leer noticias.

Entre este grupo, un 23,7% justifica que las noticias “son amarillistas”, el 21,5%  aduce que “dicen mentiras” y un 15,4% afirma que las informaciones perjudican su salud mental, aunque entre mujeres este último es el principal motivo. El dato entre hombres apunta como mayor razón a las “mentiras”.

En este panorama sobresale otro dato relacionado a la sostenibilidad de los medios periodísticos, pues, en la actualidad, un 12,5% paga alguna suscripción y solo 16,3% estaría dispuesto a hacerlo en el futuro.

Este dato aumenta el desafío de los medios de comunicación que, en general, tienen menos audiencia que en el pasado y que, al mismo, tiempo enfrentan dificultades para seguir operando.


 

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