País Carlos Alvarado, aspirante presidencial del PAC

“Costa Rica está en riesgo de que perdamos el camino republicano”

“Somos como Sísifo” dijo entre risas Carlos Alvarado, al referirse a que una vez más, el Partido Acción Ciudadana (PAC) inició un proceso

“Somos como Sísifo” dijo entre risas Carlos Alvarado, al referirse a que una vez más, el Partido Acción Ciudadana (PAC) inició un proceso electoral abajo en las encuestas y, sin embargo, logró colarse en la segunda ronda.

Alvarado es periodista y politólogo y en una entrevista concedida a UNIVERSIDAD, se refirió a particularidades de la campaña, insistió en la necesidad de lograr acuerdos con otras fuerzas políticas y recalcó la necesidad de llevar a cabo profundas reformas institucionales en el país.

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‘‘La gobernabilidad y el tema fiscal. Esa es la primera etapa de un Gobierno, tiene que afrontar eso de lleno y abordarlo con algún grado de éxito nos abre la puerta para trabajar otras agendas de manera conjunta con buenos resultados: seguridad, educación, transporte público, empleo con enfoque territorial. ”

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La próxima edición de UNIVERSIDAD ofrecerá una entrevista con su contrincante en la segunda vuelta, Fabricio Alvarado, del partido Restauración Nacional, a quién no fue posible entrevistar a profundidad, pues dijo que se tomaría dos días de descanso tras la elección del 4 de febrero.

Una cosa es ir a segunda ronda contra el PLN, que al menos en el papel es social democracia, y otra ir contra el fundamentalismo religioso. ¿Cómo hace el balance de ese resultado y cómo planea una campaña política que puede ser intensamente polarizante para el país?

-Va a ser polarizante en la medida en que los actores quieran que sea así. Eso no es lo que necesita el país ahora, necesita hablar de temas de fondo, como el déficit, transporte público, educación, temas ambientales, el desempleo. Los monotemas no ayudan a resolver eso, por ello creo que la campaña debe ser de una diversidad temática importante.

Es previsible que Fabricio Alvarado construya su campaña alrededor de términos como “ideología de género”, “familia” o “valores” ¿Tiene necesidad de contestar en ese mismo terreno de juego?

-Nosotros somos fuertes en el campo de los argumentos y el debate. Por ejemplo, si algo quedó de la campaña en su primera parte, fue el abuso de las etiquetas sin profundizar. Hoy en Costa Rica hablamos la “ideología de género”, pero cuando uno le pregunta a cualquier persona -político o en la calle-, nadie sabe lo que es y es una categoría que se usa como si fuera válida de debate. Hay que deconstruir ese discurso. Lo que calificó como “ideología de género” es un cúmulo de nociones equivocadas, para generar miedo.

Es muy importante hablar de los principales temas que agobian a la ciudadanía y demostrar que tenemos una propuesta concreta, profunda y equipo para hacerlo.

Esos temas serán los que interesen a otras fuerzas políticas. Usted ha dicho que evita dar nombres de un eventual gabinete para dar espacio a gente de otros partidos…

-Lo que he dicho es que lo que necesitamos no es eso, es un Gobierno de unidad nacional que literalmente ponga como objetivo central a Costa Rica.  Si hay un mensaje claro que lanzó la ciudadanía, es que el congreso va fragmentado otra vez y que para sacar adelante los problemas que tenemos como país necesitamos dialogar.

Esto nos obliga a explorar experiencias como la alemana, la misma forma en que el parlamentarismo forma Gobiernos.  Tal vez Costa Rica por su estructura no lo ha hecho aún, pero ya el manual de política del bipartidismo no sirve.

¿Va a tratar de formar su gabinete imitando de alguna manera el sistema parlamentario de hacer Gobierno con otros partidos?

-Lo que voy a buscar es tener una agenda común y darle gobernabilidad al país, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo y en el proceso ganar la elección. Costa Rica no solo necesita alguien que gane una elección, necesita alguien que gane y gobierne.

Carlos Alvarado reconoció que “las creencias y la religión están intrínsecas en nuestra población, pero se han utilizado para cruzar la frontera política”.

Respecto del tema de seguridad y la epidemia de homicidios que se vincula al crimen organizado, hay analistas que han criticado al PAC fuertemente por ejemplo por colocar en el Viceministerio de Presidencia a Ana Gabriel Zúñiga, pues en ese puesto le corresponde presidir el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), sin tener formación en temas de seguridad o inteligencia. ¿No sería inteligente para su campaña adelantar quiénes serán encargados de seguridad?

-Es uno de los temas importantes en los que hay que llegar a un acuerdo, que primero tiene que pasar por medidas, por un programa, y eventualmente pasará por personas, no al revés. El error sería hablar de personas antes que de objetivos.

Esa materia es un tema importante para la ciudadanía y el próximo Gobierno tiene que tener resultados.

¿Cómo va a tener resultados casi de inmediato para bajar la tasa de homicidios?

-Hay que entender que se ha, al menos, triplicado la cantidad de droga que transita de sur a norte por los procesos de paz, por ejemplo, porque ya no se fumiga como se hacía en los campos de cultivo de los países más al sur.

Necesitamos trabajar más de lleno esa estrategia, incrementando nuestra presencia pero también nuestra prevención. Son planes integrales para hacer esto. No visualizo una solución de una única dirección, tiene que ser con varias medidas y eso también requiere el concurso de varias fuerzas, tanto políticas como sociales para abordarlo en conjunto.

¿Con qué personas de otras fuerzas políticas ha hablado? ¿Cómo avanza el proceso de “tender puentes”, en el que ha insistido desde que cerraron las urnas?

-Hemos hablado telefónicamente con los otros candidatos para hacer los contactos iniciales. Es un proceso que tomará algún tiempo, tampoco es tanto, para dialogar, ver qué están pensando.

Todo el mundo quiere voz y voto en el tema fiscal, hay partidos cuyas propuestas no necesariamente son consonantes con las del PAC y termina siendo una discusión bastante técnica, en primer lugar sobre cómo lograr coincidencias y acuerdos para lograr la gobernabilidad que menciona, y en segundo lugar, para que el tema sea potable para la población.

-Ese será uno de los puntos centrales en el diálogo. Coincido en que es un tema técnico que no solo se puede abordar desde el punto de vista del discurso político, hay que hablarlo con números en la mano, con propuestas concretas y con impactos. También hay que hablarlo sectorialmente, porque las diferentes medidas afectan de manera distinta a sectores; la discusión tiene que ser integral para no generar resistencias absolutas que nos mantengan en el estancamiento que tenemos en esta materia de más de 16 años.

En la campaña se presentaron muchas propuestas sobre cómo resolver el tema de la movilidad urbana y el transporte público. ¿Cómo va a resolver en el contexto de déficit fiscal, más una muy fraccionada Asamblea Legislativa, para hacer las inversiones que se requieren, por ejemplo para llevar a cabo el tren eléctrico?

-El tema de tren eléctrico es posible a través de un préstamo que se tramita con el Fondo Verde, que es una agencia de financiamiento, tiene que ir a la Asamblea Legislativa y por eso también es importante tener un acuerdo de fuerzas.

Lo importante para que muchas cosas salgan adelante es que un Gobierno solo podrá hacer mejoras administrativas, podrá controlar el Ejecutivo y los decretos, pero no tendrá control sobre presupuesto o sobre modificaciones legales. Por eso requerimos hablar y llegar a puntos de acuerdo y eso va a ser lo más importante en los próximos días.

Uno de los resultados más interesantes de la elección es la hemorragia de votos que tuvo el PLN, sobre todo en zonas costeras. Alguna gente terminó en el abstencionismo, muchos en el voto religioso probablemente porque hay muchas iglesias funcionando en esos sitios.  ¿Teme usted que se está borrando la división que debe haber entre política y religión?

-En la campaña varias veces se cruzó esa línea, el TSE lo señaló. Las creencias y la religión están intrínsecas en nuestra población, pero se han utilizado para cruzar la frontera política. Creo que hay que devolver el agua a su cauce en esto y por eso es tan importante hablar de los temas de fondo, no solamente de temas que, si bien son importantes, exacerban posiciones radicales. Ese va a ser uno de los retos en los próximos dos meses.

Uno de los errores de la administración Solís ha sido el manejo del Ministerio de la Presidencia. ¿Qué características debe tener la persona que vaya a ocupar esa cartera en su eventual gobierno?

-Tenemos que tener a alguien dedicado a la relación legislativa, yo hablaría casi de un ministro de coordinación con el Congreso, porque ya tiene suficiente tarea el Ministerio de Presidencia de coordinación interna del gabinete, como para coordinar con muchas fracciones con mucha complejidad.

Como aprendizaje, ha faltado esa comunicación, diálogo y capacidad de transar, pero lo que estoy proponiendo es atenderlo ya, de una forma abierta y transparente.

Es decir, la coordinación con la Asamblea Legislativa no necesariamente será asumida por la persona oficialmente designada como Ministro de Presidencia.

-Correcto.

¿Puede potencialmente ser una vicepresidenta?

-Puede potencialmente ser alguien a nivel de ministro o ministra, que tenga eso delegado como su responsabilidad, máxime si estamos hablando de un Gobierno de unidad nacional que va a requerir de ello en la Asamblea Legislativa.

Hay quien ha planteado que al poder económico le es más fácil pactar con Fabricio Alvarado que con el PAC. ¿Considera que hay un desequilibrio de fuerzas en ese sentido?

-No, creo que esa es una afirmación que parte de la ansiedad y la preocupación. Confío que vamos a ser un Gobierno equilibrado, que no sea cooptado por un sector o por otro, sino que reúna la diversidad que tiene el país.

Incluso antes de que concluyera la primera etapa de la campaña, he dicho que convocaré a un diálogo con el sector empresarial, con el sector laboral sindical y con las fuerzas políticas para dar solución a temas; primero el fiscal.

¿Cuáles son los puntos de encuentro entre la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) y los sindicatos?

-Varios: la informalidad afecta tanto al sector empresarial como al sector laboral, por la competencia desleal y evasión, y por la desprotección de muchos trabajadores y trabajadoras, porque desfinancia a la seguridad social.

La evasión es otro gran punto de encuentro: afecta al empresario honesto, afecta los ingresos del Gobierno y mucho del sector laboral sabe dónde está esa evasión desde la información de aduanas o desde carreteras. Hay una gran alianza posible.

En el tema fiscal la alianza viene de que nos necesitamos unos a otros para sacarlo adelante, y si no lo resolvemos, nos vemos todos afectados.

En el transporte público vemos una gran alianza posible, porque afecta la competitividad del país y la calidad de vida de todos los trabajadores. Hay muchos puntos de encuentro posibles, no vislumbro un antagonismo tal que haga imposible un encuentro.

¿Cuáles son los puntos de encuentro entre organizaciones feministas o LGBTI y una fracción conservadora de 14 diputados y diputadas?

-Bueno, esa no es mi fracción, pero diría que somos costarricenses, ese es nuestro punto de encuentro. Todos vivimos en este país y estamos bajo una Constitución, todos merecemos el mismo respeto.

¿Cuál será la preocupación prioritaria, si le toca llegar a trabajar a Casa Presidencial luego del 8 de mayo?

-La gobernabilidad y el tema fiscal. Esa es la primera etapa de un Gobierno, tiene que afrontar eso de lleno y abordarlo con algún grado de éxito nos abre la puerta para trabajar otras agendas de manera conjunta con buenos resultados: seguridad, educación, transporte público, empleo con enfoque territorial. En empleo hay otras posibles alianzas entre lo público y lo privado.

Un primer nivel urgente es el de gobernabilidad y lo fiscal. El segundo nivel en el que hay que avanzar construyendo la confianza es el de áreas temáticas que hacen avanzar a Costa Rica más allá de diferencias ideológicas: una mejora en la educación pública para lograr mayor inclusión educativa y mayor calidad.

El ideal es generar la suficiente confianza, para en un tercer nivel lograr reformas estructurales en el diseño institucional que ya no responde al tipo de país que tenemos y al tipo de elecciones y de demanda ciudadana. Para llegar a ese nivel hay que construir confianza ciudadana entre sectores, para llegar a acuerdos políticos.

El sector ambientalista está profundamente defraudado con la administración del PAC, por temas como pesca de arrastre, agroquímicos y varios etcéteras. Usted ha firmado acuerdos, pero hace cuatro años se hizo lo mismo respecto de la piña y demás. ¿Cómo le da confianza a ese sector de que se respetarán los acuerdos y se avanzará en las demandas que tiene que chocan con sectores empresariales?

-Es parte de los procesos de construcción de confianza, por eso las agendas tienen que ser muy claras y muy realistas. La agenda que he firmado con el sector ambiental parte de la experiencia de lo que yo visualizo como realista en la materia, es la base para construir esa confianza que hoy está en un nivel bajo, pero no hay un mecanismo para recobrarla de la noche a la mañana.

El compromiso mío es no avanzar con la pesca de arrastre, rechazar y prohibir la explotación petrolera, no avanzar en temas de incineración de basura. En el tema de la piña, tenemos el objetivo de hacer valer la ley tanto laboral como ambiental, lo cual pasa más por un tema institucional que legal: no tenemos las suficientes herramientas institucionales para hacer valer esas leyes.

Tenemos una serie de compromisos que se norman por el realismo político. Creo que la experiencia anterior se aventuró mucho una serie de compromisos que a la hora de la práctica no se lograron cumplir y eso rompió la confianza, había una mayor expectativa. Prefiero partir de una expectativa muy clara e ir cumpliendo para construir esa confianza. Esa misma dinámica es lo que hay que hacer con otros sectores: Lo que construye la confianza son los resultados con base en acuerdos comunes que se materialicen.

Este Gobierno ha continuado el esfuerzo por entrar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo cual tiene aspectos muy criticables en los que incluso Ottón Solís ha sido muy vehemente, por ejemplo en lo que respecta al agro. Un documento oficial apuntó que los campesinos se verán desplazados, y que los ataje el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS). ¿Es esa su posición?

-No. La OCDE viene a darnos acceso a una serie de buenas prácticas para un país que aspira a pasar de ser de renta media a ser desarrollado, pasar a tener ese tipo de cooperación y ayuda con miras a ello.

Eso no significa que debamos comprometer ni la soberanía, ni el desarrollo autóctono. Hay recomendaciones, pero eso no debe condicionar cuál es el desarrollo que como costarricenses decidamos tener.

Lo veo como un proceso positivo donde podemos aprender muchas cosas, tener acceso a información de prácticas de punta en el mundo, pero no uniformándonos, sino manteniendo nuestra vía costarricense que ha sido, en muchos casos, excepcional. No es que tenemos que adoptar todas las recomendaciones que nos pongan, pueden adoptarse de una manera crítica.

Una particularidad del escándalo del “cementazo” es que en alguna medida borró las divisiones entre los tres poderes. También durante el gobierno de Óscar Arias se borró esa división para impulsar el TLC. ¿Existen institucional y jurídicamente suficientes protecciones a la división de poderes?

-He planteado que debemos hacer una serie de reformas a cómo elegimos diputados, magistrados y los miembros de las juntas directivas.

El exmagistrado José Manuel Arroyo -quien me respalda como garante ético- ha planteado reformas a la elección de magistrados para garantizar su independencia.

En la Asamblea Legislativa, por más que yo quisiera postular diputados con listas abiertas, no lo puedo hacer. En muchos casos de juntas directivas seguimos atados al cuatro-tres.

Pero esto es una reforma institucional importante, sobre todo en caso de diputados y magistrados, hablamos de reformas constitucionales. Por eso tenemos que llegar a niveles de construcción de confianza, para que llegado el momento podamos impulsar una agenda de reformas institucionales que nos ayuden a remozar y a aclarar la división y distancias entre los poderes.

¿Está Costa Rica en riesgo de convertirse en un Estado teocrático?

-Costa Rica está en riesgo de que perdamos el camino republicano.

 

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