Costa Rica, pese a ser una reconocida democracia con fuertes instituciones, ha venido enfrentando una creciente confrontación entre los tres poderes del Estados, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además de un histórico respaldo al populismo, según el Séptimo Informe del Estado de la Región sobre democracia y autoritarismo en Centroamérica y República Dominicana, elaborado por el Estado de la Región.
El informe señala que, en los últimos años, el Poder Ejecutivo ha buscado ampliar sus competencias, mientras que el Congreso y el Poder Judicial han resistido estos intentos, un conflicto que se ha traducido en una parálisis política que dificulta la construcción de acuerdos clave en materia social, económica, ambiental y de seguridad.
Un dato preocupante es la percepción ciudadana, pues basado en los datos del Barómetro de las Américas, hay evidencias de que ha aumentado el respaldo a medidas que podrían debilitar el sistema democrático, como un eventual golpe de Estado, la posibilidad de restringir la acción de partidos opositores o incluso cerrar el Congreso.
Reseña el informe que dicho cambio en la percepción ciudadana podría estar vinculado a la alta popularidad del presidente Rodrigo Chaves quien sistemáticamente ha sido crítico en relación con el desempeño del Congreso y coincide con su fuerte retórica anti institucional.
“Aunque Costa Rica sigue teniendo uno de los niveles más bajos de apoyo a líderes autoritarios en la región con el 17,97%, los grupos “populistas” -aquellas personas que apoyan la democracia como el mejor régimen, pero que respaldarían a un líder fuerte que resuelva los problemas- representan el 38,7% de la población”, indicó la investigación del Estado de la Región.
En el 2023 el grupo porcentualmente más importante estaba compuesto por demócratas liberales -los que más apoyan la democracia- y que se ubican en la actualidad en el 25% y los perfiles más pro autoritarios representan el 10,7% de la población.
El informe desarrollado con el apoyo financiero de Rockefeller Brothers Fund y la Unión Europea mediante el Programa EUreCA, enfatiza en que otros países de la región están en peores condiciones, aunque resulta claro que avanzan las tendencias autoritarias en todo el istmo, en medio de la coexistencia de diversos regímenes políticos, que van desde democracias liberales hasta autocracias, incluyendo semi democracias y regímenes que combinan rasgos democráticos con otros autoritarios.
Señala que entre 2018 y 2024 hubo una regresión democrática marcada en la mayoría de los países, con manifestaciones e impactos distintos en los países, por ejemplo, diversos índices muestran que Nicaragua y El Salvador presentan un profundo retroceso democrático que, por su magnitud, los acerca a las épocas del siglo XX donde experimentaron gran inestabilidad y conflicto político.
Para Guatemala y Honduras los resultados son mixtos y volátiles, y hay más estabilidad en Costa Rica, Panamá y República Dominicana, al ser los países mejor calificados en las diversas evaluaciones internacionales.
En El Salvador el 55,2% de la población manifiesta su apoyo a un líder autoritario que resuelva los problemas, mientras que en República Dominicana el apoyo se reduce al 32,8% y en los demás países es menor al 23%.
Alberto Mora, coordinador de Investigación del informe dijo que Centroamérica y República Dominicana son un laboratorio político en donde conviven diversos sistemas políticos, pero la tendencia regresiva observada en varios países es una señal de alerta para la región y exige un renovado compromiso con el fortalecimiento de la democracia y la defensa de los derechos fundamentales.
“Si bien el escepticismo hacia la democracia ha crecido, esto no significa un respaldo absoluto al autoritarismo. Más bien, nos encontramos en un punto de inflexión donde las sociedades deben decidir si fortalecerán sus instituciones democráticas o permitirán un retroceso aún mayor”, advirtió.
No obstante, las alertas que realiza el informe sobre Costa Rica, también resaltan que al lado de Panamá es uno de los países de la región con los niveles más altos de bienestar para su población, lo cual refleja una capacidad estructural superior para satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes.
En el contexto latinoamericano, Costa Rica muestra niveles similares a los de Uruguay y Chile, países que también son reconocidos por sus democracias liberales que los indicadores internacionales evalúan de forma positiva.
En contraste, República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Honduras tienen niveles persistentemente bajos en la satisfacción de las necesidades de su población en términos comparativos.