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COVID-19: ¿Cómo se vive el aislamiento fuera del país?

Hay mucha información oficial sobre cómo el virus ha atacado en diversos puntos del orbe, de ahí que UNIVERSIDAD se dio a la tarea de conocer lo que vive la gente, cómo se vieron sus rutinas interrumpidas y los_verdaderos_temores_que existen.

Llegó de forma silenciosa, lejano a nuestras realidades y en tiempos de celebración a finales de diciembre; se instauró primero en una ciudad remota de Asia, en Wuhan, que pese a lo que muchos creen no es un pueblito, sino una de las metrópolis más conectadas de China y donde viven 11 millones de personas, de hecho, es la sétima ciudad más grande del país asiático y número 42 del mundo.

Así, despacio y sin mucha información, el COVID-19 se fue expandiendo entre la población de esta ciudad, y pronto el Gobierno central estableció aislamiento y cuarentena, se suspendieron vuelos, trenes, clases, trabajos y se construyeron hospitales en diez días. Pero no fue suficiente, el virus rápidamente cruzó las fronteras.

A finales de marzo, el mapamundi se pinta de virus, se contabiliza un total de 194 países contaminados, algunos con cifras de infectados y muertos vistos únicamente en películas de Hollywood. Pero no; es real, la gente está perdiendo a sus seres queridos, las economías están en riesgo, hay miles de desempleados y existe verdadero temor.

La seriedad con la que cada nación se toma el riesgo varía, hay países que parecen zonas desoladas, con fuertes restricciones gubernamentales, exigencia al aislamiento y toques de queda; sin embargo, otros países simplemente hacen recomendaciones y la gente sale a las calles, otros consideran que no están en peligro.

Lo cierto es que las cifras hablan por sí solas, el COVID-19 ha infectado a más de 805.000 personas en todo el mundo, la mayoría en Estados Unidos con más de 164.700 casos diagnosticados; Italia contabiliza 101.739 personas contagiadas con el virus y España suma un total de 94.400 positivos, según los reportes de cada nación al cierre de esta nota.

Por su parte, Francia registra 45.171 casos; Alemania, 67.051; Suiza, 16.176; Reino Unido, 25.150; Países Bajos, 12.595; Israel, 4.781; Noruega, 4.495; Suecia, 4.028; Canadá presenta 7.448 contagios; Brasil, 4.661; Chile, un total de 2.249; Ecuador, 1.966. En Sudáfrica existen 1.326 casos; en México, 1.094; en Perú, 950; en República Dominicana, 901; en Colombia, 798; en Costa Rica, 347. La lista puede continuar, además que cada día se suman nuevos casos, no solo de personas contagiadas, sino también de fallecidos.

UNIVERSIDAD conversó con personas en diversas partes del mundo para conocer cómo es el día a día con el virus, qué restricciones se han implementado en sus países y cómo se las ingenian para garantizar la comida, el trabajo y las necesidades básicas.


Ghana: un país basado en la economía informal

José Ignacio Martínez

“Ghana, como otros países de África, mira con recelo la crisis del coronavirus que asola Europa estos días y deja a su paso miles de muertos”, aseguró en un reportaje José Ignacio Martínez para el periódico El País de España.

Martínez contó a UNIVERSIDAD que de momento en esta nación sudafricana no hay orden de confinamiento, aunque el presidente sí anunció que se establecerían restricciones.

“La gente sale normal a la calle; los negocios, mercados y empresas continúan trabajando con normalidad, pero hay que entender que el 25% de la población vive bajo el umbral de la pobreza (con $1,5 diarios), a pesar de ser uno de los países más ricos de África; el tema de los emprendimientos y los negocios tienen un fuerte peso”.

Al 31 de marzo en Ghana, África, se contabilizan 152 personas contagiadas con COVID-19 y cinco personas fallecidas, pero aún no se decretan medidas. De hecho, en este continente, solamente Senegal, Ruanda y el Congo han establecido aislamiento. Eso sí, hay cierre de fronteras y un temor generalizado.

Para Ignacio Martínez, el continente africano, que está compuesto por 55 países, con graves problemas de hacinamiento, pobreza y sistemas sanitarios con escasos recursos tendrá como una tarea casi imposible contabilizar la afectación por el virus.

“Hay temor en la población porque la economía es prácticamente informal, la gente necesita salir a la calle para vender y para comer, si no no comen. Los precios están subiendo mucho porque los países de África han decretado el cierre de fronteras, aunque si hay disponibilidad de alimentos se han visto compras masivas”.


“L`abbiamo fatto troppo tardi”  (“Lo hicimos demasiado tarde”)

Lucio Ariaudo- Italia

Para Lucio Ariaudo, sus días son extraños, él vive al norte de Italia y ahora casi ninguna persona sale de su hogar; hay temor, pero también preocupación porque las personas empiezan a quedarse sin dinero.

Explicó que hay que entender bien lo que sucede en Italia, porque todo varía según cada lugar. Lucio vive en la región de Piemonte, allí no hay tantos casos como en otras zonas, pero está cercano a Lombardía (región más afectada por el COVID-19).

La afectación del COVID-19 se ha presentado en las regiones del norte, donde por cierto tienen los mejores sistemas de sanitarios del país; incluso, la preocupación es que se extienda a territorios del sur, pasando las fronteras de Roma.

“Italia fue el primer país en presentar casos, después de China, pero al principio la gente no tomó en cuenta las advertencias. A mediados de febrero, la situación se precipitó, los números de enfermos comenzaron a ser exponenciales y empezó a morir mucha gente. Ahora cada día los datos se elevan, estamos viajando con una media de 800 muertes por día.

“Muere más gente de la que nos dicen, y ya no son sólo los mayores de 80 años, también hay jóvenes falleciendo. Aunque vemos que una generación entera de abuelitos está muriendo”.

Hace tres semanas ya se habían establecido las normas restrictivas, pero al salir del invierno la gente no lo tomó en serio –relata Ariaudo–, y los primeros días salían a pasear; otros, al ver las medidas, se fueron a sus regiones nativas y eso pasó la cuenta, porque tomaron trenes y atravesaron el país.

Hace un par de semanas las restricciones son más fuertes, no se puede salir, sólo para lo estrictamente necesario. Inicialmente se estableció el teletrabajo, pero no fue fácil, porque no todos los empleos se pueden hacer de esta forma, y aunque el Gobierno estableció el pago del 80% a los asalariados, toda la gente que se quedó sin trabajo o que trabajaba en lo informal no tiene ingresos.

“La situación es difícil, dijeron que el encierro sería hasta el 3 de abril, ahora lo extendieron 15 días más. Las escuelas están cerradas, la gente no tiene dinero, muchos llegan a los supermercados, llenan sus carritos, pero al llegar a la caja no tienen efectivo para pagar; faltan respiradores para los enfermos de terapia intensiva; hacen la prueba sólo al que tiene síntomas; hay muchas personas enfermas en los hogares de ancianos, esas casas están cerradas y no tienen contacto con la gente de afuera; la gente se muere sola; el personal sanitario se enferma también; es caótico. Lo hicimos demasiado tarde”.


“En Chile, la gente no lo toma en serio”

Ana Suárez-Chile

 Ana (nombre ficticio para guardar confidencialidad) es médico en la ciudad de Temuco, al sur de Chile, y asegura que antes del primer caso detectado de COVID-19 (el 13 de marzo) no se ha había impuesto ninguna medida, “la gente pensaba que era un chiste, inclusive muchos pensaron que eran estrategias del Gobierno para parar las marchas que estaban planeadas.

“Los primeros contagios se dieron por personas que no respetaron la cuarentena, por ejemplo, uno se fue al gimnasio y de ahí salió un foco de 60 personas; otro que sabía que era positivo se escapó de Santiago (capital de Chile) y se trasladó a Temuco, fue a una discoteca y a un matrimonio, hoy hay 300, pero sólo se le toma el examen a los casos complicados y el resultado tarda unos cuatro días, sobre todo si se realizan en regiones.

“Hemos vivido una cuarentena progresiva, dependiendo de la zona del país, hay toque de queda a partir de las 10 de la noche y hasta las 5 de la mañana, pero la gente no termina de tomar conciencia”, sentenció Suárez.

“Los militares que andan en las calles por las noches tienen mascarillas y guantes de buena calidad, pero en el sistema de salud no contamos con el equipo ideal”.

Ana reveló que sólo el 8% de los casos de Chile ha presentado fiebre, la mayoría con dolor de cabeza y dolor de pecho; las filas para el supermercado o la feria son enormes, los trabajadores independientes salen a trabajar, los supermercados no están abastecidos, sobre todo de cosas de aseo; los niños siguen saliendo a jugar, la gente sigue viajando y hay muchos jóvenes (30 o 40 años) que se han complicado con el virus.

El examen debe pagarse y su costo es de unos 25.000 pesos chilenos (unos ¢17.000).


“Todos fuimos cómplices de pensar que el virus se iría solo”

Allan Carrillo-Reino Unido

Reino Unido es uno de los países europeos que menos medidas restrictivas han implementado, lo que les ha pasado la factura, pues al 31 de marzo contaban con 25.150 personas contagiadas.

“En febrero todo estaba tranquilo, vimos cómo en otros países de Europa se daban focos de infección y mayor contagio en algunas partes de Reino Unido, Escocia e Irlanda, pero nadie le daba importancia, no fue hasta que se comenzaron a cancelar viajes, a cerrar fronteras, a cancelar festivales y eventos que la gente cayó en cuenta”.

Detalla que hasta un par de semanas se pusieron medidas, lineamientos de higiene, que la gente con riesgo se quedara en casa y la mayor crítica es que el sistema de salud no es tan eficiente, pues por años ha estado desfinanciado.

“El problema es que no le dicen a la gente que no salga, sólo lo sugieren. Hay posibilidad de salir a hacer ejercicios una vez al día, muchos patronos no permiten a la gente hacer teletrabajo, los trenes y buses están llenos de gente porque bajaron la frecuencia o cerraron algunas vías; muchos del sistema de salud se están enfermando y las clínicas públicas enviaron un mensaje a los pacientes indicándoles que no vayan, que si tienen síntomas se queden casa y sólo si están graves llamen a una ambulancia. Aun así, mucha gente sigue saliendo”.


Alemania: Cronología del virus

Gabriel Zahner-Berlín

Alemania, enero 2020: La vida concurría normalmente. Se escuchaban rumores de una enfermedad proveniente de Asia, más específicamente China. Había menciones sobre su capacidad de esparcirse a gran velocidad, no obstante, se veía como un problema externo que creía, muy extrañamente podría afectar a la región germánica.

Alemania, febrero 2020: La vida seguía recurriendo normalmente. Familias y amistades se ven con regularidad y las jornadas de trabajo son de 9 a 5.

Alemania, inicios de marzo 2020: “Esta enfermedad que se veía tan lejana y ajena comenzó a extenderse a nuestra parte del hemisferio. España e Italia comenzaron a verse muy afectadas. Alemania y sus ciudadanos seguían con sus vidas, a pesar de conocerse ya casos. Cuando la cantidad de casos aumentó y negocios como restaurantes y hoteles se vieron afectados, el Gobierno decidió cerrar escuelas y universidades hasta finales de abril, igual centros de recreación como bares, restaurantes, clubes y museos. Los alemanes comenzaron a hacer teletrabajo y los que dependen del comercio o servicios tuvieron que firmar un contrato temporal que establece el pago del 60% de su salario. La gente comenzó a comprar ‘como hamsters’ y los supermercados limitaron la compra de ciertos productos”.

Alemania, mediados de marzo 2020: La Canciller Angela Merkel dio un comunicado en las noticias nacionales (generalmente lo hace a finales de año) sobre la gravedad de la situación, que la gente no debía salir a menos que fuera necesario y no interactuara con otros, pues muchos jóvenes no habían hecho caso a las normas de restricción.

Alemania finales de marzo 2020: La cifra de infectados llega a los 67.051, pero el Gobierno y los centros de salud trabajan fuertemente para evitar que los servicios colapsen y que los pacientes se curen, para evitar la mayor cantidad de bajas posibles.

“En las ciudades el silencio es abrumador, pero increíble. El flujo de personas muy irregular. Saber que una ciudad de más de cuatro millones de habitantes como es Berlín esté tan tranquila y silenciosa da un espacio a reflexionar lo frágil que es el ser humano y como no se debe subestimar a la madre naturaleza. Como decimos en Alemania ‘Bleib Gesund und zu Hause’ (Manténgase sano y en casa)”.


“En Israel, las calles están vacías”

Gastón Muller

“En Israel, desde el 16 de marzo, estamos en aislamiento en nuestras casas; la gente prácticamente no trabaja, solo las de supervivencia, como los supermercados, bancos y farmacias, todo lo demás está cerrado”.

Explicó que las empresas privadas sacaron a todos los empleados a vacaciones y ahora todos tienen que ir al desempleo (reciben un 70% del salario) por uno o dos meses que dure esta cuarentena, unos 750.000 desempleados nuevos salieron a vacaciones sin saber cuándo van a volver a su trabajo y si tendrán vacaciones al regresar, por lo que la presión económica es muy fuerte en este país.

“No tenemos problemas de abastecimiento, hay bastante comida en los supermercados, pero las calles sí están vacías, de hecho, solamente se puede salir a cien metros de la casa, para eso hay que llevar el DNI (identificación) que contiene el dato del domicilio, y si va más largo de esa distancia la policía lo multa con unos $120”, contó Gastón Muller.


“La información nos desborda y hay una gran carga emotiva”

Andrea Murillo

Madrid-España

“A principios de marzo, cuando la situación estaba muy avanzada en China e Italia se hablaba con preocupación en España, no se tomó ningún tipo de medidas, incluso yo realicé un viaje de trabajo a Montevideo (Uruguay) y estando allá se establecieron restricciones, como cerrar los aeropuertos a españoles y otros. Regresé el 15 de marzo, fue en ese momento en que se intensificaron, comenzamos el teletrabajo, con servicios esenciales abiertos y otro tipo de trabajos, pero todo lo relacionado con ocio cerrado”.

A la fecha, en Madrid, España, las restricciones se han incrementado, la cantidad de contagiados y de muertos sobrepasa el estado de ánimo de las personas, quienes se ven invadidas por la información y la carga emotiva de encontrarse en aislamiento. Según Andrea, la situación se agrava, ya que en esta región las casas son pequeñas y muchas no tienen áreas verdes ni balcones.

“La gente comienza a tener problemas para dormir y hay casos dramáticos que tocan el corazón, como los asilos de ancianos, donde han encontrado personas fallecidas en sus camas y ni siquiera se sabe si son casos reportados. En los barrios, las personas organizan juegos para los niños, cada uno desde sus casas; otros ayudan a los adultos mayores para que no tengan que salir de sus hogares y existe una dificultad real: el equipo de protección es escaso, pues se depende de la importación desde otros países. Muchos funcionarios sanitarios no tienen acceso a los tests y otra gran cantidad se ha contagiado”.

Añadió que observa la situación de Costa Rica y le asombra ver que la gente no siga las medidas; además, que los hospitales privados estén cobrando hasta $1.000 por hacer la prueba, lo cual le parece astronómico, pues en Madrid el cobro no supera los $150.


“En EE. UU., las medidas de contención dependen del Estado”

Lisa Fonseca

Nueva Jersey-Estados Unidos

Desde hace un par de semanas comenzó la cuarentena en Nueva Jersey, y ya comenzaron a decaer los empleos en peluquerías, salones de uñas, restaurantes y en servicios domésticos, área en la que trabaja Lisa Fonseca, quien ha visto disminuidos los ingresos para mantenerse a ella y a sus dos hijas.

Las personas que trabajan en empresas están aplicando las pólizas de desempleo que cubre algún tiempo; las escuelas cerraron el 13 de marzo y los estudiantes reciben las asignaciones por Internet.

“La cuarentena aún no es obligatoria, pero desde las 8 de la noche a 5 de la mañana es prohibido salir, las medidas dependen del Estado, pero acá la gente permanece en sus casas y sólo se va a supermercados o farmacias. Para los indocumentados no hay ningún tipo de ayuda, solamente algunas iglesias y organizaciones que dan comida, y en las escuelas reparten paquetes con desayunos y almuerzos para tres días, yo voy cada vez que puedo”.

Considera que el Gobierno central no ha tomado la emergencia como debió; en lugares como New York, de cada 10 personas cuatro han perdido su empleo por el nuevo coronavirus; los servicios de salud están saturados y están pidiendo ayuda al presidente Donald Trump para que envíen ayuda, mascarillas, equipos y kits.


En los pueblos pequeños de Italia la gente sí acata

Stefania Pellegrino

Centallo Cuneo- Italia

“Nosotros acá vemos que la situación es un poco distinta a las grandes ciudades de país, en los pueblos pequeños la gente ha acatado inmediatamente estar en casa, de hecho, no nos movemos de casa desde hace 19 días, mientras vemos en las grandes ciudades que la gente inventa cualquier excusa para salir”.

Stefania Pellegrino contó que ha notado que los jóvenes se adaptan mejor a la situación, mientras que la gente mayor tribula, ya que la mayoría está sola en casa.

Otra diferencia que nota es que en las grandes ciudades de Italia hay grandes filas y los supermercados están vacíos, mientras que en su pueblo hay mucho orden y abastecimiento.

“Ahora decimos que con estos números esperamos que la gente entienda que no deben salir y lograr ver mejorías; aunque aún no lo vemos, es una esperanza”.


La emergencia se ha politizado en EE.UU

Silvia Soto

Ventura-California

“California (con más de 40 millones de habitantes) es el tercer Estado de más contagiados en Estados Unidos, con más de 6.000 confirmados con COVID-19 a la fecha y más de 100 muertos, pero se dice que el dato está muy por debajo de los números reales, pues muchos no tienen seguridad social y tendría que pagar de su bolsillo la atención y es muy cara.

Desde el 19 de marzo, las autoridades dieron la orden de estar en casa y se ha ido restringiendo. Hoy todas las escuelas y todos los colegios están cerrados, así como negocios de servicios no indispensables; además, no pueden estar más de 10 personas reunidas en un solo lugar.

De acuerdo con Silvia Soto, mucha gente está trabajando desde la casa y aquellos que están en áreas de servicios como restaurantes o de limpieza, que trabajan sobre todo por horas, están sin empleo.

“Hay mucho temor en la población, la medicina no está socializada y probablemente muchos contagiados están en su casa. Además, desde hace unas tres semanas vamos a los supermercados y no se consiguen cosas básicas; por ejemplo, no hay pastas, arroz, frijoles, productos de limpieza, papel higiénico, servilletas, pan. Al ver eso crea pánico, porque es una sociedad acostumbrada a tener de sobra”.

Considera que desde el Gobierno central no se ha dado un abordaje de prevención, debido a que se ha politizado mucho por el temor de que la economía baje mucho, sobre todo en un período pre-electoral.


“En Panamá las calles están vacías”

William del Carmen Ábrego

Panamá

“Yo vivo a 45 kilómetros de la ciudad, en Panamá oeste. Somos gente de barrio y estamos acatando a un 100%, solamente he salido dos o tres veces al supermercado y al médico”.

Aseguró que hay temor de andar en las calles, de contagiarse y sobre todo la policía, enfermeras y quienes atienden la emergencia. Por lo demás, las calles están vacías, la mayoría de la gente no está trabajando, solo bodegas donde empacan alimentos, farmacias, clínicas, supermercados, hay horarios para ir al supermercado y se hace con el número de cédula.


 

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